miércoles 26 de marzo de 2025

“El pan no puede faltar en la mesa”, la campaña de una panadería para ayudar a los abuelos de La Plata

El comercio está ubicado en la esquina de 2 y 65 y ofrece precios especiales a los jubilados. La convocatoria comenzó el último viernes y, luego de varios días, ya es un éxito. 0221.com.ar dialogó con el dueño del local, quien mostró toda su alegría por la repercusión de la campaña.

Leonel Ferrer tiene 22 años y junto a su papá es dueño de la panadería y confitería “Magdalena”, un negocio familiar ubicado en la esquina de 2 y 65. Conscientes de la difícil situación que atraviesa el país y la dura realidad que viven muchos vecinos, lanzaron una particular oferta y fijaron precios especiales para ayudar a los jubilados platenses.

“Hoy en día a la gente grande no le alcanza, anda con la moneda justa y son los que más necesitan”, explicó el joven a 0221.com.ar.

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Padre e hijo tienen un alma solidaria y suelen ayudar a distintos lugares de la ciudad que lo necesitan. Desde comedores hasta la Escuela 528 para alumnos sordos e hipoacúsicos. “El pan no puede faltar en la mesa”, sostuvo Leonel, convencido de que ayudar siempre es la mejor opción.

Con esa visión, el último viernes comenzaron una campaña solidaria para ayudar a los jubilados y en solo unos días ya es un éxito. Decenas de abuelos se acercaron hasta el local para comprar productos a bajo precio. Bajo el lema “Pueden ser tus abuelos”, el cartel de la panadería marca que el pan para los ancianos cuesta $30 y la docena de facturas $50, entre otros valores más económicos y accesibles en relación a los que pueden verse en otros comercios similares.

“Acá cada diez personas que vienen a comprar, ocho vienen a pedir”, manifestó Leonel, en tanto que aseguró que “la gente está muy contenta”, y que es importante ayudar a la gente mayor.

“Ellos siempre ayudan y suelen regalar mucha mercadería”, aseguró también Estela, una empleada del lugar. Porque no solo son parte de esta iniciativa, sino que se caracterizan por su amabilidad con los clientes, a quienes agasajan con alguna especialidad del lugar mientras esperan su turno para ser atendidos.

Leonel y su papá, contaban hace varios años con la escuela de panadería "Grillo", donde facilitaban la materia prima y una maestra le daba clases a chicos durante tres meses para formarlos en el oficio de panadero y así darles otra herramienta para poder tener una fuente de trabajo. Los mismos se llevaban un diploma y aprendían sobre el mundo de la panadería y la confitería.

 “La casa es chica, pero el corazón es grande” dice el conocido dicho y encaja perfecto a la historia de Leonel, su papá y la panadería “Magdalena”, que no para de recibir la visita de abuelos que dejan sus sonrisa en el lugar.

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