Por Martina Mozo
Por Martina Mozo
Carolina Gastiazoro (27) y Facundo Arias (26) son platenses y están juntos hace más de siete años, aunque se conocieron siendo muy chicos mientras estudiaban en la Escuela Primara Nº 1 de 8 entre 57 y 58. Hace tres años compraron una combi Volkswagen del año 89 que pertenecía a un colegio de monjas de La Plata y comenzaron a refaccionarla para convertirla en una casa rodante y comenzar a hacer realidad su sueño de recorrer Argentina y Latinoamérica.
La ciudad de La Plata vibra en cada clásico entre Gimnasia y Estudiantes y este domingo desde las 15.30 los platenses podrán disfrutar del partido sin lluvias.
El intendente Julio Alak supervisó los trabajos en marcha en instituciones de Villa Elvira y el casco urbano. El programa alcanza a 80 edificios escolares.
“Facu me contó de gente que viajaba y me preguntó si me animaba, le dije que sí y nunca me imaginé estar acá”, contó Carolina a 0221.com.ar, desde Comandante Luis Piedrabuena en Santa Cruz, lugar donde se encuentran actualmente. Ambos tienen alma de viajeros, ya que previo a esta aventura aprovechaban sus días libres para escaparse a donde sea, estar más tranquilos y alejarse un poco de la gran ciudad y el caos.
La combi tiene un gran trabajo encima que llevó cerca de dos años, ya que la pareja trabajó para convertirla en "algo que es básicamente como una casa”, sostienen. El vehículo cuenta con un sillón que se convierte en cama, muebles, cocina completa con hornallas y horno, una bacha con canilla, tanque de agua, mesa, inodoro químico y hasta un panel solar. Todo el proceso de transformación lo mostraron a través de imágenes en sus cuentas de Facebook e Instagram, donde habitualmente comparten sus andanzas.
El viaje comenzó el 15 de abril de este año cuando los jóvenes salieron desde La Plata hasta la ciudad de Mar del Plata, donde empezaron a bordear la Costa Atlántica. Si bien afirman que no tienen un punto de finalización de su viaje ni tampoco una ruta fija, primero buscarán llegar a Ushuaia y luego comenzar a viajar hacia el norte por la Cordillera de los Andes, siempre desde el lado argentino. Luego seguirán por Latinoamérica, con el objetivo de alcanzar México y “después se irá viendo”, aseguran.
“Vamos conociendo y a medida que vamos parando en lugares la gente nos va recomendando otros sitios y así seguimos”, explicó Facundo. Es que claro, ambos coinciden en que en el sur del país existen muchos lugares que no son turísticos ni conocidos, pero aún así son “increíbles”.
Si bien les gustó conocer las ballenas por primera vez en Puerto Madryn, dentro de esos lugares poco conocidos que llamaron su atención, armaron un ranking de tres: Cabo Razo en Chubut, donde están las ruinas de un pueblo abandonado y viven dos familias; Camarones –en esa misma provincia–que es otro pueblito pesquero muy chiquito; y Bahía Creek en Río Negro, un parador donde viven solo veinte familias en el medio de una ruta. “Nos llaman la atención los pueblitos despoblados donde hay poca gente, llegás y te podés conocer con todos, te vienen a hablar, te invitan a almorzar y hasta te llevan a recorrer ellos mismos”, señaló Facundo. “La gente es increíble cómo te recibe y te abre las puertas de su casa sin conocernos”, cerró.
“Viajamos sin tiempo”, remarcaron y, claro, no tienen apuro por llegar a destino ya que ambos renunciaron a sus trabajos en La Plata. Ella es fotógrafa y se dedicaba a cubrir eventos sociales, mientras que él trabajaba en un taller de herrería. “La profesión la tenemos, era ahora o nunca y nos queríamos ir a hacer esta experiencia, creíamos que era el momento”, lanzó Carolina, con una clara alegría en su voz.
Así es que, a medida que van avanzando en kilómetros, van trabajando para seguir subsistiendo: Facundo es guardavidas, herrero y técnico en Seguridad e Higiene; Carolina, por su parte, utiliza sus estudios en fotografía para ir retratando los lugares que recorren y así venden postales, con valor que depende de la colaboración que cada quien quiere hacer.
Viajar y vivir de esta manera es un estilo de vida que cada vez más personas eligen, dejando su zona de confort y liberándose a conocer y experimentar nuevos lugares. Por eso, Facundo y Carolina invitan a sumarse sin dudar: “Les decimos a todos que le den para adelante, lo que cuesta es salir y los miedos de cómo vivir o qué hacer por el dinero; pero cuando salís a la ruta y vas conociendo gente las cosas se van dando”. “Vos elegís dónde dormir y dónde despertar y eso no tiene precio”, cerró.