Los investigadores llegaron a este resultado después de haber disecado cadáveres de perros domésticos y lobos salvajes. En un artículo publicado este lunes en la revista de la Academia estadounidense de ciencias (PNAS), precisaron que no se mató a ningún animal para el estudio.
En la publicación puede verse un dibujo que compara los músculos presentes en la cabeza de un perro y de un lobo. Con el estudio, justamente, se comprobó que los lobos no logran generar la misma mirada triste por la ausencia de estos músculos. Ambos animales separaron sus caminos evolutivos hace unos 33.000 años.
En otra parte de la investigación, los científicos filmaron interacciones de dos minutos entre perros y un humano al que desconocían, y luego entre lobos y una persona. Solamente los perros lograban mover el contorno de los ojos con mucha intensidad al mirar a los humanos.
El trabajo se suma a otros similares, entre ellos uno llevado a cabo en 2015 por científicos en Japón. El resultado de aquel estudio demostró que el intercambio de miradas entre los perros y sus humanos provocaba un pico mutuo de oxitocina, la llamada "hormona del amor". Es lo mismo que sucede cuando una madre y su bebé se miran.
La investigación publicada este lunes estudió el caso de cuatro lobos y seis perros domésticos, por lo que, aseguran, habría que disecar más animales para confirmar los resultados. (Fuente: AFP)