domingo 24 de marzo de 2024

Revés judicial para el acusado de asesinar a su esposa y enterrarla viva en Villa Elisa

Tres testigos directos confirmaron las agresiones previas del sospechoso a la víctima. La mujer fue enterrada vida y sobre su tumba instaló el juego que utilizaron sus hijas.

0221.com.ar | Martín Soler
Por Martín Soler Redactor Judiciales
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En la primera audiencia del juicio oral para Oscar Daniel Raúl Abramo, acusado de matar a su pareja y enterrarla viva en el patio de su casa en Villa Elisa, tres testigos confirmaron los maltratos y agresiones previas del acusado hacia la víctima, Sonia Mabel Morel Escurra, de nacionalidad paraguaya. El sospechoso se llamó a silencio y permaneció la mayor parte de la audiencia mirando al suelo, resignado.

El hecho investigado por el fiscal Marcelo Romero fue descubierto el 21 de octubre de 2015 en una vivienda de calle 18 entre 422 y 424 de Villa Elisa.

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Fernando Herenú es primo hermano del acusado. Detalló que la escena del crimen está ubicada en un amplio lote con varias propiedades que habitan su madre, un hermano menor y otra libre que habitualmente se alquila.

Sostuvo bajo juramento de ley que el acusado maltrataba a la víctima y a las hijas de ella. Sonia hizo al menos una denuncia por maltrato en la Comisaría de la Mujer, pero la citación a ratificar la demanda llegó cuando ya había sido asesinada. También refirió que las nenas “estaban mal cuidadas”. “En una oportunidad (Sonia) durmió en una camioneta vieja que estaba en la calle, no tenía donde ir, ese día se habían peleado”.

Sobre el hecho que se juzga, recordó que al menos “dos o tres meses antes” del hallazgo del cuerpo, el acusado había dicho que la víctima “se fue a Paraguay”. Tras la desaparición de la mujer el acusado dejó de trabajar y se dedicó al cuidado de las niñas.

El relato del testigo da cuenta de una relación conflictiva, regada por el alcoholismo de víctima y procesado, quien es asistido por la defensora oficial .

Días antes del hallazgo del cuerpo hubo una pelea familiar que derivó en la expulsión del acusado de su casa. Lo desalojaron por la fuerza y le dejaron sus pertenencias en la calle. Durante la mudanza forzosa, el testigo junto a su hermano y un amigo, encontraron varios cuchillos muy afilados ubicados en diferentes lugares de la pequeña vivienda que habitaba el sospechoso con las tres niñas.

También reveló que Abramo tuvo conflictos con una pareja anterior a la que también maltrataba, siempre según la versión de Hereñú.

La familia se enteró del crimen tras el desalojo. Esa noche, el acusado llamó por teléfono a su padre (tío del testigo) y le dijo que había asesinado a su mujer y la había enterrado en el patio. “Oscar mató a la paraguaya y la enterró en el patio”, le comunicó su madre tía del acusado.

Sobre el final de su relato, reveló ante los jueces que él y su familia fueron blanco de amenazas de muerte, tanto por parte del acusado como de su padre.

El segundo testigo en declarar fue Andrés Hereñú, hermano del anterior y también primo del acusado. Dio una versión similar. Además detalló que fue testigo del hallazgo del cuerpo y recordó que, en vida, el acusado “le pegaba con una manguera” a la víctima.

El tercero de los testigos de la jornada fue Luis Alberto Silva expareja de la madre de los hermanos Herenú. También confirmó que había una relación de violencia y que tras la desaparición de la víctima “él (Abramo) no se despegaba ni un segundo de las nenas, no quería que nadie esté en contacto con ellas. Las nenas estaban muy apagadas, muy nerviosas, ‘éste loco algo hizo’, pensaba”.

Abramo “siempre decía que él era carnicero, siempre estaba armado con un machete o un cuchillo”, describió. También recordó que tras la desaparición de la mujer “engañó a todo el barrio, si te hablaba, te acostaba defraudó a todos, le daban plata y comida, hasta un cura lo ayudó”, recordó Silva.

En el inicio del debate, la fiscal Leila Aguilar, en su lineamiento acusatorio, sostuvo que el acusado “abusó de su condición de hombre y en desmedro del género opuesto”. La atacó a golpes y la enterró viva. La mujer murió asfixiada. Tras enterrarla, construyó un pelotero sobre su tumba, donde jugaron las hijas de la víctima.

El juicio oral está a cargo del Tribunal Oral Criminal V de La Plata integrados por Isabel Martiarena, Marmen Palacios Arias y Ezequiel Medrano.

EL CASO

Según reconstruyó el fiscal Marcelo Romero en su investigación avalada por el juez de Garantías, Pablo Raele, "en los primeros días del mes de agosto” Abramo asesinó a su pareja en el hogar de convivencia. Está acusado del delito de "homicidio doblemente calificado por el vínculo y violencia de género", cuya pena prevista es la de prisión perpetua.

En su pedido, el fiscal detalló que “aun encontrándose la víctima con vida y con la finalidad de ocultar evidencia enterró el cuerpo de la misma en el patio del mismo predio, causándole su muerte por asfixia por sofocación”.

El informe preliminar de autopsia, firmado por los doctores Andrés Lamotta, Andrea Scaroni y Natalia Alpaca, integrantes del Cuerpo Médico Forense Departamental La Plata, explicita que "el cuerpo no presenta lesiones contuso cortantes; sólo un corte superficial en la parte superior de la frente de tres centímetros de longitud y un gran hematoma en la parte izquierda de la cara, a la altura del maxilar, no siendo causales del deceso ni la herida ni el golpe", según se detalla en el expediente al que accedió 0221.com.ar.

Entre otros puntos, Romero pidió tener en cuenta la declaración de un testigo quien declaró que el detenido “golpeó salvajamente en todo el cuerpo a su mujer embarazada con un cinto sin ningún tipo de reparo por la presencia de extraños y terceros” y añadió que “era una persona celosa, y acusaba a Sonia de prostituta”.

También destacó el fiscal el hecho de que aunque Abramo les dijo a sus conocidos que Escurra se había ido a Paraguay, éste no radicó “denuncia alguna sobre averiguación de paradero”; y que de acuerdo a la Dirección Nacional de Migraciones “la víctima tenía radicación permanente en el país y no registra movimientos migratorios”.

Romero destacó “el desprecio del imputado hacia el género opuesto” y manifestó en el escrito que “la circunstancia de haber construido sobre la improvisada sepultura de su mujer un pelotero, para que jueguen los hijos de la occisa, demuestra y exhibe ­en un acto de extrema abominación y cinismo­ un repulsivo desprecio por la vida de Sonia Mabel Morel Escurra, mancillando su memoria”.

El homicidio de Escurra, de nacionalidad paraguaya, fue descubierto el 21 de octubre por la Policía Bonaerense en un terreno en el que se encuentran varias viviendas precarias, ubicado en la calle 18 y 424, de Villa Elisa, partido bonaerense de La Plata.

La pareja se había ido a vivir a ese terreno hace unos cinco meses con las tres hijas de 2, 4 y 6 años de una pareja anterior de Escurra, cuando la mujer estaba embarazada de Abramo.

Sin embargo, hacía tres meses que nadie la veía en la zona y su pareja decía a los vecinos que se había ido de viaje a Paraguay y le había dejado a las chicas y a su bebé, ya de cuatro meses, a su cuidado.

Fue un familiar del homicida que compartía parte del terreno quien sospechó que algo extraño ocurría y realizó una denuncia a la línea de emergencias 911.

Las fuentes indicaron que, en un principio el familiar dijo que sospechaba que el hombre la había asesinado, aunque luego fue citado a declarar y dijo que el mismo homicida lo había confesado.

Con esos datos, personal de Bomberos y de Policía Científica se dirigió al lugar y bajo las órdenes del fiscal Romero descubrieron que debajo del pelotero donde jugaban los niños había tierra removida.

A partir de allí, se iniciaron las tareas de excavación y detectaron que a unos 30 centímetros de profundidad de encontraba el cadáver de la mujer, que había sido enterrada viva.

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