miércoles 19 de marzo de 2025

Con dos crudos relatos comenzó el juicio por el femicidio de Claudia Salgan en La Plata

La profesora de fitness fue asesinada por su marido en la vivienda que ambos compartían en Gorina. En hecho fue confesado por el acusado y la defensa pelea por quitar el agravante de violencia de género en el encuadre legal que tendrá la sentencia.

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Los desgarradores testimonios de la madre y una de las hermanas de Claudia Salgán, la profesora de fitness asesinada por su marido el 8 de julio de 2015, fueron las versiones centrales de la primera audiencia de juicio oral para Marcelo Raúl Núñez, esposo de la víctima, quien llegó a debate detenido y procesado por los delitos de “homicidio calificado por el vínculo y por mediar violencia de género”, cuya única pena posible es la de prisión perpetua.

Florencia Cabrera, madre de la víctima, fue la primera en declarar. Pidió hacerlo sin la presencia del acusado a quien acusó de amenazarla telefónicamente desde la cárcel. El detenido siguió el relato de su exsuegra desde una sala vecina, donde pudo escuchar todo el testimonio. De sus palabras se desprende que fue una pareja contaminada por la violencia "física, psicológica y económica" de Núñez para la esposa fallecida.

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La mujer relató que comenzaron la relación cuando ambos eran adolescentes. En 1997, al tiempo de haber nacido su hijo mayor, la pareja se separó luego de que el acusado le diera una brutal paliza en el departamento que ambos compartían.

Poco más de dos años después y tras la muerte del padre de Claudia, el matrimonio volvió a convivir bajo el mismo techo, pero con el paso del tiempo, el maltrato del acusado a la víctima, iba en aumento, hasta que llegó el desenlace fatal. Tras una discusión, Núñez la golpeó y apuñaló con un destornillador. Al ver el escenario la cargó en una camioneta y la llevó al hospital, donde ingresó sin signos vitales, pero los médicos lograron reanimarla y la operaron, pero el daño fue irreversible y a los pocos días murió.

El acusado ensayó la coartada del robo. Dijo en principio que a su mujer le intentaron robar cuando salía de la casa, se resistió y el presunto asaltante la atacó, pero la mentira duró pocos minutos. Esa misma mañana cuando llegaron varios patrulleros al domicilio para detenerlo por orden judicial, se quebró y confesó.

La defensa, a cargo de los abogados Pablo Cuomo y Pablo Conti, adelantó que su estrategia será demostrar que el acusado actuó "con sus facultades mentales alteradas", rechazó la figura del femicidio ya que no existió un "contexto de violencia de género".

La segunda testigo en declarar fue María Fernanda Salgan, hermana de Claudia, quien detalló que la víctima había tomado la decisión de separarse pero esperaba que su marido se recupere de un infarto que había sufrido para dejar el hogar. También explicitó que el acusado se quejaba de la ropa que usaba su hermana y que se ponía de mal humor cada vez que se reunía con sus amigas.

En uno de los tramos más crudos de su relato aseveró, entre llanto, que sus sobrinos, los hijos de la pareja, "pasan hambre culpa del padre que no pensó en ellos". En el mismo sentido se había expresado la madre, quien reveló que en la casa "les cortaron la luz y el gas".

La tía de los jóvenes reveló que sus sobrinos "tenían una vida que nosotros no podemos sostener".

Ambas expresaron ante los jueces que los jóvenes no cuentan con ninguna ayuda ni contención por parte del Estado. En la casa familiar todavía funciona el gimnasio que construyeron sus padres. En la actualidad es explotado por la familia materna que les abona unos ocho mil pesos mensuales, "una especie de alquiler", dijo la madre de Claudia, quien alegó ser jubilada y cobrar la mínima.

Sobre el final de su exposición la testigo consideró que el caso de su hija "no es uno, son miles las mujeres víctimas de femicidio que quedan impunes, Claudia fue asesinada por alguien que decía amarla".

La acusación está a cargo de la fiscal Victoria Huergo junto a las abogadas Sofía Caravelos y Guadalupe Godoy, representantes legales de la familia Salgán.

El juicio está a cargo del Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de La Plata, integrado por Ramiro Fernández Lorenzo, Hernán Decastelli y Cecilia Sanucci.

El presidente del TOC 1, Fernández Lorenzo, obligó a un testigo a retirarse de la sala de audiencias por haber insultado a uno de los abogados defensores. Antes le advirtió a una mujer a quien llamó al orden por insultar al acusado. “Acá se guarda orden y respeto”, dijo al público presente en el debate que se desarrolla en la sala de juicio ubicada en el primero piso del fuero Penal de La Plata.

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