Esta vivienda es un oasis de placer, un trocito de paraíso dentro de la vorágine inmobiliaria que se ha desarrollado en Marbella en los últimos años, según relata el Arq. Alejandro Giménez.
Una casa con valor familiar, habitada primero por sus padres que se dejaron seducir por la Marbella glamorosa de los años 60 y disfrutada ahora por sus hijos como casa de vacaciones.
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