Luego de poco más de tres meses de investigación el fiscal Marcelo Martini pidió el juicio oral para Marcelo Dobal, el albañil acusado por el crimen de la joven martillera Sabrina Luján Antonioli Ango, asesinada el pasado 23 de agosto en su casa de Barrio Hipódromo.
El sospechoso, de 24 años de edad, quedó filmado por cámaras de seguridad. Está acusado de homicidio agravado e intento de homicidio doblemente agravado, marco legal que tiene como única pena posible la prisión perpetua.
Aseguran que la suspensión del servicio que conecta a La Plata con el interior de la provincia de Buenos Aires se debe al cambio de manos del TALP.
El cuerpo de Antonioli fue hallado por su marido, el contador Juan Ignacio Plotycia, quien al regresar a la vivienda de 116 entre 32 y 33 observó rastros de sangre en el pasillo que conduce a su casa. De acuerdo con los investigadores, el joven corrió hasta la vivienda y al llegar al baño del lugar descubrió la trágica escena. De inmediato salió a la calle para pedir ayuda y en ese momento fue atacado por el albañil, quien le propinó un duro golpe en la cabeza.
Tras el ataque, el sospechoso se fugó de la escena del crimen y, cuando pudo recuperarse, Plotycia avisó a la Policía que llegó de inmediato. En ese momento se dispuso un veloz operativo de rastrillaje y los agentes lograron dar con el acusado a pocas cuadras del lugar. En 32 entre 7 y 8 policías rodearon al sospechoso, lo redujeron y pusieron a disposición de la Justicia.
El viudo y testigo observó el video de la fuga. Confirmó que las zapatillas que llevaba puesto el presunto asesino, eran de su propiedad y que el acusado las había robado tras el ataque. Además ratificó que los guantes amarillos que descartó en la huida también fueron robados: eran los que usaba su pareja asesinada para hacer la limpieza del hogar, según se desprende de la causa de la que participó la instructora judicial Julieta Simoncelli.
Uno de los aspectos centrales será el encuadre legal que disponga el juez de Garantías Guillermo Federico Atencio quien, hasta el momento, se negó a dar lugar a la agravante de alevosía, es decir, matar a traición, sobre seguro para consumar un delito o que la víctima no ofrezca resistencia.