Un día como hoy pero hace 35 años, el Pincha daba una muestra más de la famosa mística, eso tan especial que ocurre cuando juega la Copa Libertadores. El 8 de julio de 1983, en 1 y 57 y con el estadio Jorge Luis Hirschi desbordado, Estudiantes se jugaba ante Gremio un partido clave.
Se trató de un partido extraño y en el aire ya se podía sentir el olor a hazaña. Es que el árbitro uruguayo Da Rosa, de entrada y antes de que arrancara el partido, sacó una amarilla. Luego expulsó a Marcelo Trobbiani y José Daniel Ponce.
Minutos más tarde, con nueve jugadores, Sergio Gurrieri apareció por la banda izquierda del área chica y empujó la pelota al gol.
Pero fue muy difícil sostener la ventaja: sobre el cierre de la primera mitad Gremio puso el empate. Y a los 17 minutos de la etapa complementaria perdía 3-1 y. Además, el juez charrúa expulsaba primero a Julián Camino y luego a Hugo Tévez.
¿El resto? Ver para creer. Con siete jugadores, Estudiantes acorraló a Gremio. Sabella, Russo y Agüero fueron hacia el ataque y fue Gurrieri quien puso el 2-3 tras un centro de Trama.
Más tarde llegó la hazaña. Miguel Russo tomó un rebote en la puerta del área e hizo delirar a las 30 mil personas que coparon el estadio.