Embed
Una lección que trasciende generaciones. Carlos Timoteo Griguol le marcó el camino a un joven Mariano Messera, y una enseñanza quedó para siempre.
Más allá de las recordadas campañas, Carlos Timoteo Griguol dejó en Gimnasia un legado de valores y enseñanza. Uno de los ejemplos más recordados lo protagonizó Mariano Messera, que en Primer Intento, por el streaming de 0221.com.ar, contó con lujo de detalle.
El ex capitán de Gimnasia, Lucas Licht, habló sobre su salida del Lobo, apuntó contra Pipo Gorosito, la exdirigencia y comentó cuando será su despedida.
Gimnasia se prepara para el clásico platense y este jueves tuvo una nueva práctica en Estancia Chica bajo el mando de Fernando Zaniratto.
Según cuenta con cariño el ex jugador del Lobo, el “Viejo” lo desafió a terminar el colegio para poder seguir entrenando con el plantel profesional. Una historia que, con el paso del tiempo, se transformó en símbolo de su forma de educar a través del fútbol..
Corría 1998 y "Potrerito" ya era titular en el equipo de Timoteo. Tenía talento, desparpajo y la confianza del entrenador, pero todavía le quedaban tres materias pendientes del colegio. En uno de esos gestos que explican su figura, el entrenador Tripero fue directo: si no terminaba los estudios, no viajaría a la pretemporada con el equipo.
Lejos de enojarse, el joven futbolista tomó el consejo como una oportunidad. Con el impulso de su técnico, se presentó a rendir las materias que debía y terminó aprobándolas todas. “Ahí fui a averiguar cuándo se rendían las materias y empecé a estudiar. Terminé aprobando las tres. Me había ido a acompañar Pelusa Bedogni, y nos fuimos festejando”, recordó años después con gratitud.
La anécdota, más que una curiosidad, resume la esencia del pensamiento de Griguol: formar personas antes que futbolistas. “Tuve la fortuna de aparecer en esos momentos donde Timoteo conducía al equipo. Por su capacidad y su sabiduría, nos enseñó valores que hoy trato de aplicar en mi trabajo”, expresó Messera, hoy Director Deportivo del club.
El paso del tiempo transformó esa escena en una enseñanza que trasciende generaciones. Porque para Griguol, el fútbol siempre fue mucho más que un juego: fue una escuela de vida donde el esfuerzo, la educación y el respeto eran tan importantes como la pelota.