Casi 30 años atrás, Daniel Canu y Laura Cornejo decidieron lanzarse a un emprendimiento propio: armar una línea de productos de construcción que se comercializara de manera no tradicional. Era el año 1995 y era común que las pinturerías funcionaran como distribuidoras de pintura, pero las fábricas no vendían el producto en sus bocas de expendio. Y allí es donde Miksa llegó con su modalidad disruptiva de vender lo propio en su propio local.
El primero funcionó en un espacio mínimo en el centro de La Plata, en calle 18 y Diagonal 75. De manera gradual, Miksa comenzó a ofrecer pinturas, revestimientos, impermeabilizantes, entre otros productos que no se conseguían en otras pinturerías ni tampoco en ferreterías.
A ese sistema de comercialización, quisieron sumarle algunos otros atributos, de la mano de las nuevas tecnologías. Implementaron un sistema informático y colorámico que antes no se utilizaba como apoyo para la gestión, que permitía ofrecer los colores a un costo muy competitivo. “Fue una gran ventaja en medio de las crisis que se iban dando en el país, porque no tuvimos que pagar regalías en dólares a gente que nos diera soluciones tecnológicas, sino que era todo de origen nacional, estaba a un costo muy competitivo y con un gran servicio”, recuerda Canu.
Atributos y ventajas que contaron, durante 28 años, al punto de poder llegar a que Miksa se expanda en siete sucursales propias: en el centro de La Plata, Los Hornos, Tolosa y Berisso; además, el local recientemente inaugurado en City Bell (en Camino General Belgrano y 481), y en el interior del país: Coronel Suárez y Chacabuco.
COMPROMISO SOCIAL
Con el paso de los años, Canu y Cornejo supieron rápidamente que querían, de algún modo, retribuir a la sociedad lo que durante años habían recibido de ella. “Empezamos esto con un sueño que parecía imposible. Hoy la realidad nos dice que esto es más de lo que hubiéramos imaginado, creo que ni en el mejor de los sueños nos cabía una realidad como la que vivimos hoy”, cuenta, elocuente, Daniel canu. “De alguna manera teníamos que devolver a la gente esa gratitud”.
Encontrar el vínculo entre la pintura, el arte y la ciudad que vio nacer y crecer a Miksa fue una reacción casi espontánea para los dueños de la firma, que se pusieron manos a la obra con la puesta en valor de lugares emblemáticos de la ciudad, como la Casa Benoit, la República de los Niños, la fachada del Pasaje Rodrigo, un mural en el Hospital San Martin, y el Barrio Meridiano V.
En este último -barrio icónico de la ciudad de La Plata-, además de restaurar sectores y brindar asesoramiento con especialistas de Miksa para cuestiones de mantenimiento edilicio, se organizaron este último año tardes de domingo de “arte y pintura” y talleres gratuitos para niños (“Arte en juego”), en el playón de la Estación Provincial.
“Nos vinculamos con todo lo que puede mejorar de algún modo la experiencia de la gente en espacios gratuitos. El arte lleva alegría a la gente y a su vez está muy vinculado a la pintura. De este modo se fue creando una red interesante… La Municipalidad sabe que cuenta con nosotros a la hora de restaurar algo de la ciudad, y a la vez, hay grupos de expresiones artísticas callejeras y grafiteros que ya nos conocen y vienen directamente a nosotros”, relata Canu.
La comunicación, así, se da directamente entre los artistas que buscan un lugar y visibilidad para expresarse y acuden a Miksa con propuestas muy diversas. Inevitablemente se genera una red, de la que resultan todos beneficiarios. “La expresión artística que surge de todo esto es para la gente, y no se podría dar si ellos no tuvieran los medios para hacerlo. Se genera una reciprocidad muy linda”, comenta Daniel. “En la puesta en valor de clubes o centros comunitarios implicás necesariamente a más gente. Entonces es un beneficio para el artista, para el que habita ese espacio y para nosotros, que damos visibilidad a lo que vendemos”, resume.
De este modo, las expresiones artísticas muchas veces también se interrelacionan con el compromiso social de Miksa, que a lo largo de estos años se ha involucrado en acciones solidarias, como la confección de remeras para clubes deportivos de barrio, la donación de pintura para terminar fachadas de escuelas, o colectas solidarias para centros de ayuda comunitaria. Muchas de estas acciones se realizaron a través de organizaciones involucradas en distintas causas, como la Fundación Generando Futuro o La Plata Solidaria, entre otras.
A partir de la visibilidad que comenzaron a tener este tipo de acciones, y sobre todo después de la pandemia, Miksa reforzó la comunicación y comenzó a darle otra impronta a sus redes sociales, hasta entonces un poco relegadas a las publicaciones comerciales tradicionales. Para ello, el equipo buscó que más rubros se involucraran para la generación de contenidos, como diseñadores o decoradores de interior. Así surgió la idea del Color del Año, que Daniel Canu sintetiza: “Armamos un set de filmación en un espacio y se creó algo puntual con cada uno de los que traía una propuesta con las paletas del color del año, y ese material se publicaba. De esa manera, ganamos visibilidad nosotros y el que generaba la propuesta. Y las redes comenzaron a tener contenido novedoso cada día, por lo que se le agregó valor a lo que comunicábamos”.
A esta mutación en el uso de redes también se sumó la necesidad de modernizar otros aspectos de la empresa con el fin de ganar eficiencia. Canu está convencido de que la única manera de sobrevivir a las crisis es ser eficientes, y en este sentido, considera un beneficio contar con una planta moderna y eficiente.
Pero no se detiene allí en plan de sumar más tecnología, y, a poco de haber comenzado el año, pareciera que la inquieta Miksa está cerca de anunciar buenas nuevas. ¿Verán la luz en 2023? Posiblemente. Y si algo no faltará, será el color.