lunes 25 de marzo de 2024

Diseños, costuras y hasta un Citroën 3CV, así trabaja la modista a domicilio de La Plata

Pasión y amor por su oficio. Con esas motivaciones la joven de 30 años se las ingenió para destacarse y ser una de las personas más requeridas por los platenses que desean arreglar una prenda. La expansión de un negocio que comenzó en un altillo y una logística que se transformó en un éxito.

El amarillo del Citroën 3CV logra destacarse entre el caos vehicular que se origina cotidianamente en el casco urbano de la ciudad. Es que cada vez que transita por las calles céntricas, los platenses fijan su atención en su fileteado, en el cual puede distinguirse el dibujo de una máquina de coser antigua, un número de celular junto al logo de WhatsApp y, lo más importante, las palabras que indican el servicio que brinda: “Modista a Domicilio”.

Casi sin proponérselo, esa terminó siendo la mejor publicidad para que Naphtali Piazza pueda contarles a los vecinos de qué trata su emprendimiento y que, en medio de la crisis económica, pueda transformarse en una gran opción para reciclar ropa. “Esto arrancó hace cuatro años, siempre me gustó el tema de la costura pero no lo había ejercido como un trabajo. Yo vivía lejos del casco urbano, en ruta 11 llegando a Magdalena y, dentro de las posibilidades que tenía, me convertí en la modista del barrio”, contó a 0221.com.ar la dueña de “Modista a Domicilio”.

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Al igual que muchos platenses, la joven de 30 años también sufrió los coletazos y se vio obligada a vender una camioneta Partner que no podía mantener y, por obra del destino, terminó dando con el Citroën que le abrió la llave para destacarse en el mundo de la costura de ropa.

“Antes de eso empecé a tener éxito cuando me dedicaba a arreglar las prendes de una amiga. Yo la llevaba y se las volvía a traer, arranqué con ese sistema y gracias al boca en boca fue explotando de a poco. Después vino el auto y fue increíble, la gente no paró de llamar”, relató Piazza.

La metodología de trabajo es la siguiente: el cliente llama a Naphtali, la modista va al domicilio y retira la ropa que tiene que ser arreglada. Luego de una semana, la joven la devuelve del lugar que las retiró lista para ser usada para cualquier ocasión. Así de simple.

“Lo que hago es ir a ver las prendas, veo lo que hay que hacer y, en caso de que la persona esté de acuerdo, me lo traigo al taller para realizar la confección. Después una persona lo lleva terminado al domicilio de cliente”, señaló.

Ante la gran demanda de clientas, la joven se vio desbordada y decidió abrir su propio taller para tener más tiempo para trabajar en la confección y aprovechando al máximo un horario fijo de 9 a 21. “La verdad que se me había ido todo de las manos por todo el trabajo que tenía, decidí poner un punto en el medio porque no llegaba a abarcar todos los pedidos”, aseguró y añadió: “Me iba a las 6 de la mañana y volvía a las 22, no tenía vida”.

Actualmente el taller funciona en 7 y 66, frente a Plaza España, y cuenta con más máquinas y más empleados. En este contexto, además de los conocimientos necesarios, Naphtali se fijó en una cosa: la pasión que tienen por lo que hacen.

La realidad es que yo no puedo crecer si no tengo más personal, ellos son como mi grupo de familia. Si quiero abrir una sucursal tengo que tener gente que trabaje como yo tenga la misma pasión con que lo hago. Trato de seleccionar a este tipo de gente”, comentó en dialogo con este portal.

Piazza considera que su oficio está casi extinto pero ella consiguió darle una vuelta de tuerca para reinventarse y seguir haciendo lo que más le gusta. Ahora, tiene como próximo objetivo seguir expandiendo su negocio y, a futuro, comenzar a recorrer ferias americanas en búsqueda de trajes y sacos antiguos para que sean “customizados” y puedan volver a ser utilizados.

“Mi idea es lanzar una marca de ropa reciclada y venderla al costo que sale. Ir por las ferias americanas buscando ese tipo de ropa, allí siempre se encuentra calidad y modernidad. Capaz te encontrás con un tapado de una calidad excepcional a $700 y lo podés arreglar. Eso no tiene comparación”, puntualizó Piazza.

Lo cierto es que con pasión, su máquina de coser antigua y su Citroën amarillo 3CV, la joven de 30 años se las ingenió para ganarse un nombre en la ciudad y ser una de las personas que relanzó el oficio de modista. “Estoy enfocada en reorganizar el negocio. Cosía en un altillo y pasé a tener empleados, máquinas y muchas más bolsas con ropa para confeccionar”, se sinceró.

Los interesados pueden contactarse enviando un mensaje al WhatsApp al 221 595-8472 o acercarse al taller de Plaza España, en 7 y 66.

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