martes 19 de marzo de 2024

Los desafíos de Estudiantes y Benítez y la obligación de no confundirse por un triunfo

El ciclo de Benítez al frente de Estudiantes comenzó de la mejor manera. Primero con una contundente victoria en la Copa Argentina y luego la gran actuación, con triunfo incluido, frente a Gremio. Ese partido ganado sorprendió a muchos, incluso puertas para adentro, por la magnitud del rival y por la demostración de carácter de pibes que escriben sus primeros palotes en el fútbol grande.

La gente en el estadio de Quilmes mostró una identificación con el equipo que hacía mucho tiempo no se veía. El equipo y la gente se fueron felices, pensando que algo bueno puede pasar. Pero sería una enorme equivocación dejarse llevarse por la ola de la euforia, porque se puede perder el equilibrio rápidamente.

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Hoy, con la revancha ante Gremio un poco más lejos en el horizonte la vista está puesta en este debut en la Superliga, dónde el propio entrenador tiró un mensaje muy claro “el equipo debe seguir creciendo”.

A partir de esa sensatez del Chino deben quedar claros los objetivos y para qué está este plantel que sufrió más bajas que altas. Ya no están Otero (la ausencia más notoria en ataque), el respaldo del capitán Desábato, Melano ni Dubarbier, que aportaron lo suyo, aún con errores; ni Giménez, el formoseño que no duró nada producto de la impaciencia.

Las únicas caras nuevas son Albertengo y Evangelista, que llegó más como una alternativa que como una solución, y el desembarco de los juveniles Erquiaga, Pellegrini y Apaolaza son las grandes apuestas y en sus primeros pasos parecen que llegaron para quedarse.

Dentro de los grandes desafíos del Chino Benítez está en recuperar la mejor imagen de Zuqui, que demostró en estos primeros partidos estar en alza, y fundamentalmente que dos hombres de la experiencia y jerarquía de Gastón Fernández y Mariano Pavone vuelvan a sentirse importantes.

Las bases tienen que solidificarse y los primeros trazos que esbozó este nuevo Estudiantes deben marcar que lo observado ante Gremio es un buen espejo donde mirarse, sin confundirse y sabiendo que si no baja las banderas del esfuerzo, el sacrificio y la humildad, y si no sienten complejos a la hora de jugar se transformará en un rival difícil para cualquiera, y a partir de ahí podrá pensar un poco más que en este día a día.

La pasada Superliga lo bajó de los primeros planos a pesar de la permanencia, algo que no es para nada menor, en la Libertadores. Tal vez ese sea un objetivo posible, al menos a corto y mediano plazo, que será meterse en la zona de copas y así lograr una continuidad internacional, que es la que el club siempre busca en estos tiempos.

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