El 9 de junio de 1997 quedará en la historia como el día en que Diego Armando Maradona se puso en un mismo partido las camisetas de Gimnasia y Estudiantes. Aquella tarde fue la estrella principal de un amistoso organizado por la Cruz Roja Argentina y jugó un tiempo para cada equipo, del que participaron otros jugadores muy reconocidos en aquel momento. Los detalles de aquel encuentro son anecdóticos: hubo mucha desorganización, alguna que otra patada de más, penales y tarjetas rojas sacadas por la encargada de dirigir el desafío -Florencia Romano- y una despedida del mejor jugador de todos los tiempos en helicóptero, acosado por la multitud. Este es el recuerdo de 0221.com.ar, el día de su cumpleaños número 58.
La Cruz Roja necesitaba una ambulancia de alta complejidad y la idea fue brillante: organizar un partido a beneficio con la presencia del ex 10 de la Selección Argentina.
Y claro, el evento fue muy convocante. El mundo del fútbol estaba espectante no solo por ver a Maradona en sí, sino por saber cómo estaba físicamente, ya que su regreso oficial a Boca era inminente. Por ese entonces estaba entrenándose por su cuenta en la Posada del Qenti, con la intención de ponerse a punto y sumarse a la pretemporada del equipo que en ese entonces dirigía el Bambino Veira. "Es difícil hacer una evaluación con solo 20 días de trabajo físico y dos partidos amistosos. Dentro de tres semanas tendré un diagnóstico firme cuando empiece a hacer fútbol en serio", había dicho Diego aquel 9 de junio.
Se enfrentó el equipo azul y blanco contra el rojo y blanco. El primero estaba integrado por jugadores de Gimnasia con algunos refuerzos, como Manso, Campagnuolo, Piaggio y Reggi. El segundo era Estudiantes, con la ayuda de De Vicente, Verón, Bruno Giménez (todavía no era Marioni) y Giustozzi. El partido terminó 1 a 1 y Maradona jugó un tiempo para cada uno: el primero para Gimnasia y el segundo para Estudiantes.
Los goles los hicieron Guillermo Barros Schelotto y Bruno Giménez para Estudiantes. Los dos en el segundo tiempo: ganaban los azules 1 a 0 y los rojos empataron sobre el final.
Del juego en sí, solo algunos detalles, ya que por supuesto no hubo mucha exigencia física ni futbolística. Solo algunas pinceladas de la zurda del 10, siempre ovacionado por todo el público presente -la cabecera local con hinchas del Lobo y la visitante del Pincha-, y las peculiares intervenciones de Juan Manuel Azconzábal -un despeje violento que terminó con la pelota afuera de la cancha y una patada que casi impacta en la cara de Maradona-.
Del partido participó Leandro Román, un platense que en ese entonces tenía 21 años y jugó con muletas porque le faltaba su pierna izquierda, que había sido amputada producto de un tumor en el fémur.
En el final se desató el caos: hubo una invasión multitudinaria en el campo de juego y Maradona terminó visiblemente molesto porque no podía ni llegar al vestuario. Se fue de La Plata en un helicóptero.