La investigación por el doble crimen ocurrido en el buque "Ayane" que está en el Río de la Plata, cerca del Puerto La Plata, intenta determinar lo que sucedió a bordo minutos antes de que Carlos Lima descerrajó dos disparos sobres sus dos superiores en el navío, el capitán del barco, Alejandro Daniel García, y al primer oficial, Juan Alfonso Pegasano, según confesó él mismo a las autoridades de Prefectura con las que se comunicó a través de la radio.
La hipótesis de una discusión previa tomó cuerpo a partir del testimonio de otros tripulantes, aunque la más firme que se barajó hasta ahora apunta a un brote psicótico que pudo haber sufrido el victimario.
En ese terreno, el trabajo que lleva adelante el Juzgado Federal Número 3 de La Plata a cargo del Ernesto Kreplak tiene en cuenta los antecedentes violentos de Lima, a quien por su supuesta irritabilidad sus propios compañeros llamaban "El Loco" Lima.
Entre otras cosas aparecen entre sus antecedentes un violento episodio ocurrido en 2011, cuando fue condenado por tirotear a un vecino en City Bell. El hecho ocurrió el 2 de junio de 2008, en 134 y 472. Esa noche, cerca de las 22.30, Lima rompía a mazazos el pavimento de la calle para evitar que se acumulara el agua del desagote de su lavarropas y al advertir lo que estaba pasando un vecino fue a pedirle explicaciones, pero recibió seis tiros de parte del ahora marinero. Tras mantener una acalorada discusión, el entonces ex policía extrajo una pistola 9 milímetros y efectuó los disparos contra su víctima, quien cayó al piso gravemente herido. De acuerdo a los primeros peritajes, Lima abrió fuego a menos de un metro y medio de distancia y los testigos aseguraron que fue "como si lo ejecutara".
La víctima recibió un balazo en la pierna izquierda, dos en la columna, uno en el abdomen que le afectó el intestino y dos en el brazo izquierdo, por lo que fue trasladado al Hospital San Roque de Gonnet, donde los médicos lo operaron de urgencia. El agresor, en tanto, se atrincheró en su casa y también le disparó a la policía. Los efectivos pidieron apoyo al Grupo Halcón, se cerraron las calles y se convocó al fiscal en turno. Tras una hora de negociación Lima finalmente se entregó.
Por eso, una de las incógnitas que plantean sus propios compañeros en el buque, de acuerdo a los antecedentes de violencia y desequilibrio emocional que presentaba, es el modo en que Lima ha podido superar anualmente los exámenes psicológicos que les exigen para poder trabajar.
No es lo único. La otra pregunta que se hacen los investigadores es cómo el marino pudo ingresar armado al buque. “El control de ingreso de armas a un embarcación no lo hace Prefectura porque es responsabilidad de la empresa. Por eso, se supone, que un operador de seguridad tendría que haber controlado a cada tripulante antes de abordar; algo que claramente no sucedió”, precisaron fuentes cercanas a la tripulación.
Por otra parte, lo que se suponen los investigadores es que después perpetrado el ataque el hombre habría arrojado el arma a las aguas del Río de la Plata, ya que no habría sido encontrada en el lugar.