La elección de 2019 estará marcada por la definición de quién será el intendente para el período de gobierno hasta 2023, pero los especulaciones también giran en torno a los nombres que en el Concejo Deliberante vencen mandato. ¿Quiénes tienen chances de renovar mandato y cuáles los que en diciembre empezarán a despedirse o buscarán otros destinos? Son preguntas que se empiezan a hacer, aún en voz baja, a partir del lanzamiento de algunos nombres de la oposición a la arena “pre preelectoral”.
Está claro que por cantidad de concejales propios Cambiemos es el sector que pone más en juego: seis de las doce bancas que se eligen le corresponden. Los otros seis son opositores que están dispersos en cuatro bancadas. Difícilmente puedan sostener en una elección la pertenencia que tienen puertas adentro del Concejo: tres responden a lo que en 2017 fuera el randazzismo -pero están divididos en dos bloques-, uno es kirchnerista puro, otro es massista y el restante -que también ingresó por el Frente Renovador- ahora detenta un bloque doble en alianza con uno de los que jugará con el randazzismo.
De los seis nombres que ingresaron al Concejo Deliberante en 2015 integrando la misma lista que llevó al intendente Julio Garro al poder hay cuatro que son los que tienen más chances de ir por un nuevo período, uno tiene aspiraciones de pegar el salto a una senaduría provincial, y la restante está políticamente enemistada con el jefe comunal por lo que seguramente deberá buscar otros horizontes.
Los nombres fuertes de esa lista son los de Fernando Ponce y Julio Irurueta. El primero es el presidente del Concejo, encargado de generar las condiciones para que allí se aprueben los proyectos que más le interesan al Departamento Ejecutivo. El segundo es un escudero de las cuestiones económicas que pasan por el cuerpo deliberativo. Ambos están dispuestos a estar en el lugar en el que el intendente los considere más necesarios y la continuidad en el cuerpo es una posibilidad.
Si de preferencias se trata el que menos pistas da es Ponce. En su entorno se cierran a asegurar que como fiel soldado garrista aguardará la orden del intendente y está dispuesto a descender a la planta baja del palacio municipal o seguir defendiendo los intereses del Ejecutivo como presidente del cuerpo.
A Irurueta en cambio le gustaría trabajar desde algún área económica del Municipio en caso de que Garro sea reelecto, pero también entiende que si el equipo de colaboradores en el área está consolidado, lo más natural es que él siga siendo el brazo económico en el deliberativo. De lo que sí está seguro es que por ahora no le interesa un salto a un cargo legislativo que lo corra de los intereses de la ciudad.
El otro hombre fuerte de la bancada es su presidente, el radical Claudio Frangul, quien podría, según refieren en el bloque oficialista, aspirar a ocupar una de las bancas que en el Senado dispone la Octava sección electoral, por lo que no renovaría su banca.
Aunque resulta prematura la especulación, tanto Guillermo Ronga como Raquel Krakover tendrían respaldo para ir por un nuevo período como aliados del PRO en Cambiemos. En el caso de Ronga, más allá de que llegó al Concejo como minoría opositora a Garro en la PASO que Cambiemos realizó en 2015, su asimilación al oficialismo es satisfactoria para la conducción. El hombre de Ringuelet, del mismo grupo radical que el diputado Diego Rovella, tiene una presencia territorial en ese barrio que es tenido en cuenta.
Krakover, en tanto, es la pata de la Coalición Cívica en el Concejo Deliberante. Su pertenencia y/o continuidad estarán dadas, seguramente, por el ritmo que la líder nacional de esa fuerza, la diputada Elisa Carrió, le imprima a la relación con Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. A ella se le ha escuchado decir que le gustaría un período más de gestión para avanzar con temas que le quedan pendientes.
La que en la coyuntura actual parece complicada para lograr la reelección es Florencia Rollié. La radical díscola no es tenida en cuenta ni siquiera para las reuniones de bloque y sus posturas en el recinto son favorables o contrarias a las de Cambiemos de acuerdo a un criterio estrictamente individual. Sus opciones pasarían por integrar un armado con chances electorales que termine definiendo un perfil 100% opositor. Su grupo tiene decidido que si se repite el escenario en que no se le habilite la posibilidad de competir en una PASO volverá a ir por afuera.
La ley de paridad de género puede resultar ordenadora. En síntesis: bajo la hipótesis de que Garro repita la elección y sume de mínima seis concejales, los tres hombres podrían ser Ponce, Irurueta y Ronga, dado que Frangul no pretende la reelección. Suponiendo que la Coalición Cívica tenga su lugar y Krakover sea la elegida, quedarían dos sitios para mujeres. “Hay muchas opciones” analizan en el oficialismo, y la apuesta sería promoción de dirigentes jóvenes.
LA OPOSICIÓN
A los otros seis concejales a los que se les vence el mandato hay que tomarlos como “un todo” y a la vez como “individuos” debido a lo incierto que es el escenario político fuera del Concejo Deliberante. La fragmentación es notoria. Los seis se reparten en cuatro bancadas que no necesariamente se corresponden con la fuerza política por la cual fueron electos.
La lista que en aquellas elecciones de 2015 compitiera con el sello del Frente para la Victoria (FpV) ingresó a cuatro concejales que hoy integran tres bloques distintos. La diáspora está vinculada directamente con la fragmentación que ese sector protagonizó en el turno electoral siguiente. Lorena Riesgo y Pedro Borgini son los únicos que hoy comparten espacio en el bloque FpV-PJ; Gastón Castagneto se integró con los ingresantes en 2017 en el bloque opositor más numeroso: FpV-PJ -Unidad Ciudadana; y Fabián Lugli conformó el bloque PJ.
Los otros dos concejales ingresaron por el Frente Renovador pero hoy tampoco comparten bancada. Luciano Sanguinetti sigue en el sector pero el líder del Sindicato de Camioneros en La Plata, Miguel Forte, desde algunas semanas dejó su bloque unipersonal Cultura, Educación y Trabajo para pasar a acompañar a Lugli en el del PJ.
Ahora bien, tanta individualidad hay que analizarla como un todo o como dos bloques para pensar en sus futuros una vez que caduquen los mandatos. El análisis es arriesgado por el nivel de incertidumbre que hay y por lo ajenas que pueden llegar a ser las decisiones. Todos coinciden en que los territorios locales deberán adecuarse a lo que acuerden o desacuerden las cúpulas, una fórmula que también corre para Cambiemos. Es impensable configurar un escenario platense si es que se produce un gran acuerdo opositor que nuclee, por ejemplo, a kirchneristas, massistas, randazzistas y/o peronistas federales. Una gran PASO podría ser la vía, pero a estas alturas es incierto.
Como fuera, ya hay dos que lanzaron sus nombres y trabajan para ser candidatos en 2019. Riesgo y Sanguinetti (por nombrarlos en nombre de aparición) hablan de su proyecto para la intendencia. Las aspiraciones de uno y otro tienen distinto futuro según el espacio que representen. Ella trabajó para el randazzismo y se la vio con perfil bajo en el lanzamiento del “peronista federal” Miguel Pichetto en La Plata, lugar en el que coincidió con Sanguinetti. Una de las diferencias entre ambos es que mientras Riesgo acuerda la unidad de todo el peronismo, Sanguinetti pone como límite al kirchnerismo. El ex decano de Periodismo tendrá que lidiar con la interna del Frente Renovador, un espacio acostumbrado a la fragmentación en la ciudad.
Se supone que las candidaturas jugarán a favor de ambos para, según como sean las negociaciones, insistir con la intendencia o ir por la reelección como concejales. En ese marco parece más complejo que Borgini pueda hallar un hueco por pertenecer al mismo espacio que Riesgo. Al líder de ATSA, el gremio de los trabajadores de la salud, se lo ve más preocupado por alimentar su participación en el mundo gremial, pero no es descartable que intente una continuidad en algunos de los armados.
El futuro de Castagneto parece más atado a los designios de la mesa chica del kirchnerismo, la cual pretenderá definir la candidatura a intendente y con ella ordenar las listas de concejales y senadores. En la última elección fue electa su madre Ana Herrán y su padre Carlos Castagneto es diputados nacional. La relación familiar que (tal vez) lo empujó a una banca en 2015 puede jugarle en contra en la nueva instancia. La carta a favor es el perfil más alto que viene alimentando en la última etapa como presidente de bloque, lugar en el que sobrelleva una relación tensa cotidiana con Victoria Tolosa Paz, de quien puede decirse que trabaja por la candidatura a intendente aunque no se haya lanzado.
Aparece incierto también el futuro de los ahora compañeros de bancada Lugli y Forte. El primero tiene aspiraciones concretas de seguir aunque en el marco de un armado político que aún parece difuso. Jugó con el randazzismo pero no cerró con Riesgo y Borgini para compartir bloque. Detenta un cargo como congresal del PJ que sería la carta para poner en juego a la hora de las negociaciones.
El segundo presta más atención a su rol de hombre de Hugo Moyano en La Plata, y como tal dio en las últimas horas algunos pasos evidentes de acercamiento con los distintos sectores del peronismo platense, fundamentalmente el kirchnerismo, para trabajar por la unidad. Llegado el momento de que el sindicalismo esté representado en una lista él podría estar en primera fila.