Museólogos, historiadores y funcionarios recogen una anécdota muy atractiva aunque difícil de corroborar en la que se cuenta que, tras los actos de celebración del tercer aniversario de la ciudad, Rocha, quien ya había entregado el mando de la provincia a su sucesor, Carlos D’Amico, salió a caminar por la ciudad que se hallaba en plena construcción junto a otros funcionarios entre los que estaba el juez de la Suprema Corte de Justicia provincial Manuel Langenheim, uno de los masones más renombrados de todos los que poblaron la época fundacional, quien observó que de entre todas las manzanas que rodeaban la plaza principal sólo había un lote que permanecía sin ser edificado.
- ¿Diganme, alguien sabe de quién es ese terreno que permanece baldío?-, quiso saber el jurista.
- Es de éste, que no tiene fe en su propia obra-, respondió, risueño, D’Amico señalando al artífice de la ciudad.
Rocha recogió el guante y redobló la apuesta: invitó a todos los presentes a un almuerzo que se realizaría el 1 de enero de 1886 en la casa que mandaría construir de inmediato en ese sitio.
Según este relato, ese mismo día se comunicó con su amigo y fiel colaborador Pedro Benoit y le pidió que diseñara los planos de una casa y que encargara su ejecución al maestro mayor de obra, Fernando Cerdeña. La leyenda cuenta que para llegar a tiempo con la fecha Rocha hizo poner braseros en las habitaciones para acelerar el secado de los materiales. Así, cumplió con el desafío y el sitio pasó a la historia como la “casa de los 40 días”, por el tiempo que demandó levantarla. Frente a los palacios que ostentaban otros funcionarios de aquel momento la casa era bastante sencilla.
Más allá de lo anecdótico había otro elemento en juego: La normativa vigente preveía que quienes no edificaran sus terrenos comprados con grandes facilidades en la ciudad antes del primer día de 1886 perderían todo derecho a su propiedad y éstos volverían a manos del Estado.
Como sea, lo cierto es que Rocha mantuvo su residencia en la mansión de Lavalle 835, en Capital Federal, y usó la propiedad platense solamente en ocasiones puntuales o por breves temporadas. A su muerte, la vivienda quedó en manos de sus hijos: Jacinta, Juan José y Bernardina. Dos décadas más tarde la propiedad fue subdividida y, al poco tiempo, vendida y demolida. Solo quedó en pie un sector conocido como “Casa chica”, que el fundador de ciudad había reservado para generar una renta mediante su alquiler y que es donde hoy funciona el museo.
NACE EL MUSEO
Durante años hubo varias iniciativas para crear un sitio de homenaje a Rocha hasta que, a fines de 1948 la ley provincial N° 5336 creó el Museo y Archivo Dardo Rocha para homenajear su figura con la que, se indicó en los fundamentos de la norma, “la provincia de Buenos Aires y la República Argentina tienen una deuda grande que saldar”.
El gobernador Domingo Mercante dictó un decreto de expropiación de la casa frente a Plaza Moreno y el lugar quedó bajo la órbita del Ministerio de Educación bonaerense.
El 19 de noviembre de 1952 cuando finalmente fue inaugurado el museo, la ciudad cumplía 70 años y, unos meses antes, había perdido el nombre que le había dado su fundador para adoptar el de Eva Perón.
Su acervo inicial, que estaba constituido por “bienes museográficos y archivísticos” cedidos por los descendientes, adquirió mayor relevancia a partir de sucesivas donaciones y, sobre todo, por la incorporación de elementos provenientes de la casa de Rocha en Capital que, pese a haber sido declarada monumento histórico nacional, fue demolida en 1970 luego de que el gobierno de la denominada Revolución Argentina, derogara la ley que pocos años antes la había designado sitio protegido.
Cuando esa casa fue tirada abajo, el grueso de los libros y documentos pasaron al Archivo General de la Nación mientras que otras cosas salieron a remate público. No obstante, se logró rescatar el portón de entrada, parte de la reja y algunos mascarones de ornamentación del edificio que pasaron a engrosar el patrimonio del museo platense. “De allí recuperamos un portal labrado, la rejas, farolas y muebles que sirven para recrear distintas habitaciones. De esa propiedad también se trajeron porcelanas, cristalería, vajilla, adornos de mampostería y fragmentos de piso de la casona demolida”, explica a @0221.com.ar la directora de la institución, Susana Scorians, quien comenta que desde hace poco el museo ha reabierto las puertas al público todas las mañanas de lunes a viernes con reserva previa llamando al teléfono 4275591. Hasta que sobrevino la pandemia los registros de visitas se nutrían, principalmente, de investigadores, turistas y contingentes escolares.
El 22 de diciembre de 1980, los gobiernos provincial y municipal firmaron un convenio por el cual el museo pasó a manos de la Dirección de Cultura de la comuna, lo cual se efectivizó en marzo del año siguiente. Ya en democracia, el decreto 695 de 1986, declaró a la casa patrimonio arquitectónico.
La casa-museo conserva la estructura original, a excepción del área del primer patio, que fue techada para convertirse en el sector de exposiciones. El recorrido propuesto comienza en forma cronológica por la sala fundacional en la que el visitante encuentra con información sobre el proyecto, idea y realización de la capital de la provincia de Buenos Aires.
El patrimonio expuesto del lugar incluye mobiliario, vajilla, indumentaria, pinturas, artesanías, medallas, libros, documentos y fotografías. Debe destacarse en ese conjunto de elementos vinculados con la fundación de la ciudad una importante biblioteca y archivo especializado.
En ese sentido, además de los libros de la colección privada del fundador, existe una de las más completas bibliografías sobre el tema Dardo Rocha y sobre La Plata. Existe asimismo una mapoteca y una hemeroteca, con diarios, revistas y periódicos nacionales y extranjeros que se suma a documentos oficiales y correspondencia privada, en el período 1858-1921. También hay trajes, vestidos, fracs, levitas, galeras, gorras, deshabillés, bastones, camisas, sombrillas, esmoquin, guantes, pertenecientes a distintos miembros de la familia.
Muchos aportes de la ciudadanía han enriquecido el patrimonio del museo en todo este tiempo. Por caso, en 1977 María Teresa Cabrera, nieta de Federico Cabrera, uno de los maestros mayores de obra que intervino en la colocación de la piedra fundacional en Plaza Moreno, donó una de las cucharas de albañil que se usó para sellarla. Hasta entonces, solo existía en el museo la cuchara de oro, plata, diamantes y ébano con la que la esposa de Arana dio la primera palada simbólica para cubrir la piedra.
Al cumplirse el centenario de la ciudad y abrirse la piedra fundacional se retiró el receptáculo de plomo en el que estaba guardada la redoma de cristal y una colección de medallas acuñadas para la fundación. En la sala del museo donde estos objetos se exponen también hay réplicas del material colocado en la nueva redoma que debería abrirse para el bicentenario, en 2082.
En el patio trasero hay esculturas que pertenecían al Jardín de la Paz del Teatro Argentino, que fueron rescatadas del incendio que afectó a ese coliseo en 1977, las piezas fueron restauradas y mantenidas en guarda. Junto a esas figuras se conserva un formidable ejemplar de strelitzia reginae también conocida como flor de pájaro o ave del paraíso, una planta originaria de África que Rocha introdujo al país al regreso de un viaje por el mundo que realizó entre 1887 y 1889. “Aquel fue un viaje de recreación pero también de dolor por no haber podido concretar su aspiración de ser presidente”, cuenta Scorians que corre de un lado al otro para ultimar los detalles del acto que se realizará este lunes a las 16 horas, al cumplirse los cien años de la muerte de Rocha. Entre otras cosas, se renovará la imagen identitaria del museo, se lanzará un sello postal recordatorio de la fecha y se presentará la muestra "Dardo Rocha Vencedor del Olvido y la Muerte" compuesta por imágenes y cartas inéditas.
En el museo también se encuentra la colección de fotos de Tomas Bradley, que reflejó todo el proceso de construcción de La Plata, además de retratos familiares, oficiales, de la actuación pública de Rocha. Durante años los distintos responsables del establecimiento han buscado sin suerte una imagen de Rocha en su casa platense. Sólo pudieron dar con una foto colectiva en la que el ex gobernador aparece junto a una veintena de personas delante de una vivienda de similares características rescatada de un volquete por un vecino y que hoy se exhibe en el hall de acceso al Museo donde se atesora con más esmero y pasión que recursos el recuerdo del fundador.