El concejal y candidato por la reelección de Consenso Federal, Luciano Sanguinetti, es el autor de los lineamientos de la política educativa de un eventual gobierno de Roberto Lavagna. Llegó a ese lugar por sus antecedentes en la función pública y por ser el titular del Observatorio de Calidad Educativa. “Primero me invitaron a formar parte de los equipos técnicos nacionales en el área pero terminé siendo el responsable de la definición de la propuesta” explica a 0221.com.ar. Y plantea que es una decisión del ex ministro de Economía que “la educación es una de las claves del futuro del país”.
La idea fuerza de la propuesta que Sanguinetti elaboró para que Consenso Federal presente ante la ONG “Argentinos por la educación” es constituir una especie de pacto de la Moncloa educativo: “Un acuerdo entre las fuerzas políticas nacionales para la próxima década. Roberto tiene claro que uno de los motores de la transformación es el consenso y en ese consenso la educación es clave”.
Para elaborarla, parte de un diagnóstico de la situación actual, encuadrado en lo que define como un “consenso normativo” por “grandes leyes” que se sancionaron entre 2005 y 2006 pero que excepcionalmente se aplicaron. Y las menciona: la ley de Financiamiento (que establece por primera vez la inversión del 6% del PBI en el sistema educativo), la ley Nacional de Educación, la de Educación Técnica, la ley que establece los 180 días de clases, la de Educación Sexual Integral. “Hay un corpus normativo que tiene un amplio consenso. El problema es cómo logramos que esas leyes se vuelvan una realidad cotidiana en las escuelas porque hoy hay una distancia entre los objetivos de las normas y la realidad cotidiana”.
Entonces la propuesta se basa en buscar las estrategias para revertirlo. Y para eso establece como definición que la educación no puede ser una dimensión en la disputa política y por lo tanto no debe ser parte del debate electoral, porque “los gobiernos cambian, pero la formación de los chicos va a atravesar distintos signos políticos”.
Y establece algunos ejes sobre los cuales propone medidas concretas: la formación docente, la evaluación de la calidad educativa, la ampliación de la oferta para el nivel inicial, la extensión horaria de la jornada escolar y la garantía de un servicio alimentario escolar de calidad.
Una de las medidas que explica Sanguinetti es la articulación de la formación docente con el sistema universitario para que la trayectoria que se inicia en el terciario, en institutos, se convierta en una formación universitaria y de postgrado. “Para eso hay que compensar esa formación de los docentes a través de una mejora del ingreso que esté atada a la formación universitaria. Entonces el docente que se va capacitando con títulos de grado y postgrado va a tener un incremento salarial vinculado a esa formación”. El concejal explica que es lo que están haciendo casi todos los países desarrollados.
El financiamiento educativo, que debiera estar regulado por una ley existente, debiera cumplir con el 6% del PBI, “porque actualmente está en el 5,7%”. “Lo primero es llegar a cumplir con esa meta, y en segunda instancia estamos proponiendo llegar a 2030 con 0,5 más (el 6,5%). Son recursos nuevos que se agregarán al presupuesto educativo nacional y serían dirigidos a esa mejora de los ingresos docentes”.
Pero esos recursos también serían destinados a dar una cobertura universal a la sala de tres años, “porque cuando más temprano se ingresa a la escolaridad el impacto en toda la trayectoria educativa es más positivo”. “Estamos por eso pensando en un proyecto nacional articulado con las jurisdicciones, para que a través de los distritos se puedan hacer los jardines”, explicó.
Garantizar la escolarización temprana es, según el candidato y autor del programa, una forma de garantizar una buena alimentación para esos chicos. “Mejorar el servicio alimentario implica garantizar por lo menos dos platos de comidas (desayuno y almuerzo o almuerzo y merienda) a todos los chicos en el país, para garantizar que ningún chico pobre tenga problemas de malnutrición”.
La otra herramienta que enumera es una una Agencia Nacional de Evaluación, para que todo el sistema de la educación básica empiece a ser evaluada a través de una institución autárquica que reúna la información de todos los mecanismos de evaluación del sistema educativo, como las prueba Aprender o las evaluaciones Enseñar para formación docente o algunas sino para todo el sistema: la estructura tecnológica, la cuestión socioeconómica, la vinculación con las familias. “Porque actualmente “o tenemos la evaluación de la trayectoria de ese alumno en esa escuela, no tenemos datos de quienes fueron sus docentes, cual es el nivel de infraestructura tecnológica, las condiciones edilicias o el contexto familiar. Con lo cual el sistema de evaluación tiene que ir hacia un modelo integral y holístico”. Usa en ese aspecto el modelo de la Coneau con que se evalúa a las universidades nacionales.
Respecto de extensión de la jornada escolar, la ley de financiamiento planteaba el objetivo llegara al 30 por ciento de las escuelas en el nivel primario. “Estamos proponiendo que se llegue al 50 por ciento, de modo homogeneizar en todo el país ese servicio. “Hoy es muy disímil”, dice Sanguinetti y cita la disparidad, por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires. “Necesitamos que sea extendido al 50 por ciento y se articule con la universalización del servicio alimentario.
EL LARGO PLAZO
“Al presentar la propuesta ante la ONG, Lavagna firmó un compromiso”, analiza Sanguinetti y habla de la necesidad de que la educación sea una política de Estado. Por eso remite a que el próximo gobierno, sea cual fuere, “sea de unidad nacional”. “Entendemos que la educación no puede ser patrimonio de un partido porque es una dimensión que se proyecta en el tiempo: un chico que ingresa hoy al sistema educativo termina en el 2034 el secundario. Lo remarco para entender que es un largo plazo”.
