Al Profesor se lo extraña cada día más. Y más lo extrañamos quienes tuvimos la suerte de tratarlo y conocerlo. Él nos abrió su corazón y las puertas de su casa. Por algo le decían el Profesor, porque sus enseñanzas son el mejor de sus legados. Así lo vamos a recordar, a través de sus reflexiones, de algunas de sus frases, que marcaron un camino.
En días de Mundial recuerdo una opinión que dejó sobre Diego: “El día que me entrené con Maradona me deprimí. Sentía que yo no sabía jugar al fútbol”.
Messi lo desveló, lo sufrió como rival pero lo disfrutó como uno de los suyos y lo hizo capitán de la Selección: “Es un genio, es Picasso, Miguel Ángel. Lleva el fútbol a una categoría de arte”, decía.
Siempre pregonó el "nosotros" por sobre el "yo" y el 5 de agosto del 2011, cuando asumió como entrenador del Seleccionado nacional sorprendió de entrada: “Allí tenemos la bandera argentina, creada por Manuel Belgrano. Él dio todo por la patria, dejó su sueldo, murió pobre, es el ejemplo a seguir, el de poner el bien común por encima del individuo”.
Sabella supo valorar el ser segundo a pesar que lo movilizaba ganar, tanto en Estudiantes como en la Selección : “Somos una sola camiseta, con 11 números. El campeón es la gloria y la gloria no tiene precio”.
“Tal vez tendría que decir que el resultado es lo más importante pero diría que no es lo único. Hay maneras y maneras de ganar, y hay maneras y maneras de perder. Y sin nos toca perder hay que hacerlo de una manera digna, siendo digno con uno mismo, con los compañeros y con los rivales”, contaba Sabella.
Al analizar el fútbol de estos tiempos, supo decir: “De chicos nosotros hacíamos nuestros propios juguetes, nuestras propias pelotas, ya teníamos que pensar para poder jugar. Ahora está más servida la cosa. Hoy hay muchos jugadores similares en cuanto a velocidad pero hay menos pensantes. Perdimos el jugador cerebral en el medio”.
Alejandro siempre inculcó el valor del grupo, el sentido de pertenencia, y por “el grupo es como una casa. Lo importante es lo que no se ve, los cimientos. Como dijo Antoine de Saint Exupery lo esencial es lo invisible a los ojos”.
Y en la misma dirección, enfatizó parafraseando a Mahatma Gandhi: “El día que perdamos la humildad habremos puesto el primer ladrillo para construir el edificio de nuestro fracaso”.
Sabella fue un hombre muy instruido y leído, y tenía frases para cada momento. Un ejemplo fue en el balcón del Palacio Municipal ante una plaza colmada después de que Estudiantes ganara su cuarta Libertadores. Ahí recordó a Juan Domingo Perón cuando dijo “siento en mis oídos la más maravillosa música que es la voz de la gente de Estudiantes” y empalmó con otra de Raúl Alfonsin “la ciudad está en orden”.
Esa noche también dejó otra frase para el archivo: “Somos un grupo de jugadores y cuerpo técnico hermanados en la solidaridad. Estudiantes, una vez más, es Estudiantes de la Patria”.
El hombre que se transformó en una de las banderas Pincharratas, campeón como jugador y técnico, contó después de su enfermedad que a él también le sirvieron sus propias enseñanzas: “Cuando la estaba peleando, recordé lo que les decía a mis jugadores, que siempre den el 100 por ciento. Y si se los pedía a ellos yo tenía que luchar para mantenerme con vida”.
Así fue Sabella. Cerebral como jugador y como técnico. El hombre que siempre puso por delante el nosotros por sobre el yo. Ya pasaron 2 años que se fue al reino de los cielos. Acá en la Tierra se lo respeta, se añoran sus charlas y se lo extraña Profesor. Hasta el próximo recuerdo.