domingo 06 de abril de 2025

La historia de la médica platense que diagnosticaron con cáncer y escribe para sanar

Magalí Etcheverry tiene 31 años, es oriunda de La Plata y desde el 2020 lucha contra un cáncer de mama que hizo metástasis en el hígado.

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Magalí Etcheverry es una médica neonatóloga de La Plata que lleva un año combatiendo contra un cáncer de mama que hizo metástasis en el hígado. A pesar de todo, Magalí encontró en la escritura una terapia que la ayuda a sanar y a reencontrarse con ella misma

La médica dejó de trabajar cuando le diagnosticaron un cáncer de mama. En ese momento todavía le daba el pecho a su bebé. “Me preguntaba cómo podía ser que una teta que estaba alimentando se enfermaba”, dijo.  

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Desde su licencia forzada, pasa más tiempo en su casa y aprendió a vivir de otra manera. “Esto de escribir siempre estuvo en mí, pero nunca lo desarrollé por cuestiones de tiempo. Antes de ser diagnosticada era médica y madre. Y lamentablemente uno suele postergar lo que le gusta”, explicó a TN

Magalí está casada con Tomás y es madre de Galo, de 6 años y Juana de 2. Contó que lo primero que hizo cuando se enteró que padecía la enfermedad fue contarle a todo el mundo. “Esto de ponerlo en palabras sirvió para superar algo que es muy difícil. Me pasan muchas emociones que las puedo manejar mejor cuando escribo”, relató la paciente que utiliza su blog como medio para sanar. 

En junio del 2020 llegó el diagnóstico y sostiene que se le “vino el mundo abajo” y que lo intuía, por conocer su cuerpo. “Mi segunda hija tenía un año y medio y yo estaba amamantando”, explicó.  En julio le informaron que tenía metástasis en el hígado y todavía no pudo operarse porque necesita sanar su órgano primero. 

“Ahí dejé de trabajar, un poco por el tratamiento y un poco por la pandemia. No hacía quimio en ese entonces, era mucho más tranquilo, pero no tenía permitido ir al hospital por ser paciente de riesgo”, recordó. 

La neonatóloga sostuvo que fue muy duro dejar de trabajar, pero al principio lo vivió con alegría por tener tiempo para estar en su casa. Sin embargo, los días se hicieron más largos porque “la medicina te hace socializar, conversás, ves gente” y empezó a buscar el disfrute desde lo cotidiano, “a calmarme con la autoexigencia”, remarcó. 

Desde allí, comenzó un curso de narrativa incentivada por una amiga profesora de literatura que corrige sus textos. “Me pregunta qué escribí esta semana y me empuja a hacer un libro. Sé que puedo ayudar a un montón de gente porque poco se habla de convivir con el cáncer. Mi enfermedad está en un estadio avanzado, hay tratamiento -que está haciendo efecto- y voy bien, pero los médicos me plantean desde el inicio que conviva con esto como una enfermedad crónica”, expresó. 

También realizó cambios en su alimentación y la de su familia que ahora se nutre de “muchas frutas y menos carne”, y encontró apoyo en la meditación y el yoga. Su mayor inspiración para escribir la encuentra durante los momentos de quimioterapia, cuando observa a otros pacientes y reconoce historias que ella misma vive. 

“Con cuestiones de la pandemia no veía a nadie y ahora hago un poco más de planes porque estoy vacunada. También trabajo mucho con la psicóloga por el tema del miedo. El miedo está en los controles y en los diagnósticos, son los que te acercan a la muerte, a la finitud, a ver el final de cerca”, remarcó. 

“No tengo mayores problemas con la imagen, lo que sí me molestó mucho fue cuando se me cayeron las pestañas y las cejas. Ni bien se me empezó a caer les dije a mis hijos que era por culpa del remedio. Mi nene más grande me decía que no me quería ver pelada. Por suerte, ellos no me vieron triste y está naturalizado con la familia”, explicó.  

Magalí es fuerte y sueña con volcar en palabras sus vivencias desde la autoficción, para que otros puedan leer su historia. En Instagram le escribió un texto a su marido en el que conmovió con su manera de narrar la vida. “Te dije que nos teníamos que casar el 11 de febrero y me creíste. Sabía que pronto se venían cambios. Así dejaste que me sienta hermosa con trenzas, como siempre soñé, fresca y cómoda. Una demostración más de este amor que todo lo puede. Desde que te conozco me pedís que me deje el pelo suelto y que le dé un poco más de amor. Nunca lo logré. Pero ahora que se está yendo este pedacito de mí, no voy a negar que me da nostalgia, que tengo que abrazar a esta yo que me devuelve el espejo”, expresó. 

En uno de los pasajes más emotivos de la publicación, Magalí expresó: “Fantaseo con la idea de que cada pelo que pierdo es un día de vida que gano y me causa gracia, porque con la cantidad que manejo sería eterna, aunque me gustaría que sea real para firmar sin dudarlo”. 

Contó que le “da mucho miedo la muerte” porque lo primero que pensó fue que sus hijos “se iban a quedar sin mamá”. Magalí es una luchadora y también batalla contra el fantasma del miedo. “Es irracional: por más que uno sepa que la quimioterapia funciona, que el tumor se achica, el miedo va a permanecer”, finalizó.

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