En La Plata un gasista encontró una manera muy particular de conectar dos mundos: el de los trabajos técnicos y la poesía. No solo se dedica a hacer instalaciones y reparaciones, sino que también le escribe versos a sus herramientas, en una combinación de oficio y arte que le imprime una peculiaridad única en su rubro.
Se trata de Maximiliano Cecchi, un gasista matriculado que lleva 8 años trabajando en el campo. "Empecé a los 25 y ahora tengo 33 años. Antes de empezar a laburar de esto estuve mucho tiempo en la facultad, estudié el traductorado de inglés y después biología, donde llegué hasta quinto año, me faltaron cuatro cursadas", cuenta en su entrevista con 0221.com.ar.
La poesía, sin embargo, es algo que mamó desde su infancia. "Yo poeta soy desde que tengo memoria. Mi abuela, Teresa Saura, era profesora de Literatura y también escritora. Mi bisabuelo también era escritor. De parte de ella, tuve esa herencia", recuerda, y valora el legado que le dejó: "Ella me enseñó de chiquito, me acompañó en mis primeros pasos escribiendo poesía, me guiaba para escribir haikus, que son unas poesías cortas japonesas. Después seguí por mi cuenta haciendo una especie de verso libre, como escribo ahora”, agrega.
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Maximiliano Cecchi, el gasista de La Plata que logró combinar oficio y arte
Foto: Marcos Gómez | AGLP
Al principio, su poesía estaba más ligada a los sentimientos y el amor, pero hace un tiempo comenzó a mezclar sus dos pasiones. "El año pasado se me ocurrió juntar la poesía con mi laburo, hacer como esta amalgama con mi trabajo y la verdad que me abrió un abanico muy grande de posibilidades", dice Maximiliano.
"La lectura que hago yo es como una cosa parecida a una poesía gauchesca. Escribí una que me gusta mucho que es 'A mi trapito' y le escribo al trapito que llevo siempre colgando de la caja de herramientas", explica respecto de su estilo literario.
Mi idea es ver el arte, la poesía o la virtud en las cosas cotidianas, en el esfuerzo de cada día, en las herramientas Mi idea es ver el arte, la poesía o la virtud en las cosas cotidianas, en el esfuerzo de cada día, en las herramientas
Para Cecchi, su poesía no solo se trata de lo etéreo y lo intangible. También encuentra belleza en el día a día, en el sacrificio y en las herramientas que usa para su trabajo. "Mi idea es ver el arte, la poesía o la virtud en las cosas cotidianas, en el esfuerzo de cada día, en las herramientas", asegura con entusiasmo.
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"Yo poeta soy desde que tengo memoria", aseguró Maximiliano.
Foto: Marcos Gómez | AGLP
En el último tiempo, su doble rol como gasista y poeta le abrió nuevas puertas. "Al mostrar esa faceta, la gente cuando levanta el volante no ve solamente una propaganda de un gasista que arregla calefones. Atrás de eso ven que hay una persona con intereses, con sentimientos", sostiene sobre los particulares papelitos con los que se da a conocer y busca trabajo y en los que incluso suma alguna de sus obras: "Eso le da mucha humanidad al mensaje que yo estoy mandando. Hace que te vean como una persona y no solamente como un gasista", remata.
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Maximiliano trabaja de forma particular y se ocupa principalmente de trabajos chicos como reparaciones, instalaciones y mantenimiento. "Tuve un gran maestro, mi mentor en el oficio fue Hugo Venturuzzo. Él me enseñó prácticamente todo lo que sé", indica, mostrando una gran gratitud hacia quien lo guió en el oficio.
Con una filosofía de trabajo que integra el arte en la vida cotidiana, Maximiliano continúa haciendo lo que le apasiona, ya sea a través de las herramientas o de las palabras que dan forma a sus poemas. Quienes quieran contactarlo pueden escribirle por WhatsApp al 221 543-8541 o seguirlo en su página de Facebook: Maximiliano Gasista Matriculado.
El poema del gasista de La Plata a su trapito
Si en el trabajo me ensucio
siempre tengo en el regazo
un fiel compañero, aliado
mi viejo trapo manchado
Trapo roto, trapo viejo
lo llevo siempre en la caja
con el me saco la grasa
y hasta sirve para hemorragias
Es muy útil y muy fuerte
resiste calor y desgarros
a veces hasta lo uso
para juntar las cosas que barro
Mi trapito es especial
es mi amigo y es testigo
de lo que cada día vivo
porque lo que no quiero tocar
él me lo ayuda a agarrar
Las manchas y los agujeros
los muestra sin ningún sonrojo
y aunque su aspecto es penoso
yo lo llevo orgulloso