"Mis amigas vieron el programa y me insistieron. Decían que yo tenía que estar ahí y desde el primer momento fueron ellas las que me incentivaron. Un domingo fui para el taller y entre joda y joda hicimos un video y lo presentamos. Fue muy casero, así que cuando me llamaron para el casting no lo podía creer", dice Luisa Baiza, costurera y modista platense, en diálogo con 0221.com.ar. Esta profesional de raza representa a nuestra localidad en el programa Corte y Confección, cuya primera temporada fue un éxito en la pantalla de El Trece.
Luisa asegura que decidió participar del ciclo para divertirse y dar lo mejor de si misma. "Al casting llegué tarde, fui la primera en salir y pensé que nunca me iban a llamar", dice en tono jocoso. Pero diez días más tarde, el teléfono sonó y era la producción del programa, para avisarle que había sido seleccionada junto a otros 15 aspirantes para protagonizar la segunda temporada.
Se dedica a la costura desde los 15 años y tiene un taller donde trabaja directamente con el público. "Me dedico exclusivamente... a hacer de todo", explica. Entre sus especialidades están los trajes de patín, los uniformes y los buzos de egresados para primaria y secundaria. "También hago alta costura, pero no me tienen muy vista con eso. Al ver que hago muchos uniformes no creen que sea modista de alta costura, por eso me entusiasmé muchísimo con el programa: para cambiar mi imagen", confía la mujer, que desde muy chica no se dedica a otra cosa.
"Mi meta en el programa es mostrar la alta costura que hago, porque muchos no me tienen fe", asegura. Y agrega que desde que empezó a participar del programa disfruta de todo e incluso puede sortear sin problemas los límites temporales que impone el ritmo televisivo. "Estoy acostumbrada a trabajar con el cliente encima y los tiempos limitados, porque gracias a Dios tenemos trabajo y trabajamos siempre al límite. Estoy como en casa en el programa y aprendiendo muchísimo, estoy con personas muy grosas como Benito Fernández, Verónica de la Canal, Fabián Zitta y Matilda Blanco. Es un placer trabajar con esta gente", explica.

Con respecto a la rutina diaria, reconoce que se le complicó "un poco, un poco mucho": son dos horas de viaje para ir y dos para volver, sumado a las horas que tome la grabación del programa. "Pero obviamente yo ya sabia esto. No estoy acostumbrada y la adaptación es difícil, a veces muy difícil", plantea. Sin embargo, el trajín diario no le impide seguir metiéndole tiempo y energía a su taller Baizluis, ubicado en 1 entre 517 y 518: "Estoy acostumbrada, hace 28 años trabajo sola y por mi cuenta. Tengo pedidos hechos antes de esto y por eso sigo como si nada hubiera pasado", cierra.