Al principio fue el enojo. La rabia contra todos, incluso contra sí misma por haber sobrevivido. Hoy, el odio ya no está. "No los odio, pero tampoco los perdono", confiesa. No dedica su energía a quienes le dispararon, pero una pregunta sigue suspendida en el aire, dirigida al hombre que apretó el gatillo cuando ya tenía el dinero en su poder. Una explicación que pidió en el juicio y que jamás recibió. No busca disculpas, solo intenta comprender el por qué. "¿Por qué disparó?", recrimina.
Ese dolor, con el tiempo, se transformó en un motor. La víctima, entendió Carolina, no siempre tiene voz en el sistema de justicia. Ese fue el puente que la cruzó hacia la política. Su caso visibilizó el drama de las salideras bancarias, pero sintió que nada cambiaba de fondo. La necesidad de que "el que las hace, las paga" dejó de ser un consuelo personal para convertirse en una bandera.
***
—¿Qué es lo primero que se te viene a la mente cuando volvés al momento del ataque?
—Siempre se me viene todo ese día. A veces no te acordás lo que comiste antes de ayer, pero ese día lo tengo grabado. Desde que me levanté, desayuné, el mensaje que le mandé a mi cuñada por su cumpleaños... Todo está muy presente. Ese día está calcado en mi mente, no se me va. Siempre pensé en cómo uno se levanta un día sin saber que ese día tu vida va a cambiar para siempre. En un segundo perdí todo: mi salud, mi embarazo, por decisión de alguien. No fue algo natural.
Fue un disparo a matar, sin duda. Me disparó a la cabeza, pero la bala entró por la boca y terminó en el pulmón Fue un disparo a matar, sin duda. Me disparó a la cabeza, pero la bala entró por la boca y terminó en el pulmón
—Fuiste al banco con tu mamá...
—Sí. Habíamos ahorrado con Juan (su pareja en ese entonces) durante 12 años. Estábamos hartos de alquilar, como le pasa a mucha gente. Estábamos por comprar una propiedad. Mi suegra nos prestaba una parte del dinero y el resto eran nuestros ahorros. El miércoles fui al banco, pero no me dieron toda la plata. El jueves fui con mi mamá a buscar el resto.
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"No puedo entender por qué me disparó", se pregunta Carolina Piparo 15 años después de la salidera bancaria
Marcos Gómez | AGLP
—¿Qué pasó cuando saliste del banco? ¿Lo recordás con claridad?
—Todo. Fui al estacionamiento, volví a mi casa. Cuando abro la puerta, una persona me empuja, me saca del auto, me tira al piso y me golpea la cabeza con un arma. Me roban la cartera y, cuando intento incorporarme, me disparan. Estaba de nueve meses. Intenté arrodillarme, y sin dudarlo, me disparó directamente.
—¿Fue un disparo a matar?
—Sí, sin duda. Me disparó a la cabeza, pero la bala entró por la boca y terminó en el pulmón. Se escaparon en una camioneta y una moto. Yo le dije a mi mamá: "No puedo respirar". Nunca sentí dolor, ni del golpe ni del disparo. Sentía que no podía respirar, nada más. Después perdí el conocimiento.
—¿Y después?
—Me desperté ese mismo día, estuve dos días consciente. Me dijeron que a Isidro, mi bebé, le faltó mucho oxígeno. Me lo informó la neonatóloga: "Si sobrevive, no va a poder caminar ni ser independiente", ese fue el diagnóstico. Fue muy duro.
—¿Cómo fue la búsqueda de Isidro?
—Muy natural. Llevábamos diez años juntos con Juan, tres de casados. Yo tenía 33 años. Queríamos estabilizarnos, comprar una casa, hacer todo "como debía ser". Y bueno, salió todo mal.
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Carolina Piparo y una entrevista en la redacción de 0221.com.ar a 15 años del brutal ataque
Marcos Gómez | AGLP
—¿Llegaste a ver a Isidro?
—Sí. Me llevaron una foto y a él un pañuelo con mi olor. Pero no nos pudimos ver. Estábamos en pisos distintos y ambos éramos pacientes de altísimo riesgo.
—Hoy tenés dos hijos... ¿cómo les explicás lo que te pasó?
—Saben absolutamente todo. Obviamente, se los conté a medida que pudieron entender. Hoy tienen 10 y 13 años. Saben quién fue Isidro y lo importante que es para mí, tanto como ellos.
El juicio la sentó frente a la banda que le robó a su hijo. Los vio, los escuchó. La condena a perpetua trajo un alivio hueco
—Pasaron tres años hasta el juicio...
—Sí. Me obsesioné con la causa. Leía, estudiaba derecho penal. Sentía que era lo único que podía hacer por Isidro. El juicio me puso cara a cara con los responsables. Les dieron cadena perpetua, aunque luego se redujo. Pero nada alcanza, nada te devuelve a tu hijo.
—¿Te sentiste aliviada tras el juicio?
—En parte sí, pero vino otro duelo: ya no podía hacer más por mi hijo. Y ese fue otro golpe.
—¿Tuviste odio?
—Al principio, sí. Me enojaba con todo, incluso con haber sobrevivido. No entendía por qué tanto esfuerzo en salvarme si ya no tenía a Isidro. Me cuestioné todo.
—¿Qué sentimiento tenés 15 años después para con los agresores?
—No los odio, pero tampoco los perdono. No puedo entender por qué me disparó si ya tenía la plata. Nunca lo explicó. No dedico energía a esas personas. La justicia debe evaluar si son un peligro.
—¿Te gustaría haber recibido una explicación?
—Sí. Le pedí que me diga por qué lo hizo. Nunca obtuve respuesta. No buscaba disculpas, buscaba entender.
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Carolina Piparo fue baleada en La Plata en medio de una salidera bancaria que paralizó al país
Marcos Gómez | AGLP
El paso de Carolina Piparo hacia la política
—¿Cómo fue el paso a la política?
—Empecé en el Ministerio de Seguridad. Luego conocí a otras víctimas. Me di cuenta de que la justicia no siempre considera a la víctima. Eso me movilizó. Me sumé a Usina de Justicia. En 2017 fui electa diputada provincial. En 2021, diputada nacional con (José Luis) Espert.
—¿Qué te motiva en política?
—La seguridad. El caso visibilizó el problema de las salideras bancarias, pero no cambió nada estructural. Creo en que "el que las hace, las paga". La política y la Justicia deben dejar de tratar al delincuente como la víctima.
—¿Compartís todo con La Libertad Avanza?
—En todos los espacios políticos hay matices y diferencia, lo cual me resulta sano. Pero el modelo clientelista de Estado gigante y presente fracasó. Me identifico con este modelo de un Estado reducido a funciones indelegables, un Estado más técnico y no cooptado por militancia rentada. Creo que hay que darle tiempo a este modelo, pero confío también en el plan económico que es la columna vertebral del Gobierno.
—¿Te gustaría ser intendenta de La Plata?
—Sí. Iba a ser candidata en 2023, pero el Presidente necesitó que hiciera otra cosa. Pero sí, quiero. Creo que tengo la capacidad y la sensibilidad de una ciudadana común. Puedo ponerme en los zapatos del vecino.