A 85 km de La Plata, la Isla Martín García tiene un tesoro histórico y natural poco explorado. La visita de 0221.com.ar a la única frontera seca con Uruguay.
La Isla Martín García está ubicada en el lado uruguayo del Río de la Plata. Pertenece administrativamente al partido de La Plata, desde que así se decidió oficialmente en 1886, aunque fue gestionada por el gobierno nacional por su interés. Visitarla es navegar entre muchos de los hitos más importantes de la historia argentina.
Ubicada a unos 85 kilómetros de La Plata en línea recta, a 47 del puerto de Buenos Aires, a 200 del de Montevideo y en la puerta de entrada para remontar los ríos Paraná y Uruguay, es un lugar estratégico para el control de la zona. Y lo fue sobre todo en una época en la que la economía, las comunicaciones y muchas otros factores como la guerra, ocurrían fundamentalmente por el agua.
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La clásica muestra de interiorismo, decoración y arquitectura de La Plata se realizará durante dos fines de semana del mes.
La formación rocosa formada hace centenares de millones de años es parte del basamento cristalino de Brasilia y sobresale del agua como un caparazón de granito.
Para llegar hasta ella, 0221.com.ar utilizó una de las vías posibles, partiendo desde el Puerto de Tigre en un catamarán que tardó dos horas en realizar el recorrido. Varias empresas ofrecen el transporte con almuerzo y guía incluido.
Primero se atraviesa la isla Juan de Solís, nombrada así por el primer explorador español en llegar al "Mar Dulce" en 1516. Martín García era el nombre del cocinero de ese barco que según la leyenda fue enterrado en la isla luego de morir a bordo. Solís terminaría despellejado por los pueblos Charrúas poco tiempo después, pero esa es otra historia.
El puerto original estaba en la zona norte de la isla que tiene 1,8 km², en la actualidad está en el sudoeste. La roca funciona como una contención para todo el sedimento que viene viajando desde miles de kilómetros río arriba con una carga de semillas, plantas e insectos. De hecho, el acuerdo entre Argentina y Uruguay dice que la isla es argentina, pero todo lo que se forme alrededor de ella es parte del país oriental. Ese sedimento acumulado generó en el norte la Isla Timoteo Domínguez, que crece varios metros por año y es hogar de un gran abanico de especies verdes y animales.
Las características de ese crecimiento tuvo una llamativa consecuencia geopolítica. Como las islas Martín García y Timoteo Domínguez ya se pueden cruzar caminando, se formó la única frontera seca entre ambos países. Y visto de otro modo, por el vínculo administrativo con la capital bonaerense, se trata de una frontera internacional de La Plata.
Lo primero que uno observa al llegar al puerto son unos rieles que recorren el muelle. Sobre ellos corrían contenedores mineros que salían cargados de piedra, extraída de las canteras por los presos, y luego eran enviadas en barcos hacia Montevideo, Buenos Aires y La Plata para formar los primeros adoquinados.
Es justamente la cárcel lo que hizo famosa a esta isla. Es que allí estuvieron presos, además de los delincuentes más peligrosos de Montevideo y Buenos Aires, cuatro políticos muy influyentes que antes o después serían presidentes de Argentina. Hipólito Yrigoyen (1930), Marcelo Torcuato de Alvear (1932), Juan Domingo Perón (1945) y Arturo Frondizi (1962) fueron recluidos por las dictaduras de aquellos momentos.
Donde estuvo detenido Perón hoy funciona un jardín y una escuela primaria, cuyos profesores viajan diariamente desde Tigre. En la isla viven unas 150 personas y hay varios martinenses nacidos y criados allí. De todas formas, una gran parte de los habitantes es personal administrativo, integrante de las fuerzas de seguridad o profesional, como médicos o guardaparques.
La isla tuvo un antes y un después el 15 de marzo de 1814, cuando el almirante Guillermo Brown encabezó la toma del lugar. Con siete buques y tras seis días de asedio, Brown decidió hacer la primera operación anfibia de la historia argentina y tomó la isla junto a unos 175 soldados criollos. Los realistas huyeron río arriba. Los fuertes, los cañones y muchos elementos de esa y de otras batallas, son hoy parte de los atractivos de la isla.
El aislamiento en este espacio no fue solamente para ladrones o presos políticos. Hay también un pasado oscuro, ya que funcionó como campo de concentración en el periodo colonial y también fue un lugar de confinamiento indígena, hasta 1882, durante la Campaña del Desierto. Se calcula que entre 2 mil y 3 mil aborígenes de distintas etnias fueron llevados hasta allí.
Otro de sus usos fue justamente el de aislar a personas enfermas para evitar, durante la ola migratoria del siglo XIX, la propagación de enfermedades. Paradójicamente, durante la pandemia por COVID-19 la isla fue uno de los pocos lugares donde no se detectaron casos por contagio.
Las historias de los aislados y de los hombres del mar se mezclan y reviven en el cementerio. Allí hay antiguas tumbas de isleños y de combatientes navales argentinos y extranjeros que se destacan por estar identificados con cruces torcidas.
En la parte norte hay un sector conocido como “Barrio Chino”. Está ubicado a metros de donde estaba el antiguo puerto y su nombre no tiene nada que ver con el país del lejano oriente. Se dice que allí vivían las mujeres, las “chinas”, que visitaban los navegantes periódicamente. En otras palabras, podría decirse que es una antigua zona roja.
El lugar es único también para los amantes de la naturaleza. Hay una enorme variedad de aves y se identificaron unas 150 especies de mariposas. La habitan los lagartos overos, carpinchos o yacarés, además de que hay una mezcla única de plantas. Las canteras se han convertido en verdaderos reservorios de vida natural.
Se dice que en la década de 1950 fue habitada por más de 3.000 personas y gran parte de las construcciones que hoy están en pie fueron construidas en ese siglo por los mismos presos y con los materiales del lugar: piedra y adobe.
Hoy funcionan distintos restaurantes, panaderías y almacenes. También hay hoteles para pasar la noche y distintas actividades para contratar como el paseo en bicicleta por la isla. En el extremo sudeste se ubica el aeródromo, con una pista de 1.200 metros a la que llegan vuelos privados de manera cada vez más frecuente, ya que es la otra forma de llegar a visitarla.
El Cine Teatro “General Urquiza”, el antiguo penal y el cementerio son sitios de interés histórico, y el antiguo faro de la Armada (1897) es un monumento nacional. Todo ello está en manos de la provincia de Buenos Aires que tiene en la mira recuperar varios de estos espacios para fomentar el turismo, el principal sustento económico de la isla.
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El emblemático local que vendía productos de bazar y mimbrería en La Plata será escenario de una venta de garaje este fin de semana.