Con la declaración de los últimos testigos, finalizó este martes la etapa de prueba en el juicio oral a una pareja acusada por el crimen del abogado Miguel Ángel Gómez ocurrido en noviembre de 2015 en la localidad de City Bell. Los acusados de este caso son Marina Paola Irala (asistida en la defensa por la abogada Solange Barnetche Alonso), y su pareja, Cristian David Olguín, defendido por el letrado Martín Herrero Carré. El expediente comenzó a debatirse hace una semana y es mediante el sistema de juicio por jurados que es dirigido por el juez Claudio Bernard del Tribunal Oral Criminal II de La Plata.
La autopsia determinó que Gómez tenía siete cortes en el cuello, en la cara, el tórax y el cráneo, y había sido quemado con agua hirviendo en las manos y en los pies. Se descartó el robo como móvil porque tenía su celular y otros elementos de valor y porque era claro que había sido torturado antes de morir.
Se sospecha que el móvil de crimen fue para apoderarse de los bienes del profesional que estaba en pareja con la acusada y con quien tuvo una hija. Según testigos, la relación estaba rota, no había retorno. La víctima le estaba construyendo un departamento en el fondo de la casa de los padres de Irala para que se instale con la hija de ambos.
Por su parte, Olguín fue la pareja de la acusada. Estuvo preso por tráfico de drogas, practicaba boxeo y ritos umbanda. Se cree que entre ambos planificaron el crimen y descartaron el cuerpo. Pero en el juicio oral aparecieron indicios de la posible participación de una tercera persona.
El día de la detención de Irala se encontró en la casa del abogado pertenencias de Olguín, como guantes de boxeo y una capa para ritos umbanda. La víctima no practicaba ninguna de esas disciplinas. La única explicación de ese hallazgo es que los acusados mantuvieron su relación en el tiempo.
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La acusación está en manos de la fiscal de juicio Helena de la Cruz y la familia de la víctima cuenta con el patrocinio del abogado Julio Beley, quienes este miércoles 2 de noviembre, desde las 10, pedirán que ambos acusados sean condenados a prisión perpetua.
Manuela Gómez Cano, una de las hijas de la víctima, dijo a este medio que "después del crimen de mi papá, ella nos daba (a los hijos) versiones distintas sobre el hecho, había muchas contradicciones, todo eso se lo informamos a la Justicia y así empezamos a sospechar de ella. Ahora en el juicio todos los testigos confirmaron la mala relación que ella tenía con mi papá", aseveró.
Se sospecha que Gómez tenía previsto abandonar a su última pareja, la acusada. La mujer tuvo una hija y dijo que su padre era la víctima, a quien conoció durante una entrevista profesional. Lo fue a ver para que defienda a su pareja, el coimputado Olguín. El profesional no tomó el caso pero comenzó a salir con Irala quien al poco tiempo se mudó a la casa del abogado en City Bell.
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Esta circunstancia fue corroborada con otra testigo que declaró durante el debate. La mujer aseveró que la acusada "se sentía dueña de la casa, el doctor no tenía intimidad, ni siquiera laboral, para ver a sus hijas lo hacía en una cafetería".
La testigo describió a la víctima como "un hombre bueno, respetuoso, amable, siempre estaba contento pero últimamente estaba apagado, el doctor no era maltratador, nunca se sintió amenazado, no tenía enemigos, era un apasionado de su trabajo".
La mujer refirió que en una oportunidad la víctima le dijo: "Yo tengo que sacar a esa mujer (Irala) de la casa porque es mala, dañina y peligrosa, ya le hice bastante daño a mis hijos trayendo a ella, una vez ella llamó al 911 diciendo que él la había maltratado". También resaltó que la acusada le reclamaba una casa para ella y su hija: "A mí no me vas a dejar en la calle me vas a tener que dar una casa", era la exigencia de la acusada, siempre según el relato de la testigo.
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Gómez estaba divorciado. Tuvo tres hijas (Manuela, Victoria Gómez Cano, María Eugenia Gómez) y un hijo (Maximiliano Gómez). Los cuatro presenciaron todas las audiencias y están convencidos que los acusados son los asesinos de su padre.
Los acusados estuvieron en pareja. Tras la detención de la acusada y de análisis de su teléfono celular dieron con el coprocesado. Había mensajes de texto que los comprometían. "En el teléfono celular de la acusada había comunicaciones de ella con una persona que eran por demás llamativas dando a entender que estaban planificando el crimen de Gómez", señaló el exjefe de la DDI La Plata, Pedro Beltrame, durante su declaración en el juicio oral.
Al investigador le llamó la atención la "indiferencia" que la mujer acusada mostraba al inicio de la pesquisa y refirió que la relación de Gómez a Irala "no tenía futuro, ya venía desgastada". Sobre la hipótesis del caso explicó que es un "homicidio vinculado al entorno" de la víctima que fue torturada hasta su muerte. "La violencia de este hecho es muy particular apunta al sufrimiento de la víctima", sentenció el exjefe de Gabinete de Homicidio de la Policía platense.