"Todos ustedes armaron un circo". Fue una de las primeras frases que esgrimió Rodrigo Eguillor a la prensa cuando salió de la alcaidía Pettinato, en 47 y 191 (Lisandro Olmos), donde se hallaba detenido por el delito de "coacción y amenazas" luego de maltratar y amenazar a dos funcionarias judiciales del departamento judicial de Lomas de Zamora.
En los medios y las redes lo bautizaron como "el cheto de Banfield", un mote que luego transfiguró en "el hijo del poder", por ser hijo de una fiscal federal de Lomas. Su caso fue mediatizado en los últimos días tras conocerse un video donde una joven, que luego denunció haber sido víctima de abuso sexual y privación ilegítima de la libertad, intentaba escaparse de un departamento en San Telmo luego de haber pasado unas horas con él.
Eguillor, a través de dos videos en vivo de Instagram, intentó "defenderse" usando frases misógicas y racistas para con la joven: le dijo "negra que quería sacarme la plata" y arguyó que "con esta babyface no necesito violar a nadie", entre otras insólitas frases que quedarán sin dudas en la memoria del periodismo y la sociedad toda que lo vio por televisión.
El martes, cuando estaba a punto de irse a Europa de vacaciones, fue aprehendido por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) prácticamente en vivo, mientras daba notas a distintos canales de televisión. Fue en el marco de otra causa que lo investiga por grooming, es decir, acoso por las redes sociales.
Una vez en fiscalía, el altanero joven insultó y amenazó a dos funcionarias judiciales, rompiéndoles en la cara una notificación: lo imputaron por amenazas y coacción y lo mandaron a pasar la noche a la alcaidía Pettinato, en lo que se constituyó como la primera noche preso de su vida. Pero esta mañana, a pesar de la oposición de la fiscal, el juez de Garantías de Lomas de Zamora Horacio Hryb dictó su inmediata libertad.
"Acá me trataron de primera, en la alcaidía del padre de Pettinato", lanzó en diálogo con la prensa local y nacional que fue a cubrir su liberación. "Me siento mal, pido disculpas si alguna persona se sintió ofendida", aclaró en referencia a los videos que lo hicieron lamentablemente famoso en estas horas, y que fueron repudiados por actrices, conductoras de TV y mujeres en general. "Me trataron de primera, me dieron de comer, el alcalde un fenómeno", lanzó el joven que vive en el barrio privado de Canning "Solar del Bosque".
Ofendido por la cercanía de los medios, Eguillor le pidió a los fotógrafos que "paren un poco" con las fotos y exigió que por la "cuestión judicial" hablen con su abogado, aunque no precisó su nombre. Aun así, se atajó ante las numerosas denuncias por acoso, grooming y abuso sexual que crecen en su contra y advirtió que "las denuncias no tienen pruebas ni van a elevarse a juicio oral", mostrando una vez más una actitud soberbia y ¿consciente? de que no llegará a sentarse en el banquillo de los acusados.
"Todo lo que dije en el video no es mi visión, estaba bajo un estrés psicológico y psiquiátrico", repitió para desligarse de los vergonzosos videos que filmó para "defenderse" y donde se jactaba de "garcharse a un millón de minas". Además, lejos del pedido de protección que hizo cuando se lo llevaban en Ezeiza -"llamen a mi vieja"-, reconoció que durante el proceso judicial al que fue sometido su madre "no apareció por ningún lado", y con voz lastimosa estimó que seguramente se vaya "a vivir solo".