Racing venció a Corinthians y se metió en la final de la Copa Sudamericana, y uno de los goles del triunfo, llegó por una máxima de Carlos Bilardo.
Racing es el nuevo finalista de la Copa Sudamericana 2024, al haber derrotado como local por 2 a 1 a Corinthians. La historia había comenzado mal por el gol de Yuri Alberto, pero la Academia lo terminó dando vuelta de la mano de Juan Fernando Quintero. El segundo gol, tuvo mucho que ver con una teoría de Carlos Bilardo.
Con la complicidad del alcanzapelotas, Maximiliano Salas pudo sacar un lateral rápido, que fue prolongado con la cabeza por el delantero Adrián Martínez. La pelota le quedó a Quintero, que apareció libre y habilitado por detrás de la defensa, encaró al arquero y sacudió de zurda para remontar el partido y provocar el delirio de la parcialidad local.
Esto nos hace viajar 20 años en el tiempo, cuando durante un programa en ESPN, ante la consulta de Víctor Hugo Morales sobre qué equipos tenían mejores alcanzapelas, Bilardo fue muy claro al responder: “Los grabo a los chicos porque me encantan, saben de fútbol”, comenzó diciendo. “Van corriendo al lado del jugador y enseguida ‘tac’, al rapidito”, agregó.
En este sentido, el periodista uruguayo, incrédulo por lo que escuchaba en ese momento, decía: “Mirá que he creído prestarle atención a muchísimas cosas…”, a lo que Bilardo tras el aporte que había hecho Roberto Perfumo, presente también en la charla, sentenció: “Los pibes te ganan un partido, sale un contraatque que agarrate. Vos tenés que tener atención, no al contrario, a los pibes”.
Estudiantes se había puesto rápidamente en ventaja ante Independiente Rivadavia, luego de una mano del defensor de la Lepra, se tiró al piso con el brazo apoyado en el césped dentro del área y para el árbitro fue mano sancionable. José Sosa se hizo cargo de la pelota, cruzó el remate y puso la ventaja parcial.
En el festejo del tanto, el Principito no dudó y fue corriendo a buscar la estatua de Bilardo que se encuentra a un lado del campo. Como si fuera su santuario, el capitán del León le apoyó la mano y le dio un beso, en un claro gesto al agradecimiento que tiene con su mentor, que lo hizo tener continuidad en Primera División, tras haber debutado unos meses antes de su llegada, en 2002.