Por Ricardo Fuentes
Por Ricardo Fuentes
En paralelo a lo que será la culminación del Mundial de Fútbol, que tiene a la Argentina de protagonista, muchas y muchos platenses vivirán a flor de piel la otra final. Una final quizás no tan cargada de nervios como la que vivirán contra Francia Messi y los muchachos. Pero no tan lejos de esa sensación, ya que esta otra les permitirá saber (con la carga de altivez que tiene ese verbo para los argentinos) cuál era la persona que más conocía del fútbol planetario dentro del grupo de wasap, al menos por los próximos cuatro años.
Alguien será reina o rey (en esta competencia las distancias por género desaparecieron hace tiempo) y gozará del privilegio real de poder opinar del fútbol internacional sin recibir mayores objeciones. Bien ganada tendrá esa corona.
Es que el domingo finaliza el ya tradicional torneo de amigas y amigos que, por estos lares y con singular originalidad se denomina Prode casero. Una competencia que cuenta con millones de adeptas y adeptos en el mundo -con otros nombres, claro-, pero que en nuestra ciudad ya tiene arraigo de sello y admite competidoras y competidores de toda laya, sin ningún distingo. Una especie de Lotería de Babilonia o de democracia ideal, opinan las y los participantes.
Para ingresar en esa disputa, cuyo premio es simbólico, aunque no por eso poco preciado, no es necesario ser un especialista. Basta con haber perdido horas en un café, en una esquina o en una sobremesa familiar discutiendo sobre fútbol. Eso sí, es imprescindible contar con acceso a un celular o a una computadora. La tecnología avanza como el agua por los vericuetos menos visibles de la sociedad moderna, diría Elon Musk, quien, por cierto, juega a otra cosa, menos visceral.
Con el resultado de Argentina-Francia ya no quedarán más chances para la heroica remontada en el popular certamen que se inició con las premoniciones realizadas hasta 30 minutos antes de Ecuador-Qatar, allá, por un remoto 20 de noviembre de este año.
¿Qué es el Prode y cuándo se inició?
La pregunta sobre qué es el Prode es bastante sencilla de responder según los cánones actuales que, ojo, no son los mismos que le dieron origen a la palabra, cuando nació en los 70. ¿Cómo? Claro, Prode es una especie de afijo o parasíntesis de Pronósticos Deportivos y se creó el 5 de noviembre de 1971, a través de un decreto de por el entonces presidente de facto Agustín Lanusse. Vaya curiosidad: se inauguró el 27 de febrero de 1972, cuando Estudiantes venció a Atlanta por 2 a 0. Fue furor. Hasta hay una ingenua película que rescata aquellos días de la boleta con los 13 partidos para local, empate o visitante y se llama Yo gané el Prode ¿Y usted?, dirigida por Emilio Vieyra, en 1973.
Lo cierto es que quién sabe por cuántos motivos aquella apuesta se desvaneció con el tiempo y, aunque hubo atisbos de resucitación, el Prode del Estado pasó a la historia. Pero su nombre fue recuperado, ahora por juerguistas no oficiales, simples aficionados al fútbol.
Dicen que este nuevo prode casero de amigas y amigos -digámosle así, aunque sobre el final del torneo siempre se pierde la tonalidad afectiva- comenzó apenas un año antes del cambio de siglo, en el 99, con el Boca de Bianchi. Unas fechas antes de que el club de la Ribera alcanzara una serie de 44 partidos invictos, los simpatizantes de otros clubes comenzaron a apostar -de boquilla- en contra del xeneize, pronosticando el límite inmediato de la serie de victorias. Además sumaban a su predicción la cantidad de goles por los que el equipo del Virrey iba a caer. Todo quedaba anotado el viernes en una planilla que se revisaba el lunes. Eso se amplió luego a otros equipos y después a la totalidad.
Ese prode casero se hacía a través de un organizador que llevaba registro del resultado y también de los goles que se marcarían en cada encuentro de cada fecha. Al final del campeonato de la AFA, quien había logrado mayor puntaje era el ganador, por supuesto. Luego se agregaron condimentos, como una escueta recompensa para el vencedor; comodines que permitían acercar posiciones a los rezagados y otras alternativas, como el uno contra uno, una disputa más personal dentro de la otra.
Al principio, pocas mujeres eran invitadas al evento, pero enseguida consiguieron un lugar a fuerza de aciertos y desafíos. Así, el prode se amplió hasta números inverosímiles. Contribuyeron también a su promoción los concursos que pusieron en marcha algunos diarios de amplia circulación, pero cabe decir que no fueron esos periódicos los inventores de este juego social.
En un más que interesante podcast que publica la revista educativa Microscopía (https://abc.gob.ar/microscopia2/inicio), la especialista Roxana Morduchowicz habla de las culturas juveniles, las pantallas y el fútbol. Y señala que las formas de sociabilización que admite el fútbol son múltiples y variadas. El prode casero ingresa en ese universo de intercambio social y moderno. Tanto es así que, por caso, en la carrera de Geofísica inventaron un jugador X, guiado por algoritmos que, según cuentan lleva ganados algunos torneos, pero que en Qatar se desinfló. Por ahora X merodea la mitad de la tabla. Una tabla de posiciones que encabeza una profesora de Matemática, que conoce perfectamente el Mapamundi, “pero no lo distingue de una pelota”, acusan sus envidiosos colegas.
Por eso, el domingo, a las 12, muchas y muchos platenses gritarán los goles, mientras cuentan cuántos tantos les faltan para alzarse con la corona. Es que en La Plata se transpira fútbol con las manos húmedas, aferradas al celular, listas para disparar la cargada al vecino.