Después de escenas bochornosas de piñas y faltas graves, en el minuto 12 del segundo tiempo, diez contra nueve, un zapatazo del "Chango" Juan Cárdenas será un gol eterno, para Racing y para el país, ya que fue el primer club en alzar la Copa Intercontinental (dos veces había perdido la final del mundo Independiente, en 1964 y 1965, ante el Inter de Milan).
Grito fervoroso que hoy cumplen 57 primavera y pueden recordar solo tres jugadores que están en vida, Juan Carlos Rulli (87 años), Alfio Basile (81) y el arquero suplente Antonio Spilinga (85). Rulli es pampeano, de Catriló, y se formó en Estudiantes (lo salvó del descenso con un gol agónico en 1961), vive hace 70 años en La Plata, donde terminó la secundaria y luego inició su carrera que lo llevó al título de odontólogo en la UBA.
En 2009 fue declarado Ciudadano Ilustre de La Plata. Viendo las fotos y en una charla donde las sonrisas disimulan los achaques del cuerpo, resulta que Juan Carlos no fue el único racinguista de nuestra región. Entre los primeros argentinos campeones mundiales estuvieron los recordados Luis Angel Carrizo, el arquero suplente, “El Tarta”, que vivía en Verónica (entonces Magdalena, hoy partido de Punta Indio), y Rufino Ojeda, el preparador físico, oriundo de Berisso y residente en Gonnet en esos años de real prestigio y popularidad (era dueño de casas de deportes que llevaban su apellido, con sucursales en La Plata, Berisso y Ensenada).
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El gol que resonó desde Uruguay hasta la Argentina
El video del gol siempre emocionante, tuvo distintas crónicas, y un enviado especial fue Diego Lucero —el que vivió todos los Mundiales desde el de 1930 hasta el de 1994 y vivió sus últimos años en La Plata—, que describía así el gol antológico. “Es Rulli el que lleva la pelota por el centro. Pase a Cardoso. Devolución de Cardoso a Rulli y toque de Rulli, el molinillo racinguero, a Cardenas, que en campo descubierto entra rápido como un santiagueño que hubiera visto una damajuana de vino, acomoda la globa para la escarpa de la zurda y antes de pisar el área arranca su taponazo furibundo, alto, a la rinconera, al rincón de las almas, allí en la cruceta de los palos, y el tiro es inatajable, inalcanzable, irremediable”.
El doctor Rulli atiende a 0221.com.ar en compañía de su cálida mujer Eloisa, en horas en que el corazón de todo simpatizante de Racing palpita otra chance a nivel internacional (el jueves se clasificó finalista de la Copa Sudamericana), de la mano de Gustavo Cosas, “lo conocí cuando era chiquito y lo llevaban a la cancha”, dice Rulli, que en “El Equipo de José” era una suerte de contrapeso, ya que todos pasaban al ataque. Colores que defendió durante cinco años (201 partidos oficiales) y donde llegará a ser DT en juveniles y de la Primera en 1973.
La locura en el final del partido con Racing campeón
Lo había elegido la gloria, pero él creía más en el trabajo que en la fama y sus primeras palabras ante el máximo éxito deportivo, suenan simples en Rulli: “Me expulsaron faltando un puñado de minutos y me fui al vestuario”.
Mientras terminado de sacarse las vendas, se produjo el final anunciado por el árbitro paraguayo. “Ni lo vi el final; recuerdo que en la boca del túnel estaba Basile ya vestido —fue expulsado en el primer tiempo y en el festejo del gol es a quien corre a abrazar Cardenas—. Estaba solo en el vestuario cuando viene un periodista emocionado a decirme que éramos los campeones del mundo, pero ahí yo no tomaba dimensión”.
El Centenario con su figura de paredes circulares y su torre desafiando a los vientos tronaba en un solo grito argentino: “Y ya lo ve, y ya lo ve… es el Equipo de José”. Y entre los felices hinchas se encontraba Néstor Gabriel Rulli, el hermano de “Coco”, quien se sumó a la entrevista con este medio, con una risueña anécdota.
“En la semana estaba en mi trabajo —Ministerio de Salud— y entró a la oficina un amigo hincha de Gimnasia para invitarme a ver a Racing al Uruguay, de movida le dije ‘no me insistas, no tengo un peso’, se fue, y al rato volvió con los pasajes del Alíscafo. Llegamos a Colonia y de ahí en micros con miles de hinchas hasta el Centenario, donde me dice que no tenía entradas… Pero encaró, nadie nos paró y terminamos en una platea. Claro que gritamos el gol y estaba lleno de uruguayos (Racing le ganó a Nacional a final de la Libertadores), pero no nos pasó nada de casualidad”. Retoma el Rulli famoso, con elogios para Néstor, “era crack, pero al no ocuparse de entrenar, dejó de ir a Estudiantes en las inferiores”.
La historia quedó marcada para Juan Carlos, titular en los tres juegos ante el Celtic (tenía la triple corona al ganar la Liga y la Copa de Escocia y la Copa de Campeones UEFA, hoy Champions League). Empezó mal para La Academia: el 18/10, en la ida en Glasgow, 0-1 (ST 24’ Mc Neil) en el Hampden Park, el Estadio donde en 2008 debutó Diego Maradona como DT de la Selección argentina. La revancha fue el 1/11 en el Estadio Presidente Perón empezó con un traspié (PT 21’ Gemmel —penal—) y se recuperó con goles del “Toro” Raffo a los 33’, y de Cárdenas, a los 3 del segundo tiempo).
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El llamado desde La Plata
En 1965 llegaba Osvaldo Zubeldía a Estudiantes, mientras Rulli seguía viajando de Villa Elisa hasta La Boca, para entrenar, y al centro de CABA para tratar de recibirse de odontólogo. Casualmente, en un viaje en el ferrocarril Roca, encontró una vez al nuevo entrenador Pincharrata, que conocía de todos los detalles y Rulli venía jugando poco en la primera xeneize. “Osvaldo me preguntó si quería volver, y le dije ¡cómo no voy a querer! Es más, el recordado Jorge Kistenmacher fue profesor mío cuando pasé a Primera. No sé qué pasó con las gestiones, pero no volví a Estudiantes. Yo había jugado en la otra escuela”.
Las vueltas de la vida, Racing primero y Estudiantes después, lograron el codiciado trofeo, 1967 y 1968. Para aplaudir y celebrar, una joya del tintero deportivo: el mismo día que en los diarios estaba impreso el título intercontinental, hubo fútbol de Primera por el torneo de Primera, el Nacional ’67, y en el vecino Estadio de Independiente se presentó Estudiantes, que salió al campo con una gran bandera celeste y blanca.
El cemento vibró ante el gesto Pincha, y la revista oficial del club —presidido por Mariano Mangano— publicó en la tapa esa fotografía con el título “Homenaje a Racing” y este texto: “La de Racing es una conquista del deporte nacional, es fruto del trabajo, del fervor, del espíritu de conjunto, de la amistad, de la sencillez; es el triunfo de todos los clubes de la Patria, es de todo el pueblo”. Sin saberlo, o tal vez sí, esa misma editorial iba a tener vigencia once meses después cuando los albirrojos trajeron desde Manchester la misma Copa.
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“Estando en Boca pude comprar esta casa, la elegí en Villa Elisa porque me gustó siempre el campo, pero hoy vivo no en la misma, sino en la de al lado, medio de casualidad, cuando fui a hablar con el vecino por un árbol que estaba en peligro y me la ofreció en lo que fue un buen negocio para el momento”, explica Juan Carlos Rulli, sin parentesco con el arquero platense, Gerónimo Rulli.
Pero el “fogonero”, que jugaba indefinido entre la defensa y el ataque, se ganó también la ropa del combinado nacional: jugó las Eliminatorias para México ’70, y luego se dedicó a la dirección técnica (ayudó a César Menotti en Huracán apenas asumió en 1971 y luego dirigió a Racing en 1973), terminando por ejercer en esa meta que también fue ser profesional médico.
“Yo nací en el ’37, en un sanatorio de Santa Rosa, La Pampa, y el apodo es porque somos mellizos con una hermana, ella era Coca, del 10 de abril (Gladys Dina) y yo soy del 11, por unas horas de diferencia”.
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Los que quedaron en el cuadro dorado del primer club argentino ganador de la Copa Intercontinental (hoy reconvertida en Mundial de Clubes) formaron esa tarde con Agustín Cejas; Oscar Martín, Roberto Perfumo, Alfio Basile, Nelson Chabay; Juan Carlos Rulli, Joao Cardoso, Humberto Maschio; Norberto Raffo, Juan Carlos Cárdenas y Juan José Rodríguez.
Otros que jugaron en la serie de tres con el Celtic fueron Miguel Mori, Ruben Díaz, Jaime Martinoli, Fernando Parenti, Néstor Rambert, Antonio Manillo, Rodolfo Vilanoba, Oscar Caceres, mas los arqueros suplentes Antonio Spilinga y Luis Carrizo.
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