Un violento episodio se registró el sábado pasado cuando cuatro comerciantes fueron atacados a golpes por 15 manteros senegaleses que se negaron a desalojar la vereda que bloquea las puertas de los comercios.
Desde la ONG Buenos Vecinos alertaron que hay 7.000 puestos de venta ilegal callejera en la zona. Los comerciantes tienen miedo de denunciar a los manteros por temor a represalias y la dificultad en el acceso a sus locales se volvió moneda corriente.
Todo sucedió en la puerta de una lencería en el barrio de Once, donde la dueña de un local llamda Isabel les pidió a los manteros que movieran sus productos porque tapaban la entrada de su local. Su marido escuchó los gritos y salió a defender a su mujer y la situación se desbordó.
"Vinieron 15 senegaleses a defender a sus compatriotas, empujaron al señor y lo golpearon en la cara. Sus dos hijos varones salieron a defenderlo y se armó una batalla campal porque ellos eran un montón”, contó Gloria Llopiz, presidenta de la ONG Buenos Vecinos, a Infobae.
“Eran 4 contra 15. A Isabel la desmayaron de una trompada. Terminó con el ojo lastimado y la cara golpeada. Uno de los hijos resultó con el tabique quebrado y al otro hijo le tiraron una silla por la cabeza y está con traumatismo de cráneo. El marido tiene herido el pómulo y le rompieron los anteojos”, detalló.
“En la Comisaría 3° nos dijeron que hay aproximadamente 7.000 manteros en Once y que la policía no puede hacer nada si no recibe la orden del Ministerio Público Fiscal. Lo único que hacen es mediar cuando hay algún altercado y evitar levantar actas. Acá hay connivencia porque los propios senegaleses me contaron que ellos pagan $500 por día para que los dejen trabajar. Esto es una mafia”, advirtió la mujer.
La familia fue asistida por el SAME y trasladada al Hospital Ramos Mejía, si bien se encuentran fuera de peligro, denunciarán el hecho a la Justicia. En la causa intervino el personal de la Comisaría 3° y la Fiscalía en lo Penal, Contravencional y de Faltas 17 a cargo del doctor Federico Topea.
El barrio de Once nuclea casi el 70% de los puestos ubicados en calles, avenidas y peatonales y aunque los operativos que desarrolla el Gobierno porteño para poner freno al comercio ilegal son casi a diario, los vecinos advierten que “los manteros abandonan el lugar pero horas después o al otro día vuelven a trabajar”.
De todas maneras, la presidenta de la ONG Buenos Aires dejó en claro que el problema de los vecinos no es con los senegaleses sino contra las mafias que los controlan.
“Al fin y al cabo, los senegaleses son víctimas de trata de personas. Su situación es crítica porque ni siquiera tienen consulado en Argentina. Entran con su pasaporte y cuando se les vence la estadía no tienen forma de renovar un permiso de estadía por no tienen dónde recurrir; y entonces son captados por estas mafias”, explicó Gloria.