jueves 09 de enero de 2025

Denunció que abusaron de su hija, se encadenó a la Fiscalía y amenazó con prenderse fuego

El hombre aseguró que la Justicia demora las pericias y la citación de los testigos. Además, denunció que el ataque sexual lo cometieron el primo y el tío de la nena. Finalmente lo recibió la fiscal.

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"Si me tengo que inmolar por mi hija, lo voy a hacer". Julio César Villarruel estaba desesperado y harto de la falta de respuestas por parte de la Justicia platense. Llevaba una cadena alrededor de la cintura, que enganchó al enrejado de las fiscalías de 7 entre 56 y 57, y un bidón con combustible en la mano: amenazaba con prenderse fuego a lo bonzo si no ordenan una cámara Gesell para su hija, víctima de abuso. Finalmente fue recibido por la fiscal que sigue el caso. 

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Juntó algunas ramas secas y las roció con nafta. Enseguida se iniciaron las llamas frente al edificio del Fuero Penal, lo que convocó a dos patrulleros y casi una decena de efectivos policiales. "Está comprobado que mi nena tiene lesiones compatibles con un abuso sexual. Tiene que declarar ella, mi esposa y nos niegan todo", arrancó en diálogo con 0221.com.ar

Había llegado al centro platense en la noche del miércoles, luego de definir también el inicio de una huelga de hambre. Su objetivo era claro: que se defina de una vez por todas la realización de una cámara Gesell

Según su relato a este portal, la nena de 9 años fue abusada por su primo y por su tío. Julio César contó que el primero de los ataques sexuales ocurrió hace poco más de un año en Berisso y el segundo dos meses atrás, también en la vecina localidad. 

El hombre apunta contra Silvina Pérez, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de La Plata, como así también contra Ana Medina, de la UFI N° 1. "Los están protegiendo porque tienen cuña. Uno es policía retirado y su esposa es abogada, tiene todos los contactos. La madre del menor abusador está en la política de Berisso", lanzó. 

Y siguió: "Acepto cualquier fallo de la Justicia, pero tienen que poner todas las pruebas sobre la mesa. Por eso el fuego y la amenaza, porque soy un pobre infeliz. Lo venimos a pedir bien y nos tomaron el pelo. Hay que tener plata y ser alguien para que hagan algo". 

Además de denunciar amenazas contra su familia y amigos, aseguró que no le brindaron ningún tipo de asistencia psicológica a la nena. "No les importan las secuelas. No la ven a ella sufrir y llorar todos los días en mi casa. No podemos trabajar ni tener una vida tranquila", dijo, sin soltar el bidón. 

Pasadas las 10 de la mañana de este jueves, asistentes de las fiscales decidieron recibirlo. Julio César dejó las cadenas y el combustible en búsqueda de Justicia, como la que pedía con los carteles rojos de letras negras que colocó en el enrejado de las Fiscalías. En las veredas quedó el hollín y el olor a ramas quemadas empezó a dispersarse. 

 

 

 

 

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