Paredes descascaradas, escombros, cuadros rotos y un sombrío ambiente puede apreciarse dentro de la casa del odontólogo Ricardo Barreda, lugar donde asesinó a escopetazos a su esposa Gladys McDonald (57 años), a su suegra, Elena Arreche (86), y a sus dos hijas, Cecilia (26) y Adriana (24) hace exactamente 26 años.
La casa fue abierta a principios de septiembre en el marco de la realización del documental presentado por el periodista Mauro Szeta. Por espacio de algunas horas, los presentes recorrieron cada rincón de la propiedad para registrar el lugar donde el odontólogo cometió los asesinatos.
La vieja casona se encuentra detenida en el tiempo, con un notable deterioro producto del abandono y en pleno proceso de expropiación a partir de una iniciativa para utilizarla como centro dedicado a la prevención de violencia de género.
En 1995, Barreda fue condenado a prisión perpetua. A principios de 2008 le concedieron el beneficio del arresto domiciliario por su buena conducta y por ser mayor de 70 años, revocada luego por violarla con la excusa de necesitar ir a una farmacia.
El 11 de febrero de 2011, el beneficio de prisión domiciliaria le fue devuelto. Luego de violar el arresto domiciliario en marzo de ese año, volvió a la cárcel y, al final de ese mismo mes, le fue otorgada la libertad condicional.