El delantero de Vélez Rodrigo Salinas protagonizó días atrás una peculiar situación en la cancha de Argentinos Juniors que quedó registrada en video y se viralizó inmediatamente. Se cruzó con un hincha rival que lo provocó esperando la reacción del jugador, que con templanza y mucha experiencia surfeó el momento de la mejor manera. Este es un repaso de la carrera del berissense que gracias a aquel gesto estuvo en boca de todos en las redes.
El 11 de marzo, el equipo velezano visitó a Argentinos en La Paternal después de la histórica eliminación que sufrió por Copa Argentina frente a Real Pilar, un equipo de la Primera D. En ese partido, Salinas estaba al borde de la cancha junto a los suplentes realizando la entrada en calor y ahí fue cuando un hincha del Bicho lo empezó a provocar y a cargar por aquella eliminación. “Salinas, perdiste con un equipo de la B, qué burros que son”, le gritó. Todo quedó filmado, luego lo subió a las redes y se viralizó enseguida.
Para sorpresa del hincha y de quienes lo acompañaban, Salinas solo se dispuso a observarlo y contestarle con altura a los agravios que estaba recibiendo, alambrado de por medio. La acción rápidamente se viralizó a través de Internet y generó una ola de elogios hacia el futbolista por su ejemplificadora reacción. “Me salió acercarme y preguntarle si era que no le gustaba el partido, que había ido a insultar o agredir, cuando no tiene sentido”, le explicó Salinas a 0221.com.ar.
“Yo entiendo cuando un hincha se enoja con algún jugador de su equipo por alguna jugada o partido, es el folclore nuestro, pero ir directamente a insultar a los jugadores y más a los que están ahí haciendo la entrada en calor no tenía sentido”, contó.
En las imágenes, el fanático le respondió entre risas al jugador que se divertía haciendo eso y que tenía que “pasar el tiempo”. Salinas no sabía que lo filmaban. Y por eso le asegura a este medio que “no fue una situación buscada”.
“Si bien a nadie le gustan los insultos ni la agresión porque siempre te hacen enojar, en ese momento lo único que se me ocurrió fue acercarme de manera amigable. Creía que no tenía sentido sumarle agresión a esa situación porque el tipo estaba como compenetrado en eso que estaba haciendo y yo quizás lo veía de otro punto de vista”, señaló el jugador.

Lo cierto es que dicha reacción tiene que ver con la formación y el recorrido del experimentado futbolista de 32 años, que actualmente juega en la máxima categoría del fútbol argentino pero no se olvida de sus raíces y recuerda: “Villa San Carlos es un club de barrio donde todo se hace a pulmón y por pasión. Conocí muchísima gente que me ha enseñado mucho y más allá de ser un club con escasos recursos deportivos, en ese momento habían muchos recursos de valores humanos y gracias a Dios yo fui partícipe de eso”.
Ahora, el delantero vive en Buenos Aires pero cuando tiene alguna oportunidad se escapa para ver a su equipo y visitar a su familia, que sigue viviendo en Berisso. “Soy hincha de siempre, es el club de mi barrio, el club de mis amigos, el club que amo, y siempre me voy a sentir identificado y voy a amar al club”, contó sobre su vínculo con el equipo que hoy se encuentra en la Primera C.

En 2009 el jugador fue partícipe del ascenso de Villa San Carlos a la Primera B y tras ser observado por un grupo de empresarios, se fue a Godoy Cruz de Mendoza. Tras un paso por Santa Fé, donde vistió la camiseta de Rosario Central y luego de Unión, llegó su primera experiencia internacional: México. “Al principio costó pero tuve la suerte de estar en una ciudad como Cancún que su belleza te facilita muchísimo todo y además el mexicano es muy agradable, me hicieron sentir muy cómodo desde el inicio y la verdad es que lo disfruté bastante”, dijo sobre su etapa en 2014.
De vuelta en Argentina jugó en el fútbol del ascenso vistiendo las camisetas de Los Andes y brillando en Chacarita, donde fue clave en el equipo que en 2017 ascendió a Primera. Con 30 tantos marcados en el torneo se transformó en el máximo goleador de la B Nacional. Luego emigró a Arabia.

“Ellos con el poder económico que tienen muchas veces te hacen pensar y en su momento decidí irme para allá. Es una cultura totalmente distinta, son mucho más ortodoxos y cerrados, por lo cual se siente un poco más la distancia con la familia porque no hay tantos momentos de disfrute”, recordó el futbolista sobre su paso por aquel país, donde en sus tiempos libres aprovechaba a estudiar inglés para poder comunicarse.

Hoy, con un presente totalmente distinto en Vélez y de la mano de Gabriel Heinze en la dirección técnica, admite que nunca le tocó entrenar de la manera que lo está haciendo y con todos los conceptos futbolísticos que fue aprendiendo. Y cerró: "Físicamente, con casi 33 años, me siento en uno de mis mejores momentos y eso te hace la diferencia”.