
Después de dejar a su cuñada, cuenta Piparo, se dirigieron a dejar a su suegro a su casa de 57 entre 15 y 16. Cuando Buzali bajó a dejarle unas bandejas a su padre, "en eso aparecen tres motos y una de las motos saca un arma y me pide mis cosas. En ese momento lo único que pensé fue que si me iban a pegar un tiro fuera en la cabeza, porque lo primero que se me vino a la cabeza fue la terapia intensiva donde estuve en el año 2010", dijo en referencia al robo y homicidio de Isidro, su bebé de 8 meses de gestación.
"No pude ni gritar así que abrí la puerta y les di la mochila. Mis vecinos empezaron a gritar que me quede tranquila, que llamaban al 911, y yo le digo a mi marido que se meta adentro, que yo no quería que sepan que soy yo. Después llamo al 911 donde digo que me robaron 6 motos, y me quedo sentada en un sillón un rato hasta que vino mi marido porque había vecinos que me querían saludar", refirió la diputada (después aclaró que quería decir seis motochorros).

Según contó, momentos después llamó a su hermano Matías para contarle lo que había pasado. Aseguró que los ladrones "claramente me eligieron a mí por mujer, porque mi marido estaba ahí cerca y solo le dijeron tranquilo, no le quisieron robar nada a él". Además, advirtió que entre el primer llamado a la Policía y el arribo de un móvil junto a una moto pasaron cerca de 25 minutos. Durante ese tiempo ella salió y entró de la casa para saludar vecinos, aunque "no quería salir mucho porque no quería que la gente se entere que era yo a la que habían robado de vuelta, y estar de vuelta en los medios".
Cuando llegó la policía "yo ahí estaba enojada. Llegó un móvil y una moto, creo, pero el móvil se fue y quedó la moto. Nos quedamos hablando con la policía 10 minutos, nos dijeron que estaban desbordados por las fiestas clandestinas, que estaban haciendo ese control que no les correspondía a ellos, como una queja. Yo les dije que me entiendan a mí, que me habían robado y quería que los busquen. Anotan todo en una libretita y no me toman la denuncia, me dicen que vaya a 10 y 53 (comisaría Primera) a hacerla", refirió Piparo.
LA PERSECUSIÓN
Si bien Piparo advirtió que los hombres que le robaron "eran 3 motos con dos sujetos cada una -no sé mucho de motos, pero creo que eran como de correr, como de motochorro-", y no tenían barbijo, dijo no estar del todo segura de que podría reconocerlos. Aunque sí llegó a notar que todos tenían visera, y que uno de ellos llevaba puesta una campera turquesa. La funcionaria aclaró que "no sabe" de dónde salió la versión de que le habían robado 20 mil pesos, y ratificó que sufrió el robo del Iphone, una mochila tipo cartera y alrededor de 6 mil pesos.
"Le decimos a mi suegro que entre, que se encierre ya que vive solo. Con mi marido nos vamos a la comisaría, manejó él porque a mí no me gusta manejar y casi nunca lo hago, porque soy desorientada. Íbamos por 47, bajando para el lado de 15, y habremos hecho unas 4 cuadras cuando vemos a tres motos y uno de los que iban a bordo tenía una campera turquesa. A mí me pareció que iban dos sujetos en cada moto. Ahí le digo a Juan: 'Son los que nos afanaron', y empieza un seguimiento tranquilo, creo que por calle 9, pero la verdad que no me acuerdo", contó.
"Íbamos atrás de las motos, tratando de no perderlos de vista. Llamo al 911 y ahí una chica me dice que ya me había atendido. Yo recuerdo ese llamado nomás, pero después vi en el teléfono que había más llamados. Les digo que íbamos de 9 para 42, que vengan por favor. Ahí seguimos siempre sin perderlos de vista pero nunca teniéndolos cerca", refirió.
Píparo aseguró que imaginaba que "iban a aparecer patrulleros y hacer un procedimiento por los llamados que yo había hecho. Pensé que ya habían afanado y no quería que sigan robando. Con Juan somos de llamar al 911 cuando pasa algo raro, no somos de mirar para otro lado". Consultada por la Fiscalía sobre si nunca pensó que esas personas podían ser inocentes, dijo que "no, jamás pensé en eso".

"En un momento doblamos y ahí la situación pasa a ser radicalmente distinta, porque al doblar lo que veo son cinco motos con diez tipos, y ahora estaban cerca, adelante nuestro. Ahí dije 'ya está, nos cagaron', como que nos habían encerrado. Las motos estaban adelante y me dio la sensación de que bajaban la velocidad, como que las teníamos encima. Fue una sensación de encierro", indicó.
En ese momento quisieron escapar de la situación, en la que presuntamente se veían acorralados. "Creo que escapamos por un costado, me doy cuenta obviamente que chocamos, porque sentí un golpe, y le empecé a decir a mi marido que corra, que corra, y le dije con mucha presión: 'Acá los dos no nos morimos'. Le metí mucha presión para escapar, porque las motos seguían atrás", reconoció Piparo.

Según ella las motos estaban "cerca, como ocupando toda la calle y formando una V". "Sentí como que el motor del auto se había caído, y que se nos iba a apagar el auto. Cuando siento el golpe miro para atrás y veo a cuatro motos encima". Consultada por la fiscal Eugenia Di Lorenzo sobre si alguna vez pensó que podía estar arrastrando una moto, aseguró que "no, jamás", y que por eso aceleró: "Sentí que las motos me seguían, (...) sentí pánico porque tenía las 4 motos encima".
Considerando que las motos estaban delante del vehículo y la pareja aceleró, la Justicia le preguntó por qué tomó esa decisión en lugar de retroceder con marcha atrás. "No sé, no lo pensé y no me lo pregunté hasta ahora. No sé que pensó mi marido", fue la respuesta de la funcionaria. En el raíd, contó, ambos sentían "mucho pánico", y después de pasar por plaza Belgrano pudieron ubicarse mejor e ir hacia plaza Moreno. Cuando estacionó, lo hizo frente a un grupo de agentes de Control Urbano, y sintió que una de las motos le pegaba una piña al auto por lo que decidieron seguir avanzando, dando vuelta a la plaza central de la ciudad, hasta llegar a una parte donde habían agentes policiales.

Cuando se bajó, según su testimonio, los amigos de los atropellados decían: 'Se tienen que dejar cagar a trompadas'. "Me sentía más segura porque nos seguían mirando y parecía que se estaban conteniendo porque estaba la policía. Mi marido no bajó, estaba en shock total. Yo igual le dije que no se baje. La policía me dijo que no habían recibido ningún reporte, que no sabían nada de un accidente. Hasta que llegó el secretario de Seguridad, que es Dario Ganduglia, a quien conozco porque trabajamos juntos, y después el secretario de Salud (Enrique Rifurcat)".
Según ella, los funcionarios habrían llegado alertados por la radio policial ya que ella nunca se contactó con ninguno por carecer de los contactos en su teléfono. Allí se dio la tensa situación en la que una mujer los increpó, diciéndoles "asesinos" y asegurando que habían atropellado a dos jóvenes. Después de ese episodio, refirió, llegaron finalmente a la Comisaría Primera. Allí les aclararon que los dos jóvenes atropellados no estaban en peligro. "Nos ofrecieron agua y nos dicen que agarremos lo que queramos. Yo agarré una coca porque sentía que me iba a desmallar", comentó, y aclaró que ya eran cerca de las 5 de la mañana.

Consultada para saber si no consumió más que eso, dijo que "solo coca porque sentía baja presión", y que su marido se descompuso y tuvo diarrea por el estrés de la situación. Sin embargo, esta afirmación se contradice -por lejos- con la del personal policial, que asegura que ambos olían a alcohol y vomitaron en reiteradas ocasiones en el baño de la Comisaría, sin que a ningún agente se le ocurriera -delegándole el deber a la secretaría de Convivencia de Control Ciudadano- hacerles un test de alcoholemia.
Contó que durante la persecusión "no pensé en nada, sentí pánico, y no pensé ni si tenían ropa parecida, o algo así. Yo siempre me sentí en una situación de peligro desde que nos encontramos con estas motos formando una V. Si ya está descartado que eran los ladrones, yo me pongo a disposición porque yo nunca quiero que nadie salga lastimado, y aunque no sea inocente, igual. En ningún momento quise pisar a nadie, ni tuve un momento de adrenalina, ni mi marido tampoco", aseguró.
La fiscal Di Lorenzo le preguntó, hacia el final de la declaración, si su marido nunca había tenido que ir a vomitar al baño de la comisaría. "No, solo tuvo diarrea mi marido", comentó Piparo. Y consultada por su abogado Burlando, ratificó que "temí por mi vida en el robo y en el encierro de las motos hasta que estuve con personal policial. Recién cuando dejé de temer lo primero que hice fue preguntar por el accidente. Por último, confirmó una de las certezas más polémicas de caso: "Nadie me habló de un test de alcoholemia en ningún momento de la madrugada, hasta el día siguiente que le hicieron el reconocimiento médico a mi marido", cerró.