"Conocí muchísimos lugares de Europa y Rusia. Me animaría a decir que casi todas las capitales de Europa central y muchos lugares del interior en Alemania, Polonia, Francia y Suiza". Así resume su presente Pablo Murgier, un platense de 30 años que hace casi tres está girando por el viejo continente haciendo lo que mejor sabe: tocar el piano.
Entró al maravilloso mundo de la música casi al mismo tiempo en que comenzó a patear una pelota, cuando jugaba a gritar los goles de José Luis Calderón, Martín Palermo o el Mago Capria. Desde muy chiquito desarrolló una habilidad innata que lo llevó con mucho éxito a encabezar decenas de proyectos con un sinfín de estilos y músicos de primer nivel, grabando y tocando en distintas ciudades del mundo.
El disco debut del Sexteto Murgier, Muy Lejos (2017), fue nominado a los Premios Gardel de este año en el rubro "Mejor nuevo artista de tango". Pablito -como le dicen sus amigos- ya estaba girando por Europa, algo que inició en noviembre de 2015 como una aventura que se fue escribiendo con rumbo incierto semana tras semana, mes a mes. "Una cosa fue llevando a la otra y ni loco me imaginé en ese momento lo que estaba por venir", recuerda el pianista en diálogo con 0221.com.ar. Y lo que estaba por venir era una historia de película, con capítulos tan extraños como alucinantes, como cuando siguió el ballotage de 2015 entre Mauricio Macri y Daniel Scioli en un edificio comunista de Polonia, tapado por la nieve.
Murgier comenzó su epopeya cuando fue invitado por el grupo Tango Diagonales. "A partir de ese viaje pude entender de a poco cómo funcionaban los circuitos de tango y jazz en Europa. La planificación fue caótica y en un principio supeditada absolutamente al deseo de viajar, conocer, saltar a lo desconocido. Conocí desde los espacios independientes más hippies hasta señores embajadores, teatros increíbles y milongas insólitas. Cada gira y cada viaje me dejaron aprendizajes y fuimos subiendo la vara; conocí gente muy valiosa en ese camino", describe en medio de un parate en uno de sus viajes por aquellas rutas.
"Hijo de la educación pública", como se define él mismo, se formó en la Anexa, el Liceo, la Universidad Nacional de Quilmes -es Licenciado en Composición Musical- y la de Cuyo. Con tan solo 12 años entró a la Escuela de Educación Musical -EMU- y a los 15 tuvo su primera relación con el mundo de las bandas y los escenarios al hacerse cargo de los teclados en Bañeros, una banda local de ritmos latinos que durante casi una década tocó en La Plata y alrededores. Allí conoció a Martín "La Mosca" Lorenzo, percusionista y fundador de Los Auténticos Decadentes, que produjo Menos de lo Mismo (2007) -disco debut de Bañeros- y hasta lo llevó a tocar en un par de presentaciones con ellos.
Ha integrado y grabado con diversos proyectos musicales alrededor del tango, el jazz-fusion, el folklore latinoamericano y la música de cámara, como Sergio Poli Ensamble Eléctrico, Cuarteto Biraben, Cacho Castaña, Cinemática y Los Milonguitas. Como solista brindó conciertos de música académica y popular en numerosas salas e instituciones y ha colaborado con distintos artistas y agrupaciones como Tango Diagonales, Dúo Luna-Tobaldi, Adriana Varela, Esquina Carlos Gardel y Patricio Bonfiglio; y tocó como pianista solista junto a la orquesta de cuerdas MusArt (Chile), desenvolviéndose también en el campo de la producción musical y la elaboración de arreglos colaborando con adaptaciones para orquestas sinfónicas y diversas formaciones.
Solo el año pasado, con Los Milonguitas realizaron más de cien conciertos por distintos rincones de Europa. "Eso significa estar viajando mucho, a veces demasiado", reflexiona Pablo y agrega: "Me vine a Europa con varios proyectos pero el principal es el trío de tango Los Milonguitas, que surgió de ir a tocar a la milonga de la torre en Plaza Moreno los domingos, invitados por Ulises Delle Ville y la gente de Tango En La Plata. Ese grupo lo integramos desde un principio con el bandoneonista italiano Simo Tolomeo -que vivió en Argentina los últimos diez años-, y hace poco se sumó Sebastián Noya -argentino que está viviendo en Suiza, con el que habíamos tocado juntos en otros proyectos-. Los Milonguitas fue y es mi principal herramienta de trabajo; una especie de casa rodante con la que dimos la vuelta al mundo".
"Hay dos ciudades a las que por distintos motivos les tengo un cariño especial: Berna y Cracovia. Tambien Berlín me parece increíble. Los viajes a Rusia fueron impactantes desde lo social y por ese choque cultural, sobre todo cuando te pasan cosas como que se te quede la camioneta en el medio de la estepa rusa con dos metros de nieve", relata, entre risas.
Pablo se dedica 100% a la música. "Pero eso no significa en absoluto estar nada más que tocando, contempla el estudio o mejor dicho los estudios, la composición, la logística en las giras y la difusión de los diferentes proyectos. Lo que cambió radicalmente para mí es que cuando estoy en casa, mi día implica levantarme, hacerme unos mates y organizar lo que tengo que hacer. Es sencillamente genial, todavía no me acostumbro", revela y cuenta que generalmente escribe "movilizado por sensaciones o personas".
"Me gusta que el concepto de postal musical sea en el formato canción o en el más abstracto de los sentidos. En este momento estamos cerrando el segundo disco de Los Milonguitas, estoy probando nuevas cosas para el Sexteto en noviembre y cerrando la música de una obra de teatro que me encargaron -que se llama Fetes Galantes- y se estrenará en febrero", explica el joven.
Hace base en París. Estudia con Fernando Viani y toca mucho, semana tras semana. En esa línea sostiene: "Después de dos años de mucho viaje y mucho sacrificio, finalmente voy sintiendo que más o menos me acomodé bien. Mi objetivo entonces ahora sería viajar menos y mejor, tener más períodos de estar en casa para disfrutar de la vida ahí, estudiar y bajar un cambio. Por otro lado me gustaría tocar más con el Sexteto -que es el proyecto que más me moviliza- y hay algunos otros proyectos que van madurando a la par, pero todo se dará a su tiempo".
Así transcurre la vida de este platense que dejó atrás a su círculo más íntimo para llevar por el resto del mundo todas sus creaciones antes de, algún día, volver. "Lo que más extraño son mi familia, mis amigos y la cancha", se sincera. "Extraño también algunas cosas que hacía allá en La Plata, como dar clases en la Orquesta Escuela Nº12 en El Pato, Berazategui, el fútbol 5 con los pibes y las charlas con algunos muy buenos amigos. También me pasa que con todo lo que está sucediendo en Argentina, lejos de sentirme a salvo y en el confort de la distancia asoma un sentimiento de culpa de no estar bancando la parada", concluye desde Francia pero con la cabeza y el corazón en su Ringuelet natal.