A paso lento, encorvado, todos los días cerca del mediodía se lo ve a Ricardo Barreda dirigiéndose al mismo bodegón. A poco de que se cumplan 26 años del cuádruple femicidio, el odontólogo sigue con su rutina lejos de la ciudad de las diagonales. Luego de la reapertura de la casona del centro platense en la que protagonizó la cacería de su esposa, suegra y sus dos hijas, fue descubierto en San Martín.
Según el relato publicado en Infobae, Barreda camina cotidianamente por la peatonal hacia la cantina Mc Lago, donde hasta le piden autógrafos y fotos. Aunque él se niega. También lo saludan los vecinos del barrio o recibe polémicas felicitaciones por los asesinatos.
Sin embargo, no todo es reconocimiento en la nueva vida del anciano de 82 años. Para en una pensión precaria y enrejada. "Barreda vive tras las rejas otra vez", ironizó uno de los vecinos que habló con ese medio.

A su vez, se mantiene con lo que cobra de una pensión del PAMI y cada tanto recibe la visita de dos amigos y de una joven que conoció en su corto paso por General Pacheco. Además, otro de los pocos lugares por los que se mueve en esa localidad del "primer cordón" del Gran Buenos Aires es el súper chino en el que hace las compras.
Un mediodía fue encontrado por una cronista de Telefe en pleno centro de San Martín y Barreda le advirtió, mientras la sostenía de un brazo con fuerza: "Dejame pasar o te voy a empujar".

Como ya contó 0221.com.ar, pese al avance en materia de género que viene atravesando e interpelando a la sociedad argentina en los últimos años, todavía hay quienes justifican la matanza que Barreda cometió de manera despiadada. "Algunos me felicitan y no es una cosa para que me feliciten. Es fuera de lugar. Yo les digo que desgraciadamente no inventé o no descubrí ninguna vacuna contra la caries. Me saludan, me piden autógrafos, se sacan fotos conmigo. Todo eso hace que me sienta muy mortificado", expresó Barreda hace un tiempo.

Sin embargo, no da el brazo a torcer en su lucha por recuperar la vieja casona de calle 48 entre 11 y 12, hoy con moho en las paredes, telarañas por doquier y restos de escombros por todos lados. "Recorrí muchísimas escenas del crimen, pero la diferencia con este caso fue que el lugar parecía detenido en el tiempo”, aseguró el periodista Mauro Szeta a este portal, luego de su recorrida por la vivienda del horror.
Fotos: Infobae