Leonel Ferrer tiene 22 años y junto a su papá es dueño de la panadería y confitería “Magdalena”, un negocio familiar ubicado en la esquina de 2 y 65. Conscientes de la difícil situación que atraviesa el país y la dura realidad que viven muchos vecinos, lanzaron una particular oferta y fijaron precios especiales para ayudar a los jubilados platenses.
“Hoy en día a la gente grande no le alcanza, anda con la moneda justa y son los que más necesitan”, explicó el joven a 0221.com.ar.
Padre e hijo tienen un alma solidaria y suelen ayudar a distintos lugares de la ciudad que lo necesitan. Desde comedores hasta la Escuela 528 para alumnos sordos e hipoacúsicos. “El pan no puede faltar en la mesa”, sostuvo Leonel, convencido de que ayudar siempre es la mejor opción.
Con esa visión, el último viernes comenzaron una campaña solidaria para ayudar a los jubilados y en solo unos días ya es un éxito. Decenas de abuelos se acercaron hasta el local para comprar productos a bajo precio. Bajo el lema “Pueden ser tus abuelos”, el cartel de la panadería marca que el pan para los ancianos cuesta $30 y la docena de facturas $50, entre otros valores más económicos y accesibles en relación a los que pueden verse en otros comercios similares.

“Acá cada diez personas que vienen a comprar, ocho vienen a pedir”, manifestó Leonel, en tanto que aseguró que “la gente está muy contenta”, y que es importante ayudar a la gente mayor.
“Ellos siempre ayudan y suelen regalar mucha mercadería”, aseguró también Estela, una empleada del lugar. Porque no solo son parte de esta iniciativa, sino que se caracterizan por su amabilidad con los clientes, a quienes agasajan con alguna especialidad del lugar mientras esperan su turno para ser atendidos.
Leonel y su papá, contaban hace varios años con la escuela de panadería "Grillo", donde facilitaban la materia prima y una maestra le daba clases a chicos durante tres meses para formarlos en el oficio de panadero y así darles otra herramienta para poder tener una fuente de trabajo. Los mismos se llevaban un diploma y aprendían sobre el mundo de la panadería y la confitería.

“La casa es chica, pero el corazón es grande” dice el conocido dicho y encaja perfecto a la historia de Leonel, su papá y la panadería “Magdalena”, que no para de recibir la visita de abuelos que dejan sus sonrisa en el lugar.