La colección de Leandro Tamburini comenzó en su niñez, recolectando pósters y figuritas. Hace aproximadamente 10 años, el volumen de su colección creció tanto que se dio cuenta de que ya no era solo un hobby, sino algo mucho más grande. Su máxima es que todo lo que lleva el escudo de Gimnasia, es coleccionable.
Nada de lo que posee está a la venta, desde una figurita hasta una camiseta. Destaca que hay objetos que tienen un valor sentimental incalculable y que nunca vendería, como la gorra de su abuelo. Su colección incluye una vasta cantidad de camisetas de todos los deportes del club, sumando más de 1000 en total, y entre 450 y 460, solo de fútbol.
Relata una de sus experiencias más "locas" para conseguir una camiseta: un domingo, tuvo que viajar solo a Florencio Varela a las 4 de la tarde, y en el camino, se quedó sin GPS. Terminó pidiendo direcciones a la gente a las 9 de la noche, cuestionándose lo que estaba haciendo, pero finalmente logró obtener la camiseta de Carlos Kletnicki.
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El quinto sillón de Diego Maradona en Gimnasia.
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El quinto sillón de Diego Maradona
Uno de los objetos más destacados es un sillón de Diego Maradona, que nunca fue usado por Diego, sino que era un quinto sillón de un lote preparado para él, y el coleccionista lo obtuvo durante la pandemia gracias a sus contactos laborales. Lo pudo conocer en varias ocasiones, incluyendo un encuentro memorable donde comieron en una estación de servicio en Maipú.
Durante ese encuentro, Maradona olvidó su primera campera DM, la cual el por entonces DT del Lobo pidió por lo que la ilusión duró poco. Además, su colección incluye elementos del Estadio del Bosque, como butacas, tablones y luces, y del Polideportivo Víctor Nethol, como el último tablero de básquet de madera.
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El botín que usó Franco Niell el día de la salvación en la promoción del 2009.
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El sello de Carlos Timoteo Griguol
Según explica, todo lo relacionado a la vida y obra de Carlos Timoteo Griguol es especialmente valioso. Dentro de su colección, como objetos muy preciados, se encuentran uno de sus gorros y la corbata, prendas de vestir que era muy características de él.
—¿Qué fue lo más loco que tuviste que hacer?
—Por una camiseta me llaman un domingo a las 4 de la tarde y que estaba en el medio de Florencio Varela; había que ir a buscarla sí o sí porque te duermen. Y me fui solo en el auto y en el medio cuando voy entrando a me quedo sin GPS. Así que eran las 9 de la noche en el medio de Florencio Varela haciendo preguntas a la gente. Ahí me sentí en todo ese camino que me planteaba qué estaba haciendo. Igual la pude traer. Es una de arquero que la usó Carlos Kletnicki.
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Parte de la inmensa colección de camisetas.
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Hay miles viajes yendo a buscar cosas y es hinchar mucho la a la gente llamando por teléfono. Son miles de cosas que uno hace por todas esto. A mí me motiva mucho cuando la los familiares de exjugadores o ex dirigentes confían en vos para que guardes eternamente las cosas. Y después, que el mismo deportista venga y te regale su camiseta al final de la temporada. Ese es hermoso.
—¿Qué es lo más valioso que tenés?
—Tengo varias cosas de Timoteo como su corbata y su gorro. Quedó representado hasta la inmortalidad en Gimnasia. Son cosas que lo hacen valioso. No tanto por el dinero sino lo valioso por lo espiritual.
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La gorra que usó Carlos Timoteo Griguol.
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Hay muchas camisetas que me gustan, pero hay una de Noce que me la regaló él. Esa no sé si es la más linda de todas, pero me la firmó, me la regaló y de chico, uno tenía un sentimiento hacia él, entonces eso lo hace más más valioso. También tengo la camiseta de Lolo Lavallén con la que ataja en la final de la Copa Centenario, y una de los mellizos firmada por Guillermo y Gustavo, como uno de los botines de Niell del partido de la salvación ante Atlético Rafaela.
La campera de Maradona y la estación de servicio
—Al Diego lo conocí, varias veces en Estancia Chica y en el Bosque, pero una vez comimos en la estación de servicio en Maipú cuando ganamos 4 a 2 en Mar de Plata a Aldosivi. Tenía la data que iban a frenar a comer todos ahí, así fui y que quedé encerrado con él comiendo. Cuando se va, se olvida la campera, la DM y dije: “Para la colección”.
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La interminable colección de la historia de Gimnasia.
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La agarré pero me la pidieron porque Diego la quería ya que tenía frío y se la di porque era lo que correspondía: "Me están llamando, dámela que se la llevo. Después te devolvemos”, me dijeron y se la quedó él.