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Mariano Messera se emocionó al hablar de Miguel Ángel Russo, el técnico que lo marcó dentro y fuera de la cancha y del cual tiene un gran recuerdo.
El minuto de silencio en el Estadio del Bosque en memoria del fallecido Miguel Ángel Russo no fue uno más para Mariano Messera. Fue una ráfaga de recuerdos y gratitud. tal cual contó en diálogo exclusivo con el Programa Primer Intento en el canal de streaming de 0221.com.ar.
En los días más tensos del club, Mariano Messera junto a Mariano Cowen fueron los encargados de comunicar la salida del ex entrenador de Gimnasia.
En plena tormenta deportiva, Mariano Messera mantiene la fe. Desde su rol dirigencial, busca unir a todos en torno a una sola causa: salvar a Gimnasia.
“El otro día fue emocionante. A él le tuve un cariño muy especial. Me llevó a Rosario Central, estuvimos un año y medio juntos. Jodíamos mucho con el tema de Gimnasia y Estudiantes”, dice con una sonrisa melancólica.
Pero hay una historia que trasciende el fútbol. “Miguel estuvo muy cerca mío en un momento muy duro, cuando falleció mi viejo. Fue él quien me dio la noticia en la concentración. Después del partido estuvo conmigo en el velorio. Sé que lo hizo de corazón, y por eso se lo agradecí siempre”.
Tres días después de aquella tragedia, Messera jugó. “Miguel me preguntó si quería estar. Entré en el segundo tiempo contra Sporting Cristal y metí un gol sobre el final. Esos 45 minutos fueron de lo mejor que jugué en mi carrera. La cabeza te explota, va para todos lados. Pero salió el gol, y fue una manera de soltar algo del dolor.”
Por eso, cuando vio a Nacho Russo, el hijo de Miguel, anotar un gol poco después del fallecimiento de su padre, lo entendió como pocos. “Entendí lo que le pasaba. En esos momentos el fútbol se vuelve una manera de abrazar la vida”. El fútbol, al final, es eso: una red de afectos, heridas y gratitudes. Y Messera lo sabe mejor que nadie.