La ceremonia para despedir al Papa Francisco en el Vaticano fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re y reunió a líderes mundiales y miles de fieles.
Más de 150.000 personas se congregaron este sábado en la Plaza San Pedro para participar de la misa exequial por el papa Francisco, quien falleció hace cinco días, a los 88 años. El cardenal italiano Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, fue quien presidió la ceremonia.
Durante su homilía, destacó el legado de servicio y entrega del pontífice argentino, recordando especialmente su última bendición pública impartida el Domingo de Pascua, a pesar de su delicado estado de salud.
Giovanni Ángelo Becciu, suspendido por el papa Francisco tras un escándalo financiero, reclama votar en el cónclave que se realizará en el Vaticano.
Javier Milei definió al papa Francisco como "el argentino más importante de la historia" y reafirmó la importancia de su presencia en el funeral en Roma.
La misa, que se desarrolló de manera sobria, contó con la presencia de delegaciones de numerosos países, representantes de otras confesiones religiosas y miles de fieles de distintas partes del mundo, en una manifestación de respeto y gratitud hacia el papa Francisco.
El cardenal Re vinculó la figura de Francisco con la del apóstol Pedro y subrayó que su pontificado se caracterizó por un servicio constante inspirado en Cristo, "que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
El italiano recordó también el paso de Francisco por la Compañía de Jesús, su elección pontificia en 2013 y la adopción de su nombre en homenaje a San Francisco de Asís, reflejo de un programa de vida centrado en la humildad, la paz y la cercanía con los pobres.
El cardenal destacó el énfasis del pontífice en la misericordia, su defensa de los refugiados y desplazados, su compromiso con la paz y su llamado a "construir puentes y no muros", principios que guiaron su acción pastoral durante más de una década al frente de la Iglesia.
El Vaticano llevó a cabo este viernes el rito de clausura del féretro del papa Francisco, fallecido el lunes a los 88 años. La ceremonia se realizó en el Altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro y marcó el inicio de la vigilia nocturna.
El acto fue presidido por el cardenal Camerlengo. Sobre el rostro del Pontífice se colocó un velo de seda blanca, en una ceremonia conocida como "velatio". Luego, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas leyó la escritura que fue depositada en el ataúd, y colocó su sello en la tapa de zinc que lo cerró.
Desde el miércoles, cerca de 250.000 personas ingresaron al templo para despedir al primer papa latinoamericano. La afluencia obligó a extender el horario de acceso durante los tres días de capilla ardiente.