viernes 29 de marzo de 2024

Lonas y bolsas de perro que se convierten en mochilas: el proyecto social de Swahili

El emprendimiento tiene un fin de triple impacto que incluye lo social, ambiental y económico. Su creador es platense y pretende generar consciencia sobre la importancia del reciclado y de sacar el plástico del planeta. El taller está ubicado en un barrio humilde y le dio trabajo a gente del lugar, además de que recorre varios puntos de la ciudad y el país enseñando el oficio, con el objetivo de darle una herramienta más a quienes no tienen empleo y se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.

Iván Pavelic es platense, tiene 29 años y es el creador de Swahili, una marca de productos hechos con materiales reutilizables, como mochilas, cartucheras, fundas, bolsas de supermercado y porta anteojos, entre otros. La cuenta es muy sencilla y cierra por todos lados: las bolsas de alimento para perro se utilizan un promedio de 30 días y tardan entre 500 y 1.000 años en desintegrarse, mientras que las bolsas plásticas de los supermercados se utilizan cerca de 12 minutos y tardan de 50 a 100 años. “Lo que hacemos es darle una segunda oportunidad a todo eso”, explica Iván a 0221.com.ar y agrega: “Quiero generar una fuente de trabajo en el barrio”.

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Es que claro, el nombre del emprendimiento pertenece a un dialecto africano de una aldea donde todos trabajan para la comunidad, y algo así es lo que logró hacer en La Plata y quiere expandir por el país. El taller funciona hace dos años y está ubicado estratégicamente en una zona humilde, en 179 y 530, en el barrio Los Coquitos de Melchor Romero, donde además de Iván, se encuentra Elías (es el jefe de taller), Lili y María (se encargan del corte) y Paola y Sabrina (costureras).  Asimismo, cuando llegan encargues grandes, hacen parte a gente del barrio que anteriormente participó de los talleres y pueden lograr un pequeño trabajo temporal.

El proyecto surgió en el 2013 cuando el joven encontró en lonas de publicidad y en bolsas de alimentos para perros un material resistente y que a su vez podía reutilizarse en vez de desechar. El momento fue de pura casualidad: Iván debía llevar una maqueta a la facultad, llovía y de repente vio una lona de alquiler, y como buen artesano cortó una parte y tapó su trabajo, que al llegar a su casa terminó intacto. A partir de ese momento la idea quedó en su mente y tiempo después la pudo concretar. “Siempre fui muy activista de reciclar y reutilizar, y encontré en lonas de publicidad y bolsas de alimento de perro lo mismo, que podía hacer mochilas, fundas, accesorios y reutilizaba y sacaba plástico del planeta”, contó. 

Si bien el joven abandonó la facultad (llegó a cuarto año de las carreras de Sociología y Diseño Industrial), cree que mezcló ambos estudios en su emprendimiento, donde se involucra de lleno en lo social y en la situación actual de muchos barrios que están olvidados. En su camino conoció a Elías Salles Batista, su mano derecha y lo invitó a sumarse a su proyecto. “Vengo de familia de costureros, pero no me dedicaba porque te pagan muy poco, hacía trabajos de albañilería, ayudante y carbonería y él me sacó de eso”, cuenta Elías, con una muestra de orgullo y satisfacción en su rostro. Junto a su señora Lili pasan largas horas en el taller, donde aprendieron el oficio y, como cuentan, cambiaron su economía y hoy viven de eso.

 “Todos me decían que estaba loco, que nadie lo iba a comprar, me preguntaban por qué hacía eso, que no sabía dónde me metía. Creo que me salí de la zona de confort y hoy no concibo otra idea que no sea la de ayudar; de hecho estoy tan metido en lo social que muchas veces me olvido de vender”, menciona Iván.

Dentro del proceso, una vez que llega la materia prima -que suelen donarla empresas, veterinarias y particulares- se limpia, se abre, se hace el corte y después se confecciona. También llegan pedidos especiales de empresas que con sus mismos residuos quieren productos corporativos para repartir entre sus empleados.

Como si fuese poco, el fenómeno Swahili trascendió y llegó a lugares impensados: desde la cárcel donde le enseñaron gratis el oficio a 25 internos durante dos meses, a Chaco, donde lo hicieron con un grupo de mujeres que no tenían la chance de trabajar. También el presidente Mauricio Macri en marzo de este año los recibió en la Quinta de Olivos.

Si bien recibieron varios reconocimientos a nivel local, provincial y nacional, tienen otras necesidades -y aunque no se quejen- están a la vista: el espacio que alquilan les queda chico, faltan máquinas y no tienen tarifa diferencial de luz, teniendo en cuenta el rol social del proyecto. “Una máquina más es una familia que come”, dice Elías, quien sueña en un futuro con más Swahilis en todos lados: “Vas, armás el taller y lo dejás trabajando. Queremos hacer lo mismo con otros, es feo no tener nada”.

Si bien cuentan que “hay muchas cosas lindas para hacer a futuro”, este año trataron de acomodarse en el lugar y seguir trabajando con la responsabilidad que los caracteriza. Los productos son de buena calidad y además, en el caso de las mochilas, son 95% hechas de materiales reciclables, ya que lo único ajeno son los cierres y las tiras.

Lejos de conformarse con las lonas de publicidad y las bolsas de alimentos de perros, también sumaron un elemento muy particular. Una empresa se contactó con ellos y les donó los airbag de los autos que ya no utilizaban, los cuales están hechos con un material resistente que transformaron en nuevas mochilas y porta anteojos.

Swahili habla mucho de la unidad, de trabajar todos juntos y de la inclusión. “Antes que el pibe esté en la calle la idea es traerlo acá, enseñarle y que aprenda”, agrega Iván, quien también se involucra en otras cuestiones y necesidades que sufren los vecinos del barrio. No sólo brindan talleres sino que hasta utilizaron el lugar de salita médica, donde recibieron a doctoras que atendieron gratis a la gente y a cambio ellos brindaron charlas de reciclado. “Confío y delego mucho en ellos, ojalá que me pueda ir y esto siga funcionando, que trascienda. Cuando solamente das y no esperas nada a cambio está buenísimo”, cierra Iván.

Los distintos productos están disponibles en las redes sociales de Swahili, a través de Facebook o Instagram, y también pueden comunicarse para realizar la donación de sus bolsas o lonas.

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