Una condena de 22 años de cárcel recayó sobre Freddy Gallegos Bedregal por el crimen de José Pillaca y el intento de homicidio de Flavio Maximiliano Campero, hecho ocurrido el 19 de agosto de 2015 en la esquina de 65 y 135 de la localidad de Villa Argüello, partido de Berisso, según se desprende de la sentencia dictada por el Tribunal Oral Criminal (TOC) II de La Plata al que accedió 0221.com.ar.
Durante el juicio oral desarrollado en el fuero Penal platense, el ahora condenado, de nacionalidad peruana, estuvo fuertemente custodiado por grupos operativos especiales del Servicio Penitenciario Bonaerense.
El debate oral estuvo lleno de dificultades para la fiscal Helena de la Cruz Orsi. Los testigos no aparecían y las sospechas de que fueron amenazados tomaron cuerpo. Hasta que uno de ellos se quebró y contó que, además de amenazas, otros testigos fueron comprados para que den una versión distinta y beneficiar al acusado.
En se veredicto los jueces sostuvieron que uno de los testigos “fue amenazado en varias oportunidades para que no se presentara en el debate”. Sin embargo, a pesar de los amedrentamientos que sufrió, expuso que el acusado “pagó a varios testigos para que relataran una falsa coartada consistente en el festejo de un supuesto aniversario con una novia también comprada a tales fines”.
Dijo el declarante que existió una reunión entre los falsos testigos en un bar, “donde todos debían memorizar una declaración apócrifa confeccionada por una defensora del imputado, donde debían comprometerse a declarar en la investigación -a cambio de dádivas- que el día en que asesinaron a José Pillaca todos los testigos, junto con el encartado, se encontraban en un festejo en un lugar ubicado a más de sesenta kilómetros de esta ciudad”.

Esta situación fue valorada por el TOC II como indicio de culpabilidad ya que se trata de “la confabulación de falsos testigos preparados por Freddy para tener una coartada el día que le imputaban la muerte de José Pillaca”.
Tras el ataque el condenado escapó de la ciudad de Berisso. Su captura fue de casualidad. La mujer de la víctima lo vio de paseo por el barrio de Pompeya, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y pidió ayuda. Un agente de la Policía Metropolitana interceptó a Gallegos Bedregal y ante el pedido de identificación, aportó datos falsos, pero el engaño le duró poco y se quebró.
Los policías Daniel Tripolone y Juan Marcelo Arroyo, quienes aseveraron en la audiencia de debate que el sospechoso, al momento de su aprehensión, manifestó espontáneamente y sin ningún tipo de interrogación previa al respecto “‘ya perdí, yo lo maté’”.

En su alegato la fiscal pidió 20 años de condena y unificar en una peña única de 25 años por otra causa anterior por venta de drogas, más declaración de tercera reincidencia.
Los jueces Claudio Bernard, Silvia Hoerr y Nicolás Villafañe impusieron la pena de 22 años de prisión (17 por el homicidio e intento de homicidio y 5 por venta de estupefacientes), más la tercera declaración de reincidencia.
Además los magistrados ordenaron investigar a testigos y la fiscal fue habilitada a denunciar penalmente a la abogada Silvina Collard, quien habría preparado a los testigos para mentir.