En 1980 se consagró campeón en Rosario Central y en el 81 llegó a Estudiantes para ocupar el lugar de un gran goleador como Sergio Fortunato, casi coterráneo, porque uno nació en Mar del Plata y Guillermo Trama en Comandante Nicanor Otamendi, una localidad situada a 38 kilómetros de Miramar. A partir de ahí se instaló en la familia Pincha y más allá de algún distanciamiento construyó un lazo que jamás pudo romperse y que hoy se prolonga en el tiempo.
“Soy un privilegiado de estar en Estudiantes. Es un club bárbaro que busca crecer día a día. Desde que lo pisé por primera vez me sentí parte, siempre tuve grandes compañeros, viví momentos inolvidables y por suerte hoy sigo vinculado”, aseguró aquél 9 goleador en una prolongada charla con 0221.com.ar.
TRAMA, LA HISTORIA DE UN BICAMPEON ALBIRROJO
Su primer gran club fue Racing y en el 78 lo fichó Rosario Central. Catorce goles en la primera temporada, 18 en la segunda y campeón en el Nacional de 1980 de la mano de Angel Tulio Zof, la historia de Trama está plagada de éxitos. En aquellos años se hizo presente en los clásicos rosarinos y convirtió en la ida de la final con Racing de Córdoba, pero todavía tenía camino por recorrer.
En 1981 llegó al Pincha y su nombre quedó en la historia. Fue el goleador, con 13 tantos, del campeón del Soberanía 1982 con la conducción de Carlos Bilardo. “Fue un equipazo, que le ganó a grandes rivales. El partido con Vélez que ganamos 2 a 1 nos dio un empujón bárbaro”, cuenta Trama.
“Ese día me tocó hacer uno de los goles más lindos de mi carrera, fue a Nery Pumpido. Le pegué de zurda. Fue un golazo que se metió en el ángulo. Después fui parte del otro, el que hizo Marcelo (Trobbiani). Lo habilité de taco, una jugada bárbara. Fue elegido el mejor gol del campeonato”, narra a 0221.com.ar metiendo mano en el baúl de sus recuerdos.
En el Pincha jugó 171 partidos y convirtió 37 goles. Su carrera comenzó en Círculo Deportivo Nicanor Otamendi y se extendió por Kimberley, Ferro, Aldosivi, San Lorenzo de Mar del Plata, San Martín de Mendoza, Racing, Rosario Central, Estudiantes, Banfield, Luján Sport Club de Mendoza y otra vez Círculo.
De aquellos años en La Plata guarda grandes recuerdos. “Carlos (Bilardo) y Eduardo (Manera) fueron dos grandes entrenadores. Los dos sabían muchísimo. Tenían la misma escuela pero eran diferentes. Tenían sus particularidades, con los dos fuimos campeones y compitiendo contra grandes rivales”, explicó el exatacante. “Con Carlos estábamos más tensionados", contó entre risas y agregó que "cada cual cumplía su función para el equipo y Manera nos liberó, jugamos sin tanta presión".
Todavía recuerda como si fuera hoy la revancha en el viejo estadio de Independiente: “Fue un partido tremendo. Ya no estaba Hugo (Gottardi) y entró Sergio (Gurrieri). Con los dos me entendí muy bien. Eran distintos por características, pero dos grandes compañeros de ataque. Esa noche la pasamos mal, no nos dejaron dar la vuelta, nos tiraron de todo, estuvo muy bravo. Ahí también hice un gol, que nos dio el título. Siempre dijeron que le pifié pero no fue así”.
Pero no todas fueron alegrías en la carrera del nacido en Nicanor Otamendi y entre risas Guillermo reflotó una anécdota que no se olvida. “Jugamos un partido de verano con Independiente. Era un clásico de esos tiempos. El estadio estaba lleno y me perdí un gol increíble con el arco solo. Me había ido a ver todo mi pueblo”, explicó a carcajadas. “Me quedó para pegarle de zurda, la pelota se levantó y la tiré a cualquier lado. En los vestuarios me preguntaron qué pasó y declaré que había pegado en un grifo. A los pocos días estábamos concentrados en el Hotel Provincial, me llama Bilardo y me dice que un señor me quería ver. Era el ingeniero de la cancha y me trató mal al principio. El tipo me dice 'usted mintió y se metió con mi trabajo, en esa zona no hay ningún grifo, están a 27 metros del arco'. Me quería enterrar en un pozo”, señaló.
EL ARTE, LA PINTURA Y LOS VIDEOS
La vida de un futbolista muchas veces genera tiempos para otras cosas que nada tienen que ver con el fútbol tales como el estudio, la música, la literatura o, como le sucedió a Trama, la pintura: “Siempre me gustó pintar, tengo varios cuadros. Hice exposiciones, una muy linda cuando todavía era jugador acá en La Plata”, explica.
“Para mi pintar era una descarga a tierra a todas las tensiones que te provoca el fútbol. Hoy lo tengo casi olvidado, aunque me sigue gustando. Es otra manera de expresarte y de mostrarse más allá del festejo de un gol”, amplió Paolo, tal como lo apodaban los hinchas de Estudiantes porque era la época de Paolo Rossi, el gran artillero italiano.
En febrero cumplió 64 años. Casado, con tres hijos y seis nietos. Su hijo varón, Guillermo, está radicado en España y sus hijas mujeres se llaman Bárbara y Laura.
En el Pincha hizo de todo: dirigió a la cuarta división en el 2003, fue coordinador de juveniles junto a Sergio Gurrieri y desde la llegada de Eduardo Berizzo trabaja en el sistema de videos del club. “El Toto me introdujo en el tema, después Mauricio (Pellegrino) trajo nuevos sistemas, realizamos cursos y trabajamos sobre un programa que nos permite un minucioso estudio individual y colectivo”, sintetizó.
Trama llega al country a las 8 de la mañana y se queda hasta las 15, luego continúa con la búsqueda de material en su casa. En ese marco explica que “con Cristian (Serrano) nos encargamos de filmar los partidos y los entrenamientos con nuestras propias cámaras". "Se usa un plano más abierto que el de la TV porque se analizan otras cosas. Estamos a disposición de lo que nos pida el entrenador”, remarca.
Trama fue un futbolista que hizo del sacrificio y sus goles, una gran carrera. Pintor, entrenador, analista de videos y orgulloso hincha del club de su pueblo, el mismo que cuya cancha lleva su nombre, en homenaje a una persona de bien. Porque, por sobre todas las cosas, si se habla de Guillermo Trama se habla de un gran tipo.