En medio de la convocatoria al primer Paro Internacional de Mujeres, en marzo del 2017, las arquitectas y docentes de la UNLP Irene Bilmes y Elisa Deschamps tomaron la decisión de crear M.I.A.A. El Mapa Interactivo del Acoso y el Abuso toma la plataforma de Google Maps y llena de contenido e historias particulares una realidad que viven o vivieron todas las mujeres: tocamientos, "piropos" subidos de tono, persecuciones y hasta abusos sexuales ocurridos en plena vía pública, generalmente sin la intervención de los transeúntes que pasan por allí.
La experiencia de MIAA comienza con la realización de un Formulario de Google. Allí la víctima consigna el lugar y la hora del acoso o abuso -que no necesariamente tiene que ser reciente- y responde algunas preguntas más. Una vez por mes, las creadoras cargan la información en la plataforma. "El objetivo del relato es justamente poder visibilizar que esta violencia se da de diferentes maneras, con variaciones, y que además puede quedar alojada en nuestro cuerpo y nuestra vivencia urbana", explica Bilmes a 0221.com.ar.
¿Qué sensación tuviste en el momento? ¿Qué sentís cuando volvés a pasar por ese lugar? ¿Hay espacios o lugares por los que no pasás más? Esas son algunas de las preguntas del formulario, que empezó siendo un instrumento más y pasó a ser "una herramienta de empoderamiento muy fuerte".
Las vivencias se registran con diferentes etiquetas como manoseo, acoso sexual verbalizado, exhibicionismo/masturbación, persecución, insinuación incómoda, acorralamiento, silbidos y gritos, intento de secuestro, miradas lascivas, insultos o amenazas, fotos o grabaciones no consentidas, violencia obstétrica, homolesbotransodio y golpes. Además, las creadoras de M.I.A.A. decidieron crear tres categorías más, particulares y extremas: violación, desaparición y femicidio.
En muchos de los espacios señalados, las activistas realizaron intervenciones para dar a conocer qué fue lo que pasó en esa esquina, calle o callejón.
"El proyecto afortunadamente fue evolucionando", explica Bilmes. Las personas pueden llenar el formulario cuantas veces lo deseen ya que es anónimo, lo que permite "hablar del tema sin exponerse". Luego, las administradoras ubican el hecho en una plataforma de Google Maps y la acompañan del relato. Si el agresor fue denunciado penalmente, consignan su nombre; si no también permanece anónimo.
"Nuestro proyecto trabaja sobre la huella y la memoria. No permite identificar zonas de delito, no nos interesa trabajar en estigmatizar lugares, sino dar cuenta de una situación y de nuestra necesidad de estar seguras. ¿Cómo se trabaja culturalmente este tema? Bueno... primero hablando. Es un tema muy difícil de abordar", reflexiona la arquitecta.
Hablar: algo que hasta hace muy poco tiempo a las mujeres les estaba vedado, no por alguna ley o disposición sino por el silencio o la burla de los interlocutores, del descreimiento, la banalización o la indiferencia. Eso que la "ola verde" y la "revolución de las hijas", las mujeres organizadas, lograron quebrar de una vez y para siempre.
ABUSOS GUARDADOS BAJO 7 LLAVES
A dos años de su creación, el mapa tiene casi 60 mil visitas y cientos de episodios registrados. En el camino fueron registrando también situaciones de violencia que no necesariamente ocurrieron en la vía pública, sino en hospitales o instituciones de salud mental, en boliches y hasta en casas particulares. "En este tiempo nos hemos encontrado con muchas sorpresas, nos hemos encontrado con un mapa que da cuenta de lo profundo que calan estas cosas en las mujeres e identidades disidentes, de lo que es vivir en una ciudad bajo la lógica patriarcal".

"Hubo un caso de un manoseo que le sucedió a una nena de 5 años en el año 1970 y la persona no se lo olvidó más. En otro relato, una mujer contaba que tenía que usar tacos por el trabajo, y un día sintió que estaba siendo perseguida y tuvo que salir corriendo. Desde entonces nunca más sale con tacos: los lleva en la cartera y se los cambia, porque con tacos no puede escapar", cuenta Bilmes.
Para la arquitecta es conmovedor ver cómo a lo largo de dos años el tema ha crecido en la sociedad y en las propias mujeres. "Hay muchos más relatos de terceras personas solidarizándose, personas que intervinieron, y eso también es un símbolo de crecimiento: estamos evolucionando como sociedad. Ahora nos gana la velocidad y es increíble, estamos dispuestas a decir que también queremos la ciudad para nosotras: el mensaje es muy esperanzador, aunque la realidad siga siendo muy dura", manifiesta.

La denuncia de Thelma Fardín contra Juan Darthes tuvo un impacto positivo no solo en las denuncias formales sino también en el mapa: "Mucha gente empezó a sentirse identificada con esto de hablar, hablar aunque haya pasado un tiempo. Hubo un aumento de testimonios y en todas las categorías", indica Bilmes; aunque aclara que en general la cantidad de usuarias "se mantiene".
La segunda pata de M.I.A.A. tiene que ver con la señalización de estos espacios a través de intervenciones callejeras. En la facultad de Bellas Artes de la UNLP se trabaja un proyecto de extensión que con montajes artísticos cuenta las historias que alguna vez una mujer relató de forma virtual, y también cuenta las historias de aquellas que no pueden: en al esquina de 1 y 63 hicieron una intervención por Johana Ramallo, la joven oriunda de Villa Elvira que desapareció el 26 de julio del 2017 a manos de una red de trata para la explotación sexual.

"Estas realizaciones artísticas vienen enlazadas al proyecto donde estamos varias colectivas platenses, que se llama La ciudad que resiste. Con ellas hacemos recorridos urbanos con distintas miradas sobre lo que sería una ciudad percibida desde la perspectiva de género, y ahora se nos abrió la posibilidad de hacer una muestra, aunque no hay nada confirmado", cuenta Bilmes. Es que La Plata, como tantas urbes en el país, no solo tiene arquitecturas excluyentes para las personas con bajos recursos -bancos que imposibilitan echarse a dormir, ministerios o edificios privados con rejas alrededor de las paredes, etcétera- sino también para mujeres e identidades disidentes, como lesbianas, trans y travestis.
En palabras de la arquitecta, "la ciudad está pensada para un hombre blanco, heterosexual y con auto. Todo lo que no sea eso queda siempre violentado o excluido, aunque las ciudades ya son violentas de por sí: el colectivo no te para, el auto no frena y te lleva puesto, la vereda está rota... siempre es más complicado de lo que parece. Además de todo eso está la cuestión de género".

UNA RED A NIVEL PAÍS
El M.I.A.A. comenzó en La Plata pero ya tiene réplicas en Santa Fe y Cipolleti, y está gestando mapas en Salta y Viedma. A nivel local forma parte de Mapas de lo Efímero, un espacio liderado por las mismas arquitectas y donde participan otras 21 mujeres, muchas profesionales de distintas áreas como el Derecho, la Criminología y otras disciplinas. Mapas de lo Efímero registra en Mapas de Google otras cuestiones, como por ejemplo "El triunfo de la naturaleza": pequeños o grandes lugares de la ciudad donde la vegetación le ganó al cemento y crea "jardines espontáneos".
De cara al Encuentro Plurinacional de Mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binarxs, el M.I.A.A. y las perspectivas urbanas feministas ya buscan hacerse un lugar. "En el Encuentro de Trelew hicimos un recorrido feminista de la ciudad junto con Urbanismo Vivo, e hicimos un tallercito por fuera del programa. Este año estamos yendo a las reuniones del Rectorado y ya propusimos hacer un taller formal de recorrido urbano feminista, donde la idea es ver qué queremos y necesitamos, con el objetivo de espacializar todo aquello que reclamamos de nuestra la ciudad".