sábado 16 de marzo de 2024

Guardia cerrada y terapia a "cama caliente": así funciona el Instituto Médico Platense

El director Raúl Tassi trazó un dramático escenario en los sanatorios privados y reclamó mayores restricciones: “Si no, no lo vamos a poder parar", dijo.

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La crítica situación de las clínicas privadas de La Plata ante el avance del coronavirus se traduce en salas comunes y de terapia intensiva repletas, personal agotado y trabajando a destajo, largas colas para hisopados y la provisión de un insumo tan básico para esa patología como lo es el oxígeno que empieza a resentirse.

El panorama lo sintetizó Raúl Tassi, el director del Instituto Médico Platense, quien además administra el Instituto del Diagnóstico y la Clínica del Niños. Habló con 0221.com.ar y en buena medida reflejó lo que ocurre en otros sanatorios de la región con los que opera en red, como el Hospital Italiano, Ipensa, el Sudamericano, La Rivera y San Vicente. “Estamos muy ligados porque estamos pasando todos lo mismo”, dice.

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Cuenta que tanto el Instituto Médico Platense como el Diagnóstico tienen sus 30 camas ocupadas y con respirador en uso, que trabajan “a cama caliente porque sale uno y entra otro”, que ya ha tenido que derivar pacientes y que en el caso del centro asistencial de 1 y 50 tuvo que cerrar la guardia, donde actualmente hay pacientes internados que no pueden ser llevados a los pisos porque no hay lugar.

“Tenemos todos los espacios de la guardia con gente internada y hasta con oxígeno. No podemos sacarla porque no tenemos lugares en los pisos y la terapia”, explica.

“La foto de hoy es de terror”, dice Tassi, pero advierte que lo peor aún está por venir dentro de diez o quince días, cuando sea el pico. Por eso reclama que se tomen más medidas de restricción drásticas por 15 días. “Comprendo la parte económica, la gente dice que si cierra quiebra, pero vamos a tener que elegir entre quebrar o morir”, afirma.

SIN CAMAS

Nosotros estamos completos y derivamos pacientes. En las últimas horas nos recibió tres pacientes el hospital de Ensenada para terapia, le pedí por favor por tres pacientes que saturaban oxígeno con menos de 90, los pusimos en una ambulancia de máxima complejidad y fueron para ahí. Otros fueron al Gutiérrez, otros al Rossi, otros al San Juan de Dios y otro lo tuvimos que mandar a la Trinidad de Buenos Aires”, describe Tassi episodios de los últimos días. “Hasta conocidos nuestros tuvimos que conseguirles lugares para poder llevarlos”, dice.

Sin embargo, remarca que le preocupa más la escasez de médicos que de camas o respiradores. “Especialmente en los hospitales públicos, donde los que tienen más de 60 años o algunas patologías pueden no ir a trabajar”, agrega. Y remarca que en sus clínicas, más allá del agotamiento tiene médico porque -afirma- hace un año se prepararon y ofrecieron pagar más de lo que se paga para tentar a los profesionales.

No todos los sanatorios tienen médicos que trabajen con el COVID y eso hace que la demanda explote en los lugares donde se hacen hisopados. En el Instituto Médico Platense hay tres cuadras de fila todos los días, algo que también pasa en el Italiano y en los hospitales Rossi y San Juan de Dios.

A Tassi le preocupa lo que pueda pasar cuando llegue el pico de contagios. “En cada lugar que haya disponible se va a requerir oxígeno. Y aunque ahora no está faltando, los camiones no dan abasto en venir. Siempre vienen de noche, doce o una de la mañana, por una cuestión operativa. Porque es más fácil estacionar, para viajar en la autopista, porque son semejantes camiones. Ayer llegaron con 30 tubos del refuerzo, porque hay una demanda impresionante”, ejemplificó.

Los pacientes de terapia intensiva requieren mucha atención y más cantidad de personas, especialmente si tienen COVID-19. “Están casi todos respirados y sedados, hay que rotarlos y es muy cansador. Los terapistas no tienen respiro y desde que entran hasta que salen están corriendo. No sé cuánto van a aguantar”, dice Tassi.

A eso se suma que el coronavirus demanda períodos de internación mayores. Entre 15 y 20 días de promedio, según el director del IMP. “Pero por ejemplo tuvimos una chica de 17 años que entró en enero y estuvo hasta hace una semana. Estuvo muy complicada, pero la sacamos y se fue caminando”, grafica.

No descarta como alternativa para afrontar lo peor de la segunda ola que se avecina, la posibilidad de reabrir los hospitales de campaña. “Habrá que abrir las carpas de nuevo como la que tuvimos en 1 y 55. El de Gimnasia quedó armado y puede servir para contener, cuando algún paciente esté en sospecha”.

En ese sentido, a diferencia de la primera parte de la pandemia cuando esos hospitales no se usaron, consideró que ahora hay testeos rápidos para saber si un paciente está con COVID-19 o no, lo cual permite administrar los espacios más rápidamente.

RESTRICCIONES

Tassi se suma al pedido de mayores restricciones para frenar la explosión de casos. “Es comprensible la parte económica, pero es importante tomar los recaudos, usar barbijo, tomar distancia y guardarse un poco, por lo menos para pararlo”.

Y remarcó sobre la situación actual: “Pusieron restricciones hasta las 11 de la noche, pero vos ves un boliche entre las 9 y las 11 y ves que están todos juntos, sin cuidarse. Y es lo mismo, me contagio a las 9 o a las 11 menos diez”.

Por eso, hizo un pedido a las autoridad, “sea del partido que sea”: “Tienen que restringir esto porque no lo vamos a parar. ¿Qué vamos a esperar, a que la gente caiga en la calle como en Honduras?”.

Fue en ese punto que remarcó que comprende a quienes contraponen la situación económica. “A la gente que dice que puede quebrar si la paran de nuevo. Pero bueno, vamos a tener que elegir entre quebrar o morir”, sentencia y sintetiza su angustia: “Esta situación te desespera porque ves tanta gente llorando todos los días”.

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