Conoce muy bien La Plata que define como "una ciudad a la medida del hombre" y sobre todo a su público gracias a su trabajo como actriz y la música. Sus días cargados de escenarios y filmaciones que mecha con llamados de ex alumnos con quienes mantiene un diálogo permanente y de los cuales se siente su gran protectora, terminan en su casa de año 1890, en el barrio de San Telmo. Se define como políticamente incorrecta y ama lo que hace porque ahí está su felicidad.
“Caminante es mi emocionalidad con respecto a los tiempos que corren, hay algo ideológico porque es inevitable dejar ese lugar en el arte no?", se pregunta Rita, al tiempo que explica que los temas que elije están atravesados también por sus ideas sobre el mundo.Y cuenta como anécdota, que hubo personas que se fueron del show porque no le gustaba lo que decía.
“Digamos que el escenario no es un lugar cómodo, hay una gran exposición donde uno sube para hacer algo, no para señalar sino para interpelar y ser interpelado también y fundamentalmente para ser felíz, no, para hacer a los demás felices, no soy una persona políticamente correcta como verás. Y resalta, "La gente se confunde rigor histórico con hablar de política. No es que yo hable de política sino que de pronto traigo al presente una poesía o determinada cosa que ocurrió en algún tiempo pasado para expresar lo que pienso y no digo nada demasiado complicado pero el público también está saturado de tantas noticias. Hay que entender estos tiempos, qué es lo que el público está buscando pero a veces también uno tiene que pulsar un poco, no darle al público todo lo que quiere. Pero siento que la gente respeta mis ideas y me tiene afecto porque sabe que vivo de mi trabajo jamas he recibido nada de la política".
"Caminante" es más que un nombre, representa una etapa de la vida de Rita. Inspirado inicialmente en el nombre del libro del filósofo y escritor Thoreau describe: “Le puse Caminante primero porque siento que estoy en ese punto de la vida y porque siento que además el mundo está en el momento de las migraciones de que las fronteras se muevan, se abren y la gente está en ese derrotero: en la búsqueda del amor, de un mejor paisaje, de comida o de trabajo o de paz porque vienen de un lugar de guerra, en fin, también se remonta un poco a conocer de dónde venimos nosotros”.
En este sentido y lejos de estar ajena a los movimientos sociales en nuestro país, Rita habla de su camino de lucha, del cual forma parte desde hace muchos años. “Hoy es la marcha Ni una menos, ese camino es también desde hace mucho tiempo por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Hace mucho tiempo que vengo de esa generación de ruptura entonces lo que está pasando con las chicas más jóvenes es impresionante: está cosa de poder interpelar a sus padres o a sus abuelos y que hayan podido torcer y cambiar la mano de ellos -en el mejor sentido- y que por ejemplo un senador cambie su boto por lo que le dijo su nieta me parece impresionante y eso ha pasado”.

En el año 1994 empezó a cantar y nunca más paro. Sus mayores referentes en la música son Mercedes Sosa, Charli Garcia , Fito, Espineta, Miguel Abuelo, en el tango Celedonio Flores, Gardel,Atahualpa Yupanqui. Tiene un ampli recorrido musical, también por la música latinoamericana.
“Empecé a trabajar como actriz y me encantaba cantar, en mi casa se escuchaba mucha música y bueno hasta que un día me di cuenta que tenía que cantar porque iba todo el tiempo a escuchar gente que canta maravillosamente y siempre las salía criticando, y yo decía esto es sentimiento puro esto es envidia, no es un sentimiento que tenga que ver conmigo, no me gusta horrible entonces dije bueno voy a cantar. Llamé a la que fue mi profresora de canto en un momento, por una obra que hice en el 84 “Galileo Galilei” en el teatro San Martín. Le dije quiero cantar, entonces me dice bueno canta una hora por día, todos los días. Y así empecé y así se me ocurrió un espectáculo que fue un éxito barbaro, después hicimos un segundo espectáculo con Claribel Medina y después hice mi espectáculo solista que se llamó “El amor, ese loco berretín.
Con respecto al lugar donde se siente más cómoda dice “Todo lo que esté bien hecho. Nada tiene para mí un valor en sí mismo: si hay un programa de televisión que está bien hecho soy felíz si podes hacer teatro y esta pésimamente hecho te querés matar lo mismo con el cine y lo mismo cuando te sale mal un espectáculo de canto.
Se describe con una personalidad normalmente alegre que cuando esta triste o fuera de eje encuentra en el arte una salvación. “En el arte estas expresando lo que estas sintiendo y sentís que estas modificando algo y que estas construyendo ese mundo que vos soñas que es mejor. Entonces bueno eso te da mucha energía. Es muy particular. Hay un poema que siempre lo digo porque me parece genial de Vicente Zito Lema: El arte no detiene la mano de quien te humilla la vida pero si te muestra la herida y el tamaño de esa herida”. Eso es para mí el arte también, porque una cosa es el mundo del espectáculo y otra es el mundo del arte son dos cosas distintas. Yo soy feliz en el mundo del arte pero también estoy en el mundo del espectáculo porque no puedo hacer otra cosa para subsistir, reflexiona.
Cortese es reconocida por trabajos memorables en cine, televisión y teatro. Comenzó su carrera profesional en 1980 con la obra “Marathón” de Ricardo Monti y con su incorporación al equipo del Teatro Payró, ambos bajo la dirección de Jaime Kogan. En ese período participó en varias obras del TMGSM. Fue dirigida por los más importantes directores argentinos como Roberto Villanueva, Jorge Lavelli, entre otros, realizando con ellos diversas obras.
Como cantante lleva editados dos discos a través del sello Acqua Records y viene realizando presentaciones en distintos escenarios de nuestro país. Como docente ha fundado El Gimnasio Teatral en la ciudad de Rosario y en Buenos Aires está a cargo del entrenamiento actoral en el espacio Pata de Ganso.
Hoy está terminando una miniserie de Maradona y empezó a hacer una película de cuatro semana que se llama “El gato y la sombra” con Miguel Ángel Sola , Luis Machín y Mónica Antonópulos.
Las entradas se consiguen en Libro 49 [Cantilo e/6 y Jorge Bell, City Bell]. Valor $550