Un reciente informe encendió las alarmas en la provincia de Buenos Aires al revelar preocupantes niveles de arsénico en el agua de consumo humano. Son varias las localidades bonaerenses -incluida la ciudad de La Plata- que presentan altas concentraciones de este elemento químico natural.
En algunas zonas de La Plata, el agua potable presenta niveles de arsénico que oscilan entre 10 y 50 partes por billón (ppb), un rango considerado como "alerta amarilla". Este indicador, que equivale a entre 0,01 y 0,05 miligramos por litro, aún está por debajo del límite nacional permitido (0,05 mg/l), pero supera el establecido por la Organización Mundial de la Salud (0,01 mg/l). En este rango, también se encuentran municipios como Mar del Plata, Necochea, Tandil, Olavarría, y algunas localidades del conurbano bonaerense.
Entre los sectores más afectados se encuentran la localidad de Gonnet y el barrio El Rincón, donde los niveles de arsénico en el agua son de 26 y 14 ppb, respectivamente. En otros puntos del casco urbano como la zona de 4 y 60 y 21 y 41 también se registró este elemento en el agua, aunque los niveles son de 1,72 y 2,26 ppb, por debajo de los límites establecidos.
Sin embargo, el panorama es más crítico en otros puntos de la provincia. En localidades como Tres Arroyos, Junín, Monte y Cañuelas, los niveles de arsénico alcanzan e incluso superan las 50 ppb, llegando en algunos casos hasta los 280 ppb, según datos del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).
Según lo monitoreado en el mapa, las áreas geográficas del país que tienen una concentración de arsénico superior a lo recomendado y pueden generar patologías son gran parte del interior de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero, Jujuy, Salta, Chaco, Tucumán y Corrientes.
Las recomendaciones ante los altos niveles de arsénico en el agua
Estas cifras representan un grave peligro para la salud pública, ya que la exposición prolongada al arsénico puede provocar enfermedades graves como cáncer, lesiones cutáneas, diabetes y problemas cardiovasculares.
Ante esta situación, los especialistas recomiendan no utilizar agua con niveles elevados de arsénico para el consumo ni la preparación de alimentos. En su lugar, es fundamental optar por fuentes de agua tratada o segura para prevenir los efectos del Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico, una enfermedad que afecta a miles de personas en el país.
El mapa elaborado por el ITBA sigue siendo una herramienta clave para monitorear esta problemática en toda la Argentina, mientras que estudios como el del Programa de Medio Ambiente y Salud de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) recalcan la necesidad urgente de implementar políticas públicas para garantizar el acceso a agua potable segura en las zonas más afectadas.