Por Martín Arrúa
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Por Martín Arrúa
El 25 de diciembre de 2012 no fue un día más para los amantes de la noche platense. Mientras la mayoría de los vecinos se disponía para alzar sus copas y recibir la festividad junto a sus seres queridos, uno de los boliches con más historia de la ciudad veía su final.
En horas de la madrugada, “La Bianca” fue víctima de un feroz incendio. Durante tres horas, cuatro dotaciones de bomberos lucharon para sofocar las llamas. Pero fue en vano. Afortunadamente no hubo heridos y, hasta el día de hoy, no se tiene certeza de lo que sucedió.
A pesar que la estructura no soportó el calor del fuego, los robles de las paredes fueron testigos de los mejores fines de semana de La Plata.
La oferta para atraer la atención de los jóvenes era siempre la misma: espacio VIP, 5 barras, 12 pantallas, terrazas al aire libre y un estacionamiento privado; promocionaban desde Facebook.
Desde muy temprano, cuando llegaba el fin de semana, los platenses buscaban un pase gratis a La Bianca. “La verdad que fue un lugar emblemático en la noche platense. Llegaban los sábados y todo el mundo quería ir, era increíble la cantidad de gente que me escribía para estar en una lista o tener una entrada”, afirmó a 0221.com.ar un ex trabajador del local.
Durante los años 2009 y 2010, La Bianca marcó el ritmo de la noche. Los jóvenes hacían previa hasta altas horas y luego, cerca de las 4 o 5 de la mañana, se disponían a ir al Camino General Belgrano, a la altura de 514.
Los temáticas de las fiestas iban variando. Desde aniversarios, desfiles y las presentaciones de reconocidas bandas de cumbia como Los Arándanos, Los Totora, Daniel Agostini o Los cachetes de Monet. “Era terrible la cantidad de gente que convocaban esos grupos. No importaba la edad, solo querían pasar un buen rato”, recordó el empleado.
Cuando el güiro comenzaba a sonar, todos los jóvenes se abalanzaban para ir al patio y ver quién estaba ocupando el escenario. Esto mismo pasaba cuando se apagaban las luces y se improvisaba una pasarela para que caminen las modelos más reconocidas del país.
Según entendidos en el tema, la pista de electrónica era una de las mejores. En ese sentido, opinó el RR.PP.: “Me acuerdo que iban DJ como Aldo Aidar y Luis Calegari, muy reconocidos de la Argentina”. Y agregó: “Hubo en un momento que las noches duraban hasta las mil horas. Recuerdo que había que personas que las tuvimos que echar porque sino se quedaban, no los paraba nada”.
El lugar, incluso, contó con la presencia de varios famosos que pasaron llegaban para hacer aún más divertida y especial la noche. Entre otros estuvieron Matías Alé, Cinthia Fernández y Calu Rivero.
El tiempo no solo transcurrió para La Bianca sino también para los platenses. Wilkenny y Pierchic empezaron a tener una mejor oferta. Lentamente, las bandas y los DJ's dejaron de ir a tocar y los desfiles ya no llamaban la atención. El boliche había perdido su esencia; eso que lo hacía diferente del resto.
“La gente crece. Una persona de la noche me la había dicho y ahí la pude entender”, declaró el ex empleado.
El recambio generacional fue una batalla que La Bianca no pudo sostener y vio cómo su público iba en búsqueda de nuevos horizontes.
A los lugares mencionados, la corriente cervecera llegaba a la ciudad y le daba el golpe final a un lugar que vio el nacimiento de cientos de relaciones y bandas musicales.
En el 2012 La Bianca trató de volver seducir al público de la ciudad pero fue en vano. Dos fines de semana bastaron para que los dueños notaran que los adolescentes buscaban otra cosa para disfrutar de su sábado.
La madrugada del 25 diciembre marcó el final de una verdadera cuna de grandes anécdotas, brindis, recibidas y festejos. Mientras los platenses se disponían a comer la comida recalentada de la noche anterior, los medios contaban el incendio que le puso punto final a La Bianca.
Ese día corrieron todo tipo de rumores sobre el siniestro que dejó hecho cenizas la estructura principal. Algunos dijeron que se trató de algo intencional, mientras que otros hablaron de una tela mojada que produjo un cortocircuito.
El final fue muy distinto a los años de su auge y a los de su caída. Al ver las imágenes del lugar prendido fuego, varios clientes recordaron algún amor, encuentro o noche que quedó en su retina. A pesar de que ya no este, La Bianca seguirá siendo ese boliche al que todos llegaban para disfrutar una “noche de mil horas”.