La elefanta Pelusa nació en Hamburgo y llegó en 1969 al Zoo de la ciudad, con apenas 2 años. Finalmente será trasladada al santuario “Global Sanctuary for Elephants” de Brasil para continuar con su tratamiento, a causa de problemas hepáticos.
Este hábitat natural, que terminó de conformarse en 2016, será el nuevo hogar de Pelusa. Situado en el municipio de Chapada dos Guimarães, en Brasil, es el único santuario para elefantes en América Latina con alrededor de 2.800 áreas de superficie natural.
La flora variada y la biodiversidad son imperativas para mantener una dieta adecuada para un elefante. Es que pueden pastar hasta 20 horas cada día, comiendo más de 68 kilos de vegetación. La única forma de satisfacer esta necesidad es tener una variedad de pastos, arbustos y árboles.
La topografía es otra consideración importante. El terreno variado generalmente promueve la vegetación diversa, pero también el uso dinámico de los músculos, lo cual ayuda a revertir enfermedades de las articulaciones.

Los cuerpos de agua natural son imprescindibles, más allá de la necesidad de agua potable. El agua proveniente de múltiples fuentes, en diferentes lugares, fomenta la exploración sostenida y desempeña un papel en la autonomía necesaria para que los elefantes se curen.

Los permisos legales para trasladar a Pelusa ya están en curso. Y cuando llegue, no estará sola: Maia y Guida, otras dos elefantas residentes, le darán la bienvenida.
El santuario es un refugio seguro y no estará abierto al público. Además, cuenta con un veterinario propio que trabaja a tiempo completo en caso de que surja alguna emergencia.