martes 19 de marzo de 2024

El homenaje de la UNLP, a 100 años de la reforma universitaria

Desde la alta casa de estudios de la ciudad destacaron aquella revolución estudiantil como "la más importante de América latina, que trazó con marca indeleble los valores que hoy definen y conforman la tradición universitaria argentina".

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En el marco del aniversario número 100 de la reforma universitaria, desde la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) destacaron aquella revolución estudiantil como "la más importante de América latina, que trazó con marca indeleble los valores que hoy definen y conforman la tradición universitaria argentina".

"La defensa de la Universidad Pública como una herramienta indispensable para el desarrollo del país y de sus habitantes sigue siendo hoy una bandera de lucha para la comunidad universitaria. Tras 100 años de historia, el legado de la Reforma Universitaria de 1918 mantiene una vigencia extraordinaria. Un legado que es preciso defender y militar a diario desde todos los sectores universitarios para avanzar en la consolidación de un modelo de Educación Superior cada vez más inclusivo y comprometido con su rol político y social", manifestaron en un comunicado las autoridades de la casa de estudios platense.

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En ese sentido, remarcaron que "los pilares conceptuales de la revolución universitaria más importante de la historia de América Latina y una de las fundamentales para moldear el modelo de universidad pública que exponemos al mundo, se sostienen con firmeza, se consolidan a medida que la Universidad Pública avanza, y se complementan con otras metas contemporáneas que orientan al modelo de institución que requiere la Nación".

"Primero como idea, luego como prédica, y finalmente como acción directa, la Reforma del 18 trazó con marca indeleble los valores que hoy definen y conforman la tradición universitaria argentina. La autonomía, el cogobierno, el ingreso irrestricto, la gratuidad, la libertad de cátedra, el acceso a la enseñanza por concurso, la extensión universitaria, la discusión en su ámbito de los temas que le preocupan a la sociedad, son hoy el fruto maduro de aquella gesta revolucionaria. Son la muestra palpable de que aquellas banderas libertarias jamás fueron arriadas por la comunidad universitaria y flamean con nuevos aires tras casi 100 años de historia", manifestaron.

En la UNLP hablaron de "una gesta revolucionaria", cuando "en los primeros años del siglo XX comenzaron a oírse las primeras voces reformistas en Argentina. Y no fue casual. El mundo había cambiado radicalmente, desde que la guerra mundial marcó el fin de la belle époque, demostrando la crisis del nacionalismo exacerbado y de la ilusión del progreso gradual e indefinido. Los regímenes absolutos caían, el éxito de la Revolución Rusa excitaba fantasías juveniles y encontraba la resistencia reaccionaria".

"Desde la Universidad de Buenos Aires, el incipiente movimiento estudiantil encendió la llama y protagonizó los primeros reclamos por la democratización de la institución y la modernización del conocimiento. Toda una novedad para un sistema universitario regido por la academia, con profesores de carácter vitalicio y sin resquicio alguno para la participación estudiantil en las decisiones de gobierno. Ya en 1916, bajo la presidencia de Hipólito Irigoyen, las ideas de transformación educativa comenzaron a crecer en las universidades argentinas. Y fue en la universidad de Córdoba donde las demandas avanzaron por el camino de la radicalización. Allí tomó forma definitivamente un movimiento social incontenible que en 1918 terminó con el autoritarismo de una institución arcaica y con fuerte sesgo clerical, y que modificó para siempre el funcionamiento de las universidades nacionales", recordaron.

Y así, desde la institución presidida por Fernando Tauber, cerraron: "El 21 de junio de 1918, con manifestaciones e incidentes en las calles cercanas, los estudiantes cordobeses reclamaron la renuncia del Rector Antonio Nores. Ese día vio la luz el Manifiesto Liminar a los Hombres Libres de Sudamérica, un documento fundante y de infinita trascendencia, sobre el que se estructura hoy el sistema de Educación Superior argentino. Finalmente Nores renunció a su cargo de Rector, y en su lugar Irigoyen designó como interventor a José Salinas, un académico cercano a las posiciones reformistas. Así las propuestas del movimiento estudiantil de Córdoba ganaron espacio y lograron redefinir la compleja estructura universitaria, incluyendo los postulados más audaces de participación estudiantil en el gobierno".

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