Los vendedores ambulantes que adhirieron al programa de reconversión abandonarán la vía pública y desarrollarán su actividad en un nuevo paseo de compras.
Luego de que un nutrido grupo de vendedores ambulantes llegara a un acuerdo con la Municipalidad de La Plata para abandonar la calle y relocalizar sus puestos, se dio a conocer el sitio donde los manteros podrán instalarse para desarrollar su actividad.
Para que los vendedores ambulantes de calle 8, 12 y avenida 51 adhirieran al Programa de Reconversión de la Venta Ilegal en la Vía Pública de la Comuna, las autoridades locales ofrecieron tres alternativas: incorporarse a las cooperativas de barrido de las calles, ser capacitados en oficios o relocalizarse en paseos de compras.
La Municipalidad de La Plata trabaja contrarreloj para la apertura del espacio, donde serán reubicados vendedores ambulantes de calle 12, calle 8 y diagonal 80.
Los manteros de los centros comerciales de las calles 8, 12 y 51 aceptaron la propuesta de la Municipalidad de La Plata, que busca reconvertir la venta ilegal.
Según pudo saber 0221.com.ar, los trabajadores que se sumaron al plan de reconversión serán reubicados en el nuevo paseo comercial que abrirá en avenida 1 entre 47 y 48, donde supo funcionar El Ayuntamiento. Además, algunos manteros también podrán pasar a vender sus productos en locales comerciales que el Municipio les ayudará a alquilar.
Los manteros se comprometieron a cambio a dejar la vía pública a partir del lunes 30 de septiembre, es decir que a partir del 1° de octubre se llevará a cabo su reubicación en el nuevo paseo comercial y los locales asignados.
En la primera etapa del plan, la Municipalidad avanzó en la relocalización de los vendedores que ocupaban el espacio público de las plazas San Martín, Italia y Rocha, quienes fueron relocalizados en su mayoría en el Paseo de Compras de Meridiano V que funciona en el predio de 71 entre 17 y 19.
Desde su cierre, las viejas instalaciones de El Ayuntamiento sufrieron un rápido y notable deterioro. Hasta no hace mucho en su fachada se podían ver varios carteles y capas de afiches pegados en las paredes, ventanas y hasta la puerta de acceso al lugar.
A través de una de las ventanas rotas se podía ver el interior de un gran salón abandonado, con botellas vacías desparramadas y un enorme tonel colgado de un rincón, recuerdo de un viejo ornamento. En el fondo se adivinaba un patio con una mural pintado.
El lugar conoció épocas mucho mejores. Fue bar y restaurante, allí funcionaron boliches bailables y cantobares. Por épocas marcó el ritmo de una zona universitaria por excelencia, ya que por allí circulaban los estudiantes de arquitectura e ingeniería, pero también los alumnos del Colegio Nacional.
Ahora saldrá del ostracismo para renacer ya no como un espacio de entretenimiento sino como un lugar para aunar indumentaria y todo tipo de productos a precios populares.