El papa Francisco autorizó la beatificación del cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio, un religioso fallecido en Roma en 1998 al que se le atribuye la cura milagrosa de un bebé de 15 meses que estaba en coma. Nació en Nueve de Julio pero hizo parte de su trayectoria en La Plata.
El Sumo Pontífice firmó este decreto, junto con otros, tras mantener una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
Según adelantó la Agencia Católica Argentina (ACA), el milagro atribuido al Cardenal Pironio fue la presunta curación de un bebé de 15 meses que se encontraba en coma y después de que sus padres rezaron ante una estampita del purpurado argentino, obsequiada por el padre Silvano de Sarro, de la parroquia San Antonio de Padua.
Eduardo Francisco Pironio nació el 3 de diciembre de 1920 en Nueve de Julio, provincia de Buenos Aires. Fue Cardenal obispo de la Iglesia católica titular de la sede suburbicaria de Sabina-Poggio Mirteto, es el sexto argentino agregado al Colegio cardenalicio, y el primer latinoamericano que desempeñó un cargo en la Curia Romana al momento de su creación cardenalicia. Como Teólogo fue uno de los grandes impulsores de la teología latinoamericana basada en la doctrina social de la iglesia opuesta a la llamada teología de la liberación y al marxismo.
Fue cardenal prefecto de Vida Consagrada (1974 – 1984) y presidente del Pontificio Consejo para los Laicos (1984 -1996). Asistió al Concilio Vaticano II, y a los cónclaves de 1978. Su vocación religiosa fue incentivada por su madre, y a los 18 años ingresó al seminario San José de La Plata. Cinco años después, con 23 años recién cumplidos, fue ordenado sacerdote. El 5 de diciembre de 1943 fue ordenado presbítero en la Basílica de Nuestra Señora de Luján por Monseñor Anunciado Serafini. Fue nombrado profesor de Literatura, latín, Filosofía y Teología sucesivamente en el Seminario Pío XII de Mercedes donde se dedicó a la formación del clero durante 15 años.
Entre 1953-1955 estudió en Roma, donde obtuvo la licenciatura en teología por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum). Su Tesis versa sobre La Paternidad Divina en los escritos de Dom Columba Marmion. A su regreso de Europa siguió como formador en los seminarios de Mercedes y La Plata, hasta su nombramiento como Vicario General. El 8 de diciembre de 1958, Pironio fundó el Instituto Secular «Misioneras de Jesucristo Sacerdote» en la localidad de Mercedes (provincia de Buenos Aires), con la consagración de las tres primeras Misioneras.
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El Cardenal Pironio tiene una historia de formación religiosa en La Plata.
Durante la década del cincuenta aparecieron sus primeros escritos en la Revista de Teología del Seminario de La Plata y en la revista Notas de Pastoral Jocista, órgano de la JOC; Juventud Obrera de Acción Católica en la Argentina. Siguió la guía pastoral del Padre Manuel Moledo, quien lo guió en su formación universitaria y en la dedicación al movimiento Acción Católica. Desde sus primeros años como sacerdote acompañó como asesor eclesiástico a numerosos grupos de Acción Católica. En 1958 Monseñor Serafini lo designó Vicario general de la diócesis de Mercedes y se desempeñó como Profesor de Teología en la recientemente fundada Universidad Católica Argentina.
En 1960 el Card. Caggiano, Arzobispo de Buenos Aires, lo nombró rector del Seminario Metropolitano de Villa Devoto, asumió el cargo como el primer rector del clero diocesano después de la dirección de los padres jesuitas. En 1963 fue designado Visitador Apostólico de las universidades católicas argentinas. Fue Decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires.
El 31 de mayo de 1964, en la Basílica de Luján fue ordenado Obispo con el título de Ceciri y Obispo Auxiliar de La Plata. Fue consagrado por el arzobispo de La Plata, Monseñor Antonio José Plaza y como co-consagrantes Monseñor Luis Juan Tomé, obispo de Mercedes (hoy Mercedes-Luján) y Monseñor Antonio Quarracino, obispo de Nueve de Julio. Pironio eligió como lema episcopal: «Christus in vobis spes gloriæ» (Colonenses 1:27) en español quiere decir: “Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria”, una frase de la epístola a los Colosenses 1:27. El tema de la esperanza estaría presente de forma continua en su predicación y en sus escritos. Se dedicó al servicio pastoral de la arquidiócesis y también asume como asesor general de la Acción Católica Argentina.
El Papa Juan XXIII lo nombró perito para la segunda sesión del Concilio Vaticano II; y al crearse en la Curia Romana el Secretariado para los No Creyentes, fue designado miembro del mismo. Fue también presidente de la Comisión de Fe y Ecumenismo de la Conferencia Episcopal Argentina, según se resume en la web del Instituto Pironio.